Por Diana Iglesias Aguilar
Nació en un teatro, allí vivió su niñez. Observar ensayos como castigo al mal comportamiento infantil es algo que hoy agradece. Entre vestuarios, escenografías, textos, discusiones por soluciones artísticas y temas afines, aprendió a observar a actores y directores en una adolescencia rebelde. Etapa en la que le cierran las puertas del arte, pero el Teatro se las abre definitivamente en el momento oportuno y lo coloca en las aulas o frente al escenario, pero siempre custodiado por el teatro.
Así transcurre en resumen la vida del santiaguero Rey Pascual García, hijo de actores.
En la actualidad es profesor y Jefe de departamento de Arte teatral de la Filial de la Universidad de las Artes ISA en Santiago de Cuba donde se graduó como Teatrólogo en 2018. Además es director de Teatro El Muelle. Agrupación que fundó en 2014 en La Habana.
Si no hubiera sido actor pudo ser deportista…cualquier deporte estaría bien, excepto el boxeo, al que su madre Teresa García no dejó ni matricular por temor a los golpes. Sin embargo le atrajo más el mundo de los tableros, fue ajedrecista desde la infancia hasta que decidió que tenía que parar el estudio y competencia porque se sentía atraído de manera arrolladora por el teatro. Esa verdad que te llega, te exalta, te vuelve insomne.
Al preguntarle si podía estudiar alguna otra cosa, responde que sí, rápido comenta que si o fuera teatrista sería geodesta-cartógrafo o arqueólogo, pero el Teatro estaba ahí y supo sobreponerse a todo.
Cuenta muy serio que ver teatro desde niño era algo horroroso porque tenía que estar en los ensayos y lo castigaban ahí, pero un día, de esos mágicos e inolvidables, tendría cinco años, lo llaman para hacer de un capero, de esos bailarines de conga que se visten muy coloridos y alegres. Lo hizo en el escenario con total entrega, con aquella capa amarilla y roja llena de cascabeles, delante de cientos de miradas del festival Festival de Teatro de Camagüey. Era la función del Cabildo Teatral de Santiago de Cuba. Memorable, hasta premio obtuvieron. Ese es su primer recuerdo feliz en la escena. Llegó a conocer todo del guiñol por dentro, los trucos de muñecos y actores, soñaba con ser parte.
Más adelante, en la pubertad, se aprendía los textos, enfrentaba a los directores, hacía allí hizo sus travesuras de preadolescente. El escenario se convirtió en el espacio de juego del niño Pascual y fue imposible apartarlo de ahí.
Al preguntarle por la vocación dramatúrgica, porque la de histrión le viene por lactancia, cuenta que escribe desde la adolescencia a escondidas, hasta que hizo los exámenes para estudiar Dramaturgia y Teatrología en la Universidad de las Artes. Lo ocultó de la familia y conocidos para defender su independencia, mientras era lector voraz de las revistas cubanas Tablas y Conjunto, le servían de ejercicio académico, por ellas recreaba adaptaciones de las obras leídas, sobretodo en estilo unipersonal.
En la adolescencia conoció a Angelina Prada, Instructora de Teatro que fue profesora de sus padres y de muchos actores, ella le enseñó el rigor de la escena y el amor. Edy Ochoa pintor y compositor santiaguero con su proyecto infantil lo vincula a los programas infantiles de Tele Turquino y así surge la pasión que le permite entregarse al espectáculo de manera más formal.
Alexander Legró, actor, lo convoca a trabajar en el proyecto de estatuas vivientes, a partir de composiciones muy teatrales con vestuarios realizados con elementos de desecho y se construían espacios y escenas para momentos específicos de la vida cultural santiaguera. La osadía desbordó los dones del arte teatral.
Tenía algo claro: haría teatro, nada estaría por encima de esa decisión. En la secundaria hizo los exámenes de aptitud para estudiar el nivel medio de actuación y no aprobó, paradójico cuando era hijo de actores pero le dijeron sabiamente que no estaba listo. Esto lo entendió más tarde y aprovechó la negativa para dedicarse en serio al teatro.
