Por Roberto Pérez León
La edición 21 del Festival de Teatro de La Habana rinde homenaje en su centenario a Raquel Revuelta, dadora de una dramaturgia de ruptura, experimental, de compromiso social, de reflexión política desde las vanguardias teatrales.
Esta creadora de la escena conjugó la gestión cultural, la docencia, la crítica y la investigación, la dirección y la actuación. Lideró la modernización del teatro cubano con una eticidad resistente, de poderosa presencia en el paisaje de nuestras artes escénicas.
El diseño del afiche, de sobria iconicidad y determinante historicidad, disfruta de la confluencia de significaciones para el teatro nacional. Tiene además el afiche el animismo de la sentencia: “en teatro, como en todo podemos crear en Cuba”.
Eh ahí la cosmovisión martiana de entender el teatro como algo vivo, con espíritu propio y definitorio culturalmente, como una manera de interpretar y transformar la realidad a través de la acción escénica creadora donde se expresan visiones del mundo.
El afiche, que será la huella de este Festival de Teatro de La Habana, evoca la imagen de Raquel Revuelta, plásticamente recreada en trazos que transitan por un realismo estilizados y de esbozos abstractos, todo en un ambiente cromático de tonos cálidos que producen bravos efectos que reafirman la vitalidad y pasión de la actriz.
El retrato de Raquel Revuelta en el afiche posee la fuerza del gesto, la certeza de la expresión, la irradiación de la fortaleza de una presencia humana frontal, de áspera intensidad dramática y particular rigor actoral. Parte de la iconografía del montaje de Madre Coraje y sus hijos de Bertolt Brecht, donde la actriz tuvo una de sus interpretaciones más emblemáticas.
Anna Fierling (Madre Coraje) en interpretación de la Revuelta fue un punto de inflexión en las actuaciones femeninas del teatro cubano. Madre Coraje, uno de los personajes más complejos del teatro épico brechtiano, exige registros valores actorales no desarrollados entre nosotros al momento del estreno de la obra, en 1961.
Encarnar Madre Coraje es adentrarse en la tensión de la lógica interna del personaje sin sentimentalismos ni identifican emocional, mostrando emociones solo como signos y no como afecciones vívidas.
La interpretación de ese personaje turbador, discordante, abismal en su humanidad, ambiguo moralmente, víctima y cómplice marcó a toda una generación de intérpretes.

El estreno de Madre Coraje y sus hijos propició, al aplicarse los principios del teatro épico brechtiano, un audaz entrelazamiento entre lo clásico y lo contemporáneo, desarrolló una dramaturgia política incitadora del diálogo crítico con el espectador.
La puesta en escena de Madre Coraje y sus hijos en 1961 fue el impulso definitivo para el inicio de una cruzada, liderada por Teatro Estudio, rumbo a la vanguardia teatral continental.
La dirección de Vicente Revuelta con la exigencia de un estilo de actuación reflexiva y política, con técnicas del teatro épico brechtiano, apelaba a un espectador activo. El empleo del recurso del distanciamiento y la fractura de la ilusión con ruptura de la cuarta pared, por primera vez se empleó entre nosotros, aperturando el desarrollo de una conciencia social transformadora a través del teatro.
Madre Coraje y sus hijos, con dirección de Vicente Revuelta y con su hermana Raquel en el personaje de Madre Coraje, tuvo un montaje con todo el rigor y la fidelidad de la estética de Bertolt Brecht.
Ciertamente con esta puesta en escena se consagró Teatro Estudio, creado en 1958. Era el colectivo un laboratorio de experimentación artística, referente en la escena nacional como revelación teatral y a la vez política.
Es el afiche de este Festival estandarte de la memoria visual del acontecimiento que fue la puesta en escena de Madre Coraje y sus hijos. Ahora bien, huérfana hubiera quedado la composición plástica de ese afiche sin el carromato. De manera discreta está este elemento escenográfico de la obra, pero por su carga simbólica, como personaje silencioso, es fundamental en la obra.
El carromato: imagen de la guerra, refugio, tienda ambulante para sobrevivir en la catástrofe, es semiológicamente un material escénico que funciona como foco de acción dramática y a la vez como dispositivo de distanciamiento.
Cuando Madre Coraje queda sola sin ayuda debe tirar del carromato todo desvencijado, se convierte en una extensión de ella misma y de su obstinación por sobrevivir.
La cautelosa pero imprescindible imagen del carromato evidencia inmanencia de las razones ideo-estéticas de quien o quienes concibieron el afiche, que por cierto es información que desconozco por no haberla encontrado.
El montaje que aclama el afiche de este Festival fue una señal de identidad teatral al posicionar el teatro en la certeza brechtiana de que “el arte no es un espejo para reflejar la realidad, sino un martillo para dale forma.”
En portada: Los actores Raquel Revuelta, Pancho García y Michaelis Cué en Madre Coraje y sus hijos. Teatro Estudio.
Foto tomada de Internet
 
				





