Por Ulises Rodríguez Febles
Nace esta sala de teatro, que hace años se está engendrando, con el nombre de Pedro Vera González Quevedo, y se bautiza con su nombre el día en que cumpliría 71 años. Hermoso homenaje, al hombre que de alguna manera le seguirá faltando a Unión de Reyes, el que sembró el teatro, en sus instituciones, el que sembro en las calles actores de diferentes generaciones, y obras del repertorio cubano y universal.
El hombre que como el bibliotecario de Alejandría, levantó anaqueles de sabiduría no solo teatral, sino para dialogar con todas las artes, el que fue un poco sus personajes, y también un patriarca del teatro, con su cuerpo inmenso, y su voz potente.
Esta sala, nos recordará que el teatro debe seguir vivo, para continuar una tradición del siglo XIX, nos recordará que Pedro, fue un soñador, pero tambien alguien que concretó cosas, un grupo, espacios, eventos, que contribuyó a que Abelardo Estorino, estuviera vivo en su pueblo natal, y que incluso cuando no estaba, siguiera, como un poema, que se debe seguir escuchando, de luz y sensibilidad, de belleza e inteligencia, entre los vericuetos de ña calle, más allá de los portales y las ventanas.
Por Pedro, la gente venía a ver este pueblo de provincias, como lo definió en sus textos Estorino, y también propició que a veces Unión fuera más importante que Matanzas; por Pedro, Unión se unió a las raices de Latinoamérica y a la vieja Europa, que Barba, Brecth y Grotoski, llegaran a estar espiritualmente en la escena, que también fueran maestros, que nos acompañarán con sus enseñanzas, en libros, videos, o la reinvención de Pedro.
Pedro es un símbolo de Unión, que se conecta con Cuba y el mundo, y que esta sala, propiciará, como el árbol que da sombra o como la memoria, que alimenta, si se ejercita, con un escenario vivo.
Fue maestro y amigo de muchos, modeló la vida y la creación de muchos, y sin dudas, Unión será otro, sin él.
Tuvo la calma cristiana y la turbulencia socialista, la luz en los ojos, el amor en el corazón.
La sala Pedro Vera, debe ser una semilla. Las semillas cuando se cuidan, prosperan. Las semillas, hacen que prospere la vida, que sirva a otros, que alimente, que proteja, que fortalezca el espíritu y la razón, los músculos del alma y el cerebro, la identidad de la nación, reunida en la patria que conforma el pueblo.
Aquí estás, Pedro, en esta sala, en este pueblo, en esta nación, para continuar construyendo el teatro.
Foto Liusmar Borroto Perez