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Recuento de un Festival en Holguín o cuando el teatro es siempre joven

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Esta edición destacó por la variedad y calidad de las propuestas que acercaron al público holguinero al trabajo de colectivos referenciales

Por Erian Peña Pupo

Fotos Roberto Carlos García Ramos

El Festival Nacional de Teatro Joven, organizado por la filial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y el Consejo Provincial de las Artes Escénicas, regresó a la ciudad de Holguín del 22 al 24 de marzo. Cercano en la memoria del público, pues su pasada edición se realizó en septiembre, esta cita en la que confluyen tendencias y poéticas de la escena cubana actual, junto a un encuentro teórico y presentaciones literarias, retomó su fecha habitual y estuvo dedicada a los aniversarios 30 y 25 de Teatro de Las Estaciones, de Matanzas, y a Teatro Tuyo, respectivamente; así como a los 85 del Teatro Eddy Suñol, que ha acogido buena parte de las presentaciones durante las catorce ediciones del evento.

Ambas compañías homenajeadas, entre los más reconocidos exponentes de la escena cubana, estuvieron presentes: Las Estaciones, dirigida por Rubén Darío Salazar, presentó Flores de Carolina y Ajonjolí, una sugerente puesta que explora las posibilidades escénicas del clown y que enfatiza en la importancia del cuidado al adulto mayor como metáfora de las tradiciones y el legado. Este homenaje a la escritora cubana Dora Alonso fue interpretada por Iris Mantilla y Alejandro García. Los diseños de Zenén Calero, merecedor del Premio Nacional de Teatro 2022 junto a Rubén Darío y que definen la estética visual de Las Estaciones, se basan en la obra del artista Arístides Hernández (Ares).

Por su parte, el colectivo dirigido por Ernesto Parra, presentó Charivari, esta vez con estudiantes de la Escuela Nacional de Clown, surgida de las experiencias de Teatro Tuyo. En el programa encontramos, además Este tren llamado Deseo, rescritura del clásico de Tennessee Williams con guiños al filme homónimo de Elia Kazan, por Rumbo Teatro, de Pinar del Río, con texto de Iran Capote, quien es su director artístico, y dirección de Aliosha Pérez; El baracutey. Otro bufo cubano, puesta en escena de El Portazo, de Matanzas, con dirección artística de Williams Quintana; y Payasoñar, propuesta del Teatro Guiñol de Holguín –único colectivo local con obra presentada en el Festival– con dirección artística de Ernesto Parra, a partir de un anterior montaje realizado por Dania Agüero.

Se presentaron en la última jornada: fronteraS.A., de Teatro sobre el camino, de Villa Clara, un unipersonal de 50 minutos dirigido por Rafael Martínez y representado por Elizabeth Aguilera Fariñas; y Ofelia, del santiaguero Grupo de Experimentación Escénica La Caja Negra, dirigida por Juan Edilberto Sosa y basada en Máquinahamlet, del dramaturgo Heiner Müller, uno de los adalides del teatro posdramático y de cuyos presupuestos bebe esta puesta en escena merecedora del Premio Aire Frío a Puesta en escena.

Esta edición destacó por la variedad y calidad de las propuestas que acercaron al público holguinero –ávido de teatro en una ciudad sin grupos dramáticos activos y con pocas presentaciones– al trabajo de colectivos referenciales como Las Estaciones y Tuyo, y otros más jóvenes, pero igualmente interesantes y necesarios a la hora de cartografiar –algo que en algún momento logró con mayor profundidad en propio Festival– la escena nacional.

El conversatorio sobre Teatro de Las Estaciones, realizado en el Café de la AHS por Rubén Darío Salazar, acercó al público a la estética de esta multipremiada agrupación; mientras la presentación de Blanco, de Nelson Beatón, libro publicado por Alarcos Casa Editorial y merecedor del Premio de Dramaturgia para Niños y de Títeres Dora Alonso, sumó el añadido literario a una edición en la que se extrañó un mayor y más sostenido programa teórico que fuera, como en otros años, a la par de las presentaciones escénicas (incluso el acostumbrado encuentro y debate entre colectivos e invitados terminó sin realizarse).

Aunque Palco 13, el boletín de crítica que ha caracterizado también al Festival, mantuvo su circulación los días del evento, aunque esta vez solo digital, con firmas de autores como José Rojas Bez y Lino E. Ernesto Verdecia Calunga, sumando varias miradas más jóvenes.

Por otra parte, la coincidencia con la Feria Internacional del Libro en Holguín cargó el calendario cultural (y mediático) en la ciudad y si bien existe un público que prioriza las manifestaciones escénicas, no son saludables jornadas tan cargadas para otras con apenas susurros. Aun así –como recordó Yasser Velázquez, su organizador– resulta una proeza mantenerlo con este empuje y su concreción responde, en buena medida, al apoyo institucional del Consejo y la Dirección Provincial de Cultura, así como al ímpetu de las compañías y los creadores que, a pesar de diferentes adversidades de la cotidianidad, siguen apostando por la creación escénica y por la magia de la interacción con el público, como demostraron las recientes jornadas del XIV Festival Nacional de Teatro Joven en Holguín.

En portada: El  Teatro Guiñol de Holguín con la obra Payasoñar. Foto Roberto Carlos García Ramos.