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Palabras De Agradecimiento De Los Condecorados De La Danza Cubana

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Texto leído por el Dr. Ismael S. Albelo con motivo de la entrega de la Orden Félix Varela, Medalla Alejo Carpentier y la Distinción por la Cultura Nacional

Buenas tardes:

Hace exactamente 25 años que un reducido grupo encabezado por el maestro Ramiro Guerra inició la celebración al nivel de país del Día Internacional de la Danza, el 29 de abril de 1994. Y coincidente con la fecha de los danzantes del mundo recibimos hoy 30 artistas, críticos e investigadores de las Artes Escénicas la Orden Félix Varela, la Medalla Alejo Carpentier y la Distinción por la Cultura Nacional.

Esta coincidencia no resulta fortuita. Nuestro pueblo hace danza cuando habla, cuando camina, cuando gesticula, cuando sufre un fracaso, cuando obtiene una victoria. En la escena, es evidente la danza en bailarines y coreógrafos, pero también los actores y directores bailan con sus gestos y palabras, los críticos e investigadores danzan con sus metáforas y aportaciones, los maestros con sus enseñanzas. Como buenos cubanos –metafórica y realmente– ¡todos bailamos!

La máxima martiana “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz” signa el camino de los que hoy recibimos estas condecoraciones, ninguno ha dedicado años de su vida a la cultura y al arte con el fin de distinciones, medallas u órdenes, aunque la recibimos con gran satisfacción porque son el reconocimiento a ese tiempo entregado al mejoramiento humano, a través de las bellas formas del ingenio de este pueblo, cuya rica tradición cultural fue validada solo luego que en 1959 llegara a todos con su verdadero valor y trascendencia.

Es ese valor y esa trascendencia de nuestra cultura lo que nos obliga, como hasta ahora, a valorar y validar lo que hoy hacemos en aras de la continuidad, sin que esta signifique anquilosamiento, apertrecharse en lo caduco del pasado o despreciar los cambios que la sociedad y la cultura exigen hoy.

“Cambiar todo lo que debe ser cambiado” es uno de los principios que nuestro guía indiscutible incluyera en su definición de Revolución, y es a nosotros. También a los muchos trabajadores de la cultura, a quienes nos corresponde estar claros de la cultura que nos interesa preservar y desarrollar, mirarla con lentes de hoy pero no confundirnos con las pseudoculturas que nos imponen los medios de comunicación, los estereotipos para complacer al turista, las maniqueas imágenes de antaño que desvirtuaron la verdadera cultura cubana Toda, no la de una sola imagen sino la del “ajiaco” que somos, como calificara Don Fernando Ortiz.

Cultura es vida, es arte, es pueblo, ese pueblo al que educamos con nuestros respectivos empeños, pero como pidió Luz y Caballero, siendo un “evangelio vivo”. No basta con ser excelente bailarín, maravilloso mimo o exitoso director si no nos mostramos excelentes, maravillosos, exitosos. Nuestra imagen y trayectoria es también fuente de cultura, referente de enseñanza para ese pueblo que nos reconoce en la calle, que nos felicita a la salida del teatro, que lee nuestros trabajos, con el que compartimos la cola de la guagua o la espera en el policlínico. Eso complementa la labor cultural por la que hoy somos condecorados.

Los tiempos actuales son complejos y debemos desarrollar estrategias que, sin olvidar nuestro patrimonio cultural, nos coloquen en el tercer milenio que vivimos. El talento no se fabrica, se potencia; si no tenemos luces led, tenemos la inventiva, ¡que esa nos sobra!; debemos sustituir migración por colaboración; no promover por edades, razas, géneros u otras diferencias sino por Aptitud y compromiso, ¡que esto no debe faltar!

Es frecuente escuchar en estos actos por parte de los condecorados, que “significan un compromiso y una responsabilidad”, lo que se ha convertido en un lugar común. Todos hemos estado comprometidos y responsabilizados durante todo este tiempo con la Cultura Cubana, ¡ahora no vamos a desmayar!

Si me permito hablar en nombre de ustedes y de los compatriotas que sostienen la Cultura Cubana fresca y viva es porque estoy seguro que pensamos así, porque hemos puesto amor y vida a estos años que hoy nos son reconocidos.

Estamos entrenados en períodos difíciles, pero como dijera con su firmeza de siempre nuestro Comandante en Jefe: “Lo primero que hay que salvar es la cultura”. Y no cabe dudas que la vamos a salvar… y a desarrollar.

Muchas gracias

Dr. Ismael S. Albelo

La Habana, 29 de abril de 2019

 

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