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Siempre es un privilegio trabajar con El Público

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Reveló Fernando Hechavarría a propósito de su personaje en la obra Réquiem por Yarini que actualmente se encuentra en cartelera en el teatro Trianón durante todo el mes de julio

Por Maya Quiroga

Gran acogida por parte de los espectadores ha tenido el estreno de Réquiem por Yarini, a cargo de Teatro El Público, bajo la guía del maestro Carlos Díaz, Premio Nacional de Teatro, a partir de la versión de Norge Espinosa Mendoza. Acerca de la traer de vuelta a las tablas este clásico de la dramaturgia cubana de todos los tiempos comentó el primer actor Fernando Hechavarría:

“Hay muchas cosas hermosas que hablar sobre la puesta de Yarini, pero yo pondría en primer orden el hecho de que creo que es el momento ideal para recuperar el gran teatro, los grandes clásicos cubanos, darle esa tónica: muchas generaciones no lo tienen como referente y esta va a ser la oportunidad, contextualizada por demás, de que los jóvenes la vean”.

El actor destacó que “en un momento de pérdida de valores, preocupantes y alarmantes, la sociedad tiene que gritar rápido, alto y duro, sobre ese tema y pienso que Réquiem por Yarini es un elemento vital en eso”.

En su opinión “la puesta es fabulosa y muy hermosa. Estoy seguro de que va a ser un hito en el teatro cubano actual”. Agradeció a todos los que, de una forma u otra, han contribuido con el estreno de la obra en medio de las difíciles condiciones económicas que atraviesa la nación.

“El país no está en condiciones de erogar la cantidad de dinero extraordinaria que puede llevar una superproducción. Aunque los recursos con que se ha hecho sean bastante pedestres, en la manera en que se han usado está la inteligencia del artista, del creador”, dijo refiriéndose a la labor del diseñador de vestuario Vladimir Cuenca (junto con el de Cris Cris y Ana Rojas), quien utilizó sabiamente las reservas de puestas anteriores de la compañía.

Por otra parte, resaltó el hecho de que se unan en escena varias generaciones de actores, casi 50, en varios elencos. En su caso encarna el papel de la Dama del Velo. Sobresalen también, en ese rol, la maestra Verónica Lynn, Premio Nacional de Teatro, y Freddy Maragoto, uno de los emblemáticos actores de Teatro de Las Estaciones de Matanzas.

“Cuando Carlos me llamó y me dijo que iba a doblar el personaje con Verónica, le respondí que esa ya era una razón suficiente para formar parte de la obra. Estar bajo la sombra de Verónica es algo fabuloso. Ella es un ser de luz. Es una mujer de unas potencialidades increíbles. Con sus 93 años nos pasa por arriba a todos nosotros y nos deja boqueando. Tiene una capacidad de creación y de actualidad, en todos los sentidos: humano, artístico, conceptual. Es un ser extraordinario”.

Acerca de su personaje explicó que es muy complicado: “La Dama del velo es un símbolo, no es un ser humano. Pero tiene que ser corpóreo, porque de lo contrario no se vería en escena. Verónica fue quien nos dio el alumbrón sobre por qué camino debía ir y qué derrotero debía tomar ese personaje. Le agradezco infinitamente su presencia en El Público y su existencia en el teatro cubano, pero además todo el apoyo, toda la lucidez con que nos ha guiado en ese sentido”.

Confesó que para él constituye un enorme placer trabajar nuevamente bajo la égida de Díaz: “Para mí, siempre es un privilegio. Siempre es una fiesta, en el buen sentido de la palabra. Honestamente, uno sabe que está haciendo algo. Uno siente que hay un proceso creativo ahí que es hermoso y que amerita todos los sufrimientos, las carencias, las desilusiones momentáneas porque, al final, sabemos que el arte va a triunfar por encima de todas las adversidades”, concluyó Hechavarría.

Réquiem por Yarini, obra de la autoría de Carlos Felipe, estará en la cartelera del teatro Trianón durante todos los fines de semana de julio y regresará en el mes septiembre.

Como novedad, la soprano Bárbara Llanes se encargó de componer la música original. La escenografía corrió a cargo de Yansel Medina. De la asesoría folklórica y dramatúrgica se encargó Fabián Suárez y el diseño del cartel corresponde a Roberto Ramos Mori.

Foto May Reguera