Search
Close this search box.

ODA A LA ALEGRÍA SEGÚN TEATRO TUYO

image_pdfimage_print

Por Indira R. Ruiz / Foto Cortesía Teatro Tuyo

Las expectativas son tan grandes como el nombre de la obra; se alimentan de los recuerdos que dejaron los de Teatro Tuyo con Narices, Caminantes, Gris, Caras Blancas, Superbandaclown, sólo puede ser entonces algo muy grande y musical, algo así como un gran desenfreno teatral. El estreno tuvo lugar en marzo, cercano a los días del Tercer Taller Internacional de Payasos, también organizado por el grupo desde el Centro Cultural Teatro Tuyo, y sirvió a su vez como obra de apertura al evento donde se dieron cita payasos y grupos de toda Cuba y de varios países latinoamericanos.

El espacio escénico es el mismo escenario donde varios músicos se preparan para hacer un ensayo. Mientras afinan sus instrumentos frente a sus atriles de parrilla de refrigerador esperan la llegada del Gran Maestro. En su lugar, el arribo de una carta con la noticia de la muerte del esperado –y temido- director será el detonante de esta fiesta musical, donde cada uno de los personajes tomará literalmente la batuta para dirigir al resto de sus colegas en la tarea de interpretar la Oda a la Alegría de la Novena Sinfonía de Beethoven. La melodía servirá como leit motiv a lo largo de la obra dando lugar a situaciones divertidas, donde el clásico de Beethoven derivará, de la mano de cada uno de los “directores”, en melodías cubanas populares como Lágrimas Negras, Chan chan, El manisero, o una pegajosa conga, todas pertenecientes al repertorio de los clásicos populares cubanos.

El vestuario diseñado enteramente en blanco y negro, remeda los trajes de gala utilizados por músicos concertistas con el objetivo de focalizar sus instrumentos. Sin embargo, la utilización del color blanco de manera predominante aporta visibilidad a la vez que luminosidad a los cuerpos de los ejecutantes, además de la presencia escénica resaltada en sí por el alto contraste que aporta esta combinación de colores. Interesa al director Ernesto Parra, más que resaltar los instrumentos, ponderar la imagen de los ejecutantes, por esto Superbandaclown es ante todo un concierto humanista y las peripecias que componen la trama abordan la primigenia naturaleza del hombre y apelan a su sentido de confraternidad para el desenlace. El lenguaje, además de musical por elección, se apoya en elementos visuales como el colorido de las partituras que irán cambiando según el instrumentista que guíe al grupo musical en cada momento; esta es otra de las apuestas por el minimalismo expresivo y la sencillez dentro de la puesta.

facebookLa iluminación no se convierte en un elemento extrañante. Con pequeñas variaciones de intensidad únicamente en el inicio y el cierre de la función, la luz plana persigue sólo iluminar el ensayo a la manera de un clásico ensayo musical. Parra prefiere convertir las luces en elemento inmóvil dentro de la puesta, sin perseguir con ella efectos otros, y resaltar así también las ejecuciones de los actores.

Sumemos a todo esto que la visualidad y espíritu de la puesta corresponden a una estética completamente nueva a Teatro Tuyo, pues Ernesto Parra se ha trazado junto a su grupo una estrategia para desandar caminos diferentes en cada entrega. Hay en Superbandaclown elementos de las obras anteriores y a la vez casi nada. Los payasos Tuyos conservan en esencia sus personajes, pero les añaden nuevas facetas en cada obra diferente; ahora la musical, y valga aclarar que no se trata de un remedo de música. Como si habláramos de un grupo enteramente nuevo, Ernesto Parra ha exigido el máximo de sus actores en cuanto al dominio de instrumentos como la trompeta, la flauta o el tres, además de percusión y voz. Instrumentos que llegan a ser ejecutados con destreza sobre el escenario y que dan cuenta de un trabajo muy comprometido e investigativo por parte de los Tuyos.

Tras ensayar casi todas las posibilidades, donde cada músico impone a sus compañeros una determinada melodía, y casi les obliga, dentro de la ficción teatral a seguirles en la interpretación de temas cubanos, se devela el secreto: sólo en la unión de todos se encuentra el éxito final de la empresa. Únicamente cuando las partituras que se lean sean de todos los colores, se logra la interpretación óptima de la Oda a la Alegría. Esta melodía ejecutada por el coro de voces lleva en sí el doble significado de fraternidad entre los hombres como género humano y el de estos personajes en particular, quienes nos han permitido como público presenciar el camino de su crecimiento fraternal.

Se trata de una obra de madurez, una obra grupal donde cada detalle visual y de ejecución ha sido cuidado al máximo, buscando la limpieza y la claridad de las composiciones escénicas. Realzado en varias ocasiones, el trabajo sobre el arte del clown de Teatro Tuyo resulta único en el panorama cubano.

Ernesto Parra ha rescatado y dignificado este arte tan maltratado por las incontables fiestas de cumpleaños y espectáculos de variedades que no hacen sino repetir gags trasnochados provocando la aversión en no pocos niños y adultos. En sus manos el payaso retoma la dignidad del actor; sus espectáculos apuestan por una dramaturgia firme y el entramado dramático cuenta con personajes en toda la hondura de la palabra, quienes lanzados contra situaciones adversas, sacan de la manga su único truco, su humanidad y su ternura para lograr como fin último el de su felicidad.