Por Víctor Cabrera Soriano
Por estos días Cienfuegos se convirtió en el circuito más teatral no solo de Cuba, sino también de la región hispanohablante de América. Con el recién concluido Festival del Monólogo Latinoamericano (FML), La Perla del Sur asistió al empeño de sus artistas, promotores y gestores culturales; así como el compromiso del colectivo de trabajo del Teatro Tomás Terry con el evento que allí se realiza hace más de 20 años.
En la escena del Terry se cerraron los telones este 2 de marzo, para marcar el final del Monólogo Latinoamericano, después de una intensa programación que incluyó 12 puestas en escena, exposiciones fotográficas, talleres prácticos y conferencias. La gala de clausura estuvo dedicada a los 135 años del Teatro y fue protagonizada por Roberto Novo y la Compañía de Teatro Musical Infantil Abrakadabra, única agrupación de su tipo en el territorio.
Un tributo a la excelencia
Rubén Darío Salazar y Zenén Calero fueron merecedores del Premio Terry 2025, una distinción que reconoce a artistas que han dejado una huella significativa en la escena cubana. Del mismo modo, la Dirección Provincial de Cultura de Cienfuegos se sumó a los reconocimientos y entregó La Roseta de la Ciudad a ambos creadores.
Sobre la estancia en Cienfuegos y su vínculo con el Terry, los artistas premiados expresaron:
Llegar a Cienfuegos es siempre un placer inmenso. Esta es una ciudad bella, tanto por la belleza plástica que tiene como por la afable acogida de sus habitantes y el afecto de nuestros anfitriones en el Terry, dijo Calero.
Para Rubén Darío Salazar, pisar el escenario del Terry lo transporta a sus inicios, ya que allí hizo su presentación para graduarse del Instituto Superior de Arte. Por eso, para él, ese escenario “es un sitio especial”. Refiriéndose al coliseo, Rubén expuso:
Este teatro tiene una historia potente. De aquí son los Martínez Casado, es Álvaro Suárez del Villar. Aquí se ha creado una tradición, un amor, una fe y pasión por el teatro que se refleja en cada presentación que se hace.
Colaterales del Monólogo
Esta fue la VI edición del festejo teatral del monólogo de Latinoamérica y no tuvo carácter competitivo, pero algunas instituciones se sumaron para entregar premios colaterales. La Asociación Hermanos Sáiz de Cienfuegos entregó por primera vez el Premio Surescena Joven a Diana Laura Rubio Gradaille, en la categoría Mejor Actriz Joven del FML, por su interpretación en el unipersonal Me llamaban Tula. La pieza resultó ser la favorita del público y se alzó también con el premio de la popularidad.
Me llamaban Tula fue un punto de partida para la carrera actoral de la joven cienfueguera. La puesta en escena es una revisitación a la convulsa vida de nuestra poetisa nacional. Actriz y director han declarado a la prensa, que la obra fue creada especialmente para que Diana se graduara de la Escuela Profesional de Arte de Villa Clara.
«La idea surge de mi interés por Gertrudis Gómez de Avellaneda mientras el maestro Rafael González impartía sus clases de Historia del Teatro Cubano. Le hice la propuesta de hacer un monólogo con este tema y comenzamos a trabajar a partir de algunas investigaciones que él había hecho en el pasado sobre la escritora”, comentó la intérprete.
Al mismo tiempo, la AHS sureña acordó entregar una mención especial a la actriz Lissandra Hechavarría Hurtado, de la compañía teatral Gestus, de Santiago de Cuba. La decisión fue tomada a partir del reconocimiento a su destacado trabajo en la obra Omiyiero o Remolino de las Aguas, bajo la dirección de Nelly María Rosales. La presentación de Lissandra significó una suerte de encarnamiento de una artista sin límites como lo fue La Lupe.
Ambas obras capturaron la atención del público gracias a su temática liberadora y apasionada, que abogaba por el empoderamiento femenino de manera contundente. La representación de mujeres fuertes y decididas resonó profundamente entre las audiencias, inspirando reflexiones sobre la igualdad de género. Además, su impacto cultural perdura al promover un cambio social positivo y alentar a las mujeres a tomar el control de sus propias vidas.
Por su parte, la Unión de Escritores y Artistas de Cienfuegos entregó un reconocimiento a Fronteras SA, de la compañía villaclareña Teatro Sobre el Camino. Al mismo tiempo, la Dirección Provincial de Casas de Cultura concedió su premio a Favez, del grupo Kilómetro Cero, de La Habana. Las piezas mencionadas fueron bien recibidas por el público gracias a la grandeza actoral de sus intérpretes, dramaturgia legible y tajante tratamiento a temas sociales en búsqueda de la conciencia y nuevas visiones que se aparten de los prejuicios.
Punto y a(parte)
Las conferencias del Festival abordaron temas de relevancia de las artes escénicas en la actualidad cubana e internacional. Como parte del evento teórico, varias personalidades del teatro de nuestro país brindaron sus enseñanzas.
En las cuatro jornadas del encuentro se impartieron clases prácticas a cargo del maestro Antonio Ramón (Lolo) Ojeda Pozo, para estudiantes de las academias y aficionados al teatro. Igualmente, durante los intermedios, en las funciones del Terry, se habilitaron espacio de intercambio entre artistas y público. Destacó la presencia de Vivian Martínez Tabares, directora del Departamento de Teatro de Casa de las Américas, que presentó el numero 113 de la revista Conjunto.
A la cita teatral acudieron invitados desde distintos países como México, Costa Rica y Uruguay. La participación extranjera en FML ha sido vital para el reconocimiento del movimiento de teatro del país. Así figura como medidor de conocimientos entre actores de toda la región. Dentro del repertorio de obras foráneas destacó Diciembre, representante de Uruguay. La pieza abordó la desaparición de personas durante las dictaduras militares en América Latina.
La evolución del monólogo en la región ha resultado significativa y ha sido un proceso de experimentación continua. En las últimas décadas ha ganado expresión por ser una expresión de colectivos en crecimiento, con pocos recursos o de las carreras de actores en solitario. En la reciente edición del FML fue evidente cómo los intérpretes, directores y dramaturgos fueron capaces de captar la atención de los exportadores a través de una exploración a fondo de sus personajes.
En portada: Diana Laura Rubio en Me llamaban Tula. Foto Daniela Rocío Barrios Rodríguez.