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NC Dance y Danza Libre: Cuando la danza acorta las distancias

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Por Reinier del Pino Cejas

Hay veces en las que se logra abrazar a un país entero con un gesto. Hay ocasiones en las que basta un ademán porque se habla la misma lengua y los kilómetros que separan a Artemisa de Guantánamo parecen esfumarse cuando en la escena Danza Libre y NC Dance se funden en la interpretación de una pieza.

La génesis de la idea se remonta a octubre de 2022 en el Concurso Danzandos, en la ciudad de Matanzas. Allí conozco los maestros y directores Jonnie Osvaldo Martínez Nieves y Elio Oreste Reina Figueredo encontraron en las poéticas del movimiento de sus agrupaciones los puntos en común para un maridaje argumental que permitiera la ejecutoria común.

Acertaron los coreógrafos y el público salió ganando con la concreción de aquella voluntad primaria. Programaciones de cada compañía, giras y eventos aplazaron el sueño. Pero al decir del bailarín del Guaso “llegó el momento idóneo para que la danza guantanamera saliera de la monotonía. Amamos a nuestro público pero compartir con los colegas a nivel nacional implica crecimiento para los artistas, para el arte y para la cultura”.

El telón estuvo listo y los aplausos emergieron de la espontaneidad del público fertilizado por el arte. Danza Libre encontró en Caimito y en la capital artemiseña adeptos a la danza, un público educado por su compañía insigne y con capacidad para la interpretación, la lectura profunda de los gestos, la aprehensión de los mensajes que en el caso de la compañía oriental huyeron de lo superfluo mostrando no solo madurez estética   en la puesta sino también coherencia en las historias llevadas a las tablas.

La patria chica de NC Dance presenció un  programa concierto con obras que marcan pautas en diferentes momentos de Danza Libre  como Lorca: un último poema, del maestro Alfredo Velázquez; director anterior de la agrupación y fragmentos de la puesta  Parasomnia, del líder Reina Figueredo. Resiliencia y Los hijos de Bernarda fueron propuestas agradecidas por los caimitenses y pertenecen a una etapa de regeneración discursiva de la compañía.

En una sola agrupación Danza Libre y NC Dance honraron su vocación popular al visitar las comunidades Raúl Arguelles y Habana Libre, donde volvieron a demostrar el carácter sanador de la danza, su valor de uso para el enriquecimiento de la espiritualidad y la capacidad apreciativa de los más humildes ante la belleza.   Quedó pendiente la visita a la Escuela Provincial de Arte Eduardo Abela Villareal, en San Antonio de los Baños y es una ventana que ya anuncia reencuentros en el futuro próximo.

Al cine teatro Juárez de Artemisa los guantanameros le regalaron la pieza Disorder, de Yoel González, una historia sobre el desequilibrio mental y el trastorno de la personalidad. Resiliencia, una obra estrenada en 2023 y Los hijos de Bernarda fueron otras ejecuciones aplaudidas por los artemiseños. Esta última considerada un referente en la nueva forma en la que Danza Libre y la propia Guantánamo conciben la danza en los tiempos que corren.

La escena unió a los bailarines, los fundió en el amor a su profesión y todos salieron de este encuentro con el aporte del otro y la mirada distinta sobre el proceso creativo y sus  aristas.  Sobre el futuro de este hermanamiento Elio Oreste  apuntó que “ha permitido que surjan varias ideas y una de ellas es la colaboración en la parte creativa de Danza Libre. Espero regresar dentro de unos meses con el objetivo de dejar una obra coreográfica de mi autoría en el repertorio coreográfico de NC Dance y con la intención de mantener estos intercambios. Esta ciudad nos acogió como una compañía suya y esperamos que NC Dance pueda disfrutar del ambiente danzario de Guantánamo. La retroalimentación es algo muy importante en el mundo de la danza”.

Más allá de la huella que queda en los danzantes. Más allá de una técnica recreada, una sabiduría que se expande, hablan los artemiseños, su satisfacción por los espectáculos. Danza Libre pudo tocar el corazón del público que le hizo un espacio junto a sus consentidos de Caimito y se produjo un pacto  de disfrute tangible entre artistas del patio, invitados y pueblo que los llevó a las redes sociales con frases de sincera gratitud.

Esta suerte de hermandad es posible no solo cuando se respeta el arte y se cuidan las ejecuciones. Se consigue además, cuando existe total entrega al respetable. Cuando se vibra ante quienes llegan a degustar una coreografía, a ver y verse en la escena es natural que se acorten las distancias. Entonces el Pan de Guajaibón y El Yunque de Guantánamo pueden volverse una sola elevación, superada solo por el talento de sus hijos.