Sandra Ramy: revisión a las valoraciones sobre sus obras

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“Felicidades, Sandra en tu día

Qué lo pases con sana alegría.

Muchos años de paz y armonía.

¡Felicidad! ¡Felicidad! ¡Felicidad!

Tomo aire y soplo (…)

como cuando sopla una vela de cumpleaños…”

Por Victor Cabrera Soriano

Este 7 de julio la danza de Cuba celebró el cumpleaños de Sandra Ramy Aparicio, una de las figuras más singulares y persistentes del espectro contemporáneo del arte en la Isla. Nacida en La Habana en 1976, egresó de la Escuela Nacional de Artes en 1994 y hatala la actualidad, ha desarrollado una carrera multifacética como coreógrafa, bailarina, profesora y curadora de arte.

Sandra Ramy es reconocida por sus trabajos fuera y dentro de Cuba, desde hace aproximadamente dos décadas. Como directora de Persona Colectivo, lo ha consolidado como un referente en la escena cubana en la actualidad. Su trayectoria, centrada en la hibridación y trasmutaciones entre lenguajes escénicos, genera un corpus de valoraciones críticas tan diverso como su propia obra.

En este texto me he propuesto revisar algunas de esas apreciaciones a su original genio creativo. Veamos a qué concenso y diferencias ha llegado algunos colegas al intentar evaluar el alcance de su legado, en la danza cubana. Y para apoyar el valor que Sandra Ramy amontona, para la escena nacional, notemos las reflexiones de Adriana Álvarez, joven danzóloga y última, en trabajar sobre la trayectoria de Sandra Ramy, para su tesis de pregrado:

«El análisis de la poética de Sandra Ramy, no solo permitirá integrar su obra en un contexto histórico específico, también reconocerá su contribución al panorama de la danza escénica cubana. Sandra ha trascendido las fronteras entre el teatro y la danza, con obras que reflejan su compromiso con el diálogo abierto frente a los problemas críticos del ser humano y el reconocimiento del otro». (Aproximación a la poética de la coreógrafa Sandra Ramy , 2024.

En 2023, el Dr. Noel Bonilla Chongo refería grandes halagos a la creadora:

«Ella (…) dentro la escena coreográfica cubana (…) viene singularizando con voz firme la dinámica de su danzar, merece nuestros francos elogios. Y hablo (…) en tanto danzante que procurara ser (…) creadora de su propia materia gestual (…)». (Sandra Ramy en la singularidad de su danzar)

La experimentación y la poética del cuerpo en la obra de Sandra Ramy

Un rasgo evidente en los análisis sobre Ramy y su cosmos creativo, es su apuesta por la experimentación. Varios autores coinciden en que su trabajo se caracteriza por una constante búsqueda de nuevos dispositivos escénicos, donde la danza-teatro, el performance y la instalación dialogan sin jerarquías.

«Se subraya en Ramy, una inclinación a desestructurar los límites disciplinares, generando espacios de creación colectiva transdisciplinaria, que propicien la mutación de lo convencional a lo propio. Estos préstamos que pide Ramy, pueden venir desde otras expresiones del arte, o bien de las ciencias de lo cotidiano. Su obra se nutre de la complejidad de las dinámicas sociales y del encuentro con lo subjetivo en la comunicación, lo que le otorga una dimensión filosófica y estética a su trabajo.” (Alvarez, 2024)

Estas características le fueron reconocida hace más de una década, donde llamaba la atención de los espectadores y de la prensa, por ocupar una forma de exploración/proyección diferente en el escenario. En 2014, con motivo del estreno de la pieza ¿De qué está hecha tu casa?, se pudo leer las siguientes líneas en el periódico Granma “Una vez más, Sandra Ramy apuesta por la exploración en terrenos poco visitados por la danza contemporánea”.

En esa ocasión, como se hace habitual cuando se habla de Sandra Ramy, los medios también reconocieron las fuertes alianzas que la coreógrafa genera con otros creadores cubanos: “La obra se apuntala con la música original del excelente compositor Abel Omar Pérez, eterno colaborador de esta creadora; mientras que los diseños de vestuario y escenografía corren a cargo de la joven diseñadora Yamara Arcia”. (Granma, 2014)

Otra de las opiniones compartidas, en torno a las partituras de Ramy, habla de un marcado interés por el cuerpo como eje de significación. La crítica especializada destaca cómo Sandra Ramy explora la fiscalidad desde la fragmentación y la conciencia corporal, evitando el “moverse por moverse”; pues apuesta por una traducción poética de ideas y emociones al movimiento.