Cuando hablamos del teatro santiaguero se le encienden los ojos y dice:
El teatro en Santiago de Cuba tiene una herencia enorme de las relaciones, porque perdieron el público y se fueron a las calles y parques a rescatar ese público. Obras de enorme factura, que son referentes cómo Santiago Apóstol. Quienes hacen teatro hoy en Santiago de Cuba le deben a Ramiro Herrero, Rogelio Meneses, Santiago Portuondo, Fátima Patterson dueña de esa estética del Cabildo que luego se diseminó se multiplicó en varias esteticas, hay una herencia de lo popular y que marca el trabajo de la escena desde los temas, la manera del habla, la visualidad, la santiagueridad popular vertida de a lleno.
Reconoce que el actor es nutrido por los ritmos y la idiosincrasia local, que tiene influencias africanas fuertes, lo compone y distingue esa característica. Acota que Santiago de Cuba es la zona de mayor mozaico cultural, que cuenta con herencia haitiana, yoruba, hispana, y que los elementos geográficos cómo el mar y la montaña son parte también de la construcción de su teatro.
Le pregunto cómo llega a esta jornada de teatro femenino, siendo un espacio propiamente para mujeres y se dispone a hacer la historia: Desde el origen del evento La Escritura de la/s Diferencia/s en Santiago de Cuba en 2011, estuvo Rey junto a su familia, dedicados, animando en el concurso de dramaturgia femenina, en el que Rey hizo de asistente y desde donde ha seguido el proceso creativo de las mujeres dramaturgas.
En la novena edición del concurso ( la actual) se abre por primera vez el espacio para incluir la visión del hombre sobre el teatro femenino a partir del estreno de Mujeres de arena, puesta totalmente femenina sobre los femenicidios en Ciudad Juárez sobretodo de niñas , adolescentes y jóvenes en las últimas décadas .
A partir de ese estreno en diciembre de 2022 con actrices de Macubá y El Muelle (refundado) en Santiago de Cuba, Rey trabaja en el montaje de la obra sobre el texto de Humberto Robles, escrito en el 2006 por el dramaturgo mexicano. En Mujeres de arena, que se pondrá este fin de semana en Bayamo, Rey trabaja como esquema sobre la estructura del teatro documental, como fue concebido el texto original. En Santiago no están acostumbrados a esto, y quizá en todo el Oriente cubano tampoco. Entonces reconoce que el teatro saltará y va más allá del arte a la médula de los problemas sociales. Durante la puesta se hace ejercicio activo de la denuncia pública, y ese es otro aporte desde el arte de la obra.
Cómo organizador del festival de La Escritura de la/s diferencia/s desde Santiago de Cuba, buscaron varias estrategias para socializar los textos premiados: se editan y publican en español e italiano y luego se montan durante el desarrollo del festival.
Es el CPAE de Granma en Bayamo acogen con beneplácito el montaje de Carne de tu carne de la española Eugenia Kléber y asumido por la directora Yamisleidis Reyes, convirtiéndose en un vínculo de trabajo que fundó esta jornada.
En Granma, encuentra con mucho placer este joven, que hay mujeres teatristas trabajando temáticas femeninas, y a la vez el festival ya necesitaba expandirse. La jornada de teatro femenino le ha parecido generadora de diálogo entre intelectuales, actrices y actores, directoras… ha permitido acercarse a varios creadores y debatir sobre las preocupaciones sociales en torno al teatro y lo femenino, la violencia de género y otros temas.
Rey llama al actual agosto como el mes Teatro Femenino, a su regreso a Santiago de Cuba, otro reto le espera. María Teresa García, actriz de Macubá ( aurora de sus días) por primera vez se lanza a la dirección escénica con la obra Las horas vacías de la costarricense Vanessa Hernández con actrices de El Muelle. Un intercambio entre madre e hijo, entre el amor y el eje de vida que solo proporciona el teatro. Ese mundo que ama Rey Pascual García y al que se entrega sin condiciones.
Foto cortesía de la autora