Al parecer, existe en la creadora una tendencia a la introspección física y simbólica, que es vista como una de sus principales aportaciones a la escena cubana y también es una de las facetas que la propia Sandra ve interesante:

“La ‘traducción’ al cuerpo (…) en movimiento y acción, es un asunto que despierta mi curiosidad. A través de la ‘traducción’ todos los aspectos no visibles de nuestra estructura individual y social pueden ser materializados poéticamente. (..) el arte no es sino eso, la transportación de una idea, o una impresión, o un hallazgo, a un nuevo territorio, o al menos, sino nuevo, ‘otro’. Encontrar los mecanismos adecuados a cada tema, ponerlos a la disposición de la creación y que sean los justos es, podría decirse, objeto de mi insistencia”. (Bonilla, 2023)

En la mayoría de los textos, que he seleccionado para llegar a las conclusiones que aquí expongo, se identifica una tensión productiva entre la subjetividad del intérprete y la dimensión colectiva de la escena. Algunos títulos como Sacre y Detrás de nadie, se realzan por los críticos, dada su capacidad de articular experiencias individuales dentro de una dramaturgia que interpela a la comunidad, ya sea a través de la presencia de espejos, la multiplicidad de voces o la integración de intérpretes de diversas disciplinas.

Todos estos, recursos centrados por Ramy en el ojo del espectador, que recibirá la carga sensitiva que propone, pues en ella “cada proceso abre un espacio de cuestión y de prueba. Generar siempre un contexto donde de manera total todos los participantes se involucren y participen despiertos, es su deseo”. (Bonilla, 2023). Nos queda claro que a Sandra Ramy “no le interesa tanto lo que pasa después, sino lo que, en ese instante, el evento teatral, hace con todos los presentes”.

Ramy y la relación con el público: tensiones en la recepción de su obra

Pero no todas son conexiones. Cuando de criterios se trata y sobre una creadora tan versátil como Sandra Ramy, todas las partes no pueden estar de acuerdo. Y es que, dentro de sus formas de componer se esconden algunos códigos que muchos han definido como “laberintos” o “misticismos” creativos.

Así, mientras algunos celebran la “anti-estructura” de sus obras como una virtud, resaltando su capacidad para eludir fórmulas y reinventarse en cada proceso creativo; otros, sin embargo, advierten que esta tendencia puede dificultar la identificación de una línea temática o formal continua en su trayectoria, lo que obliga a analizar cada obra como un universo autónomo.

Dada esta pluralidad que todos hemos percibido en la carrera de Sandra Ramy, también se han generado divergencias en cuanto a las relaciones que establece mediante sus piezas con el público:

En este dicotómico caso encontraremos ciertas valoraciones, que enfatizan la conexión emocional que Ramy logra con el espectador, creando “momentos mágicos” de colaboración entre escena y público. Pero otros textos sugieren que la densidad simbólica y la fragmentación de sus propuestas pueden resultar desafiantes para audiencias menos familiarizadas con la danza contemporánea, especialmente en piezas de fuerte carga conceptual.

En cualquier caso, podemos ver criterios de varios públicos y todos han recibido mensajes, información y cifrados diferentes con las creaciones de Sandra. Por ejemplo, la periodista Mery Delgado escribió sobre su experiencia como espectadora de la creación de Ramy, Yilliam de Bala coming soon:

“La información visual que genera, los detalles de los cuerpos en movimiento, sus gestualidades faciales han ido precisándose en cada nueva función, la propuesta de Sandra Ramy ha ido creciendo con el tiempo, y siempre es muy agradecida…. No basta, y de eso estoy segura, verla una sola vez.” (El momento mágico de Sandra Ramy, 2016)

Volvemos a la confluencia de criterios con el reconocimiento a Sandra Ramy, por del uso inteligente de recursos tecnológicos en sus montajes. En este aspecto se matiza porque para la creadora, la tecnología nunca es un fin en sí mismo, sino un instrumento al servicio de la reflexión escénica. Y se hace necesaria la aclaración, pues las técnicas digitales u otros dispositivos, en las composiciones de Ramy, no se relacionan con espectacularidad visual para opacar la búsqueda de sentido:

“La directora del Colectivo Persona ve posibilidades infinitas en el uso de las nuevas tecnologías, siempre que los artistas tengan claro cuál es el propósito, y de qué manera estas tecnologías sirven como instrumento para un discurso; así es que realmente se validan.” (Delgado, 2016)

Mientras hacia este bosquejo, por las visitas y revisitas a sus creaciones, pude notar que, sin dudas, Sandra Ramy ha emergido como creadora sin ataduras a lo definido en el espectro del arte escénico cubano. Además, ha sido abordada como “una artista cuya obra desafía las definiciones fáciles y que ha sabido problematizar la teatralidad para expandir los límites de la danza contemporánea cubana”, mérito que no ha sido gratuito después de tantos años de éxito.

Es por ello que Sandra Ramy ha sido galardonada con el Premio Villanueva de la Crítica Especializada en varias ocasiones: Detrás de nadie (2005), Yilliam de Bala coming soon (2015) y Sacre (2022). Ella es una potente fábrica escénica cuyo motor impulsor está en la tensión entre la primicia constante y la ausencia de una línea formal definida para conectar sus creaciones. Así, Ramy consolida un legado que desafía el tiempo haciendo de nuestros sentidos, su territorio más fértil.

En portada: Sandra Ramy en Detrás de nadie, Premio Villanueva de la Crítica en 2005.