Ludi Teatro: donde coinciden el flechazo y el blanco

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Por Roberto Pérez León

Sistas es una mirada crítica, con frecuencias performativas contemporáneas, al drama psicológico, introspectivo y conversacional de Las tres hermanas de Chejov, obra que constituye parte del canon teatral planetario.

Sistas, estrenada recientemente por Ludi Teatro, es una pieza de Golda Barton, joven dramaturga que remueve los cimientos de la actual dramaturgia alemana.

El montaje que disfrutamos en La Habana no tiene mucho que ver con el original berlinés de 2022. Y es que la puesta en escena habanera está concebida por Miguel Abreu. Además, parte de la enfática performatividad local es la operante dramaturgia que Agnieska Hernández Díaz le imprime al original de Golda Barton.

Tiene nuestra Sistas la progresión tonal y animista de una obra que ya no es versión ni adaptación. La sustancial metabolización del original de Bardon, la atinada contextualización, convierte la Sistas de Ludi Teatro en hallazgo de sentencia poética que tiene de ruptura y a la vez de íntimo lirismo.

En poco menos de una hora la puesta en escena activa preguntas deslumbrantes y cotidianas. Preguntas que se convierten en instrumentos de resistencia irónica, mordaz, risueña, sin banalizaciones.

Agnieska Hernández Díaz dialoga con el original. Resulta un diálogo de tú a tú: referencias a nuestra cotidianidad, abordaje socarrón, saltos temporales, aguijonamiento de lo inerte, lo fugaz estropeando tensiones sociales, fragmentación escénica, excesos y provocaciones desde una estética de fluidez radical y chisporroteos incesantes

Esta vez el binomio Abreu/Hernández resulta en la expresión de cantidades discretas como agentes problematizadores de la resistencia criolla con sus consecuentes componentes emocionales y políticos.

Humor crítico con guiños intertextuales. Posicionamiento del centro de gravedad de un drama existencial en el enmarañamiento de los días que nos acompañan. Pero sin caer en frágiles estridencias criticonas, ni en débiles precariedades reflexivas sobre las urgencias del sobrevivir.

Para cuajar el frenesí esclarecedor del montaje aparece la música. De nuevo en Ludi Teatro la música congrega y disgrega, provoca, no anota, define proporciones esenciales, ordenamientos en el barullo dramatúrgico de Sistas.

Encuentra Miguel Abreu en la música maneras de adentrarse dramatúrgicamente. El ritmo desentraña el ambiente sonoro concebido por Amanda Ramos Cruz quien, además hace la guitarra y el violín, Ana Carla Delá la percusión; y, en los coros y percusión menor está Malissa Mendoza. Todas bajo la asesoría de Llilena Barrientos quien logra que la música sea gracia y destino.

Gracia y destino de las actuaciones de Arianna Delgado, Sindy Rosario, Raiza D´Beche y Frank Lloret Normand. Fulminante y concéntrica toma de posesión de los personajes.

La legitimidad corporal, sin abalorios performativos, consigue una discursividad actoral que, pese a las rupturas de la linealidad narrativa, hace de la fragmentación escénica un lujo movimental con centrales expresiones corporales entre disonancias y moderaciones.

Frank Lloret Normand, en el personaje de Soo Jin, tiene en sus contenciones el súbito ilegible, la desmesura que amenaza. Su presencia subvierte desde muchas perspectivas. Soo Jin es una narración desestructurada que abandona la periferia y lo marginal para convertirse más que en disidencia, en trazo e invención de una teatralidad dominante.

La tríada de Arianna, Sindy y Raiza, en sus diferentes naturalezas, alianzas y filiaciones actorales, con propios regímenes de enunciación verbal y corporal, es un agenciamiento donde entrecruzan teatralidades en contrapunto. Actuaciones resonantes que construyen significado desde la corporalidad como experiencia dinámica y no solo lingüística.

Teatralidades que en sus fijaciones escénicas hacen de la puesta un contexto sígnico relacionable que remarca perceptivas sensoriales. Ellas encarnan procesos socioculturales de manera simbólica entre bordes y fronteras actorales.

La puesta de Sistas, en Ludi Teatro, hace de nosotros no solo espectadores oyentes. Las escrituras escénicas, en sus iconoclastias, nos obligan a pensar en la rescritura que nos corresponde como público vampiro de una intertextualidad entre teatro, poesía y narrativa.

Fotos © Yasser Expósito (Tomadas de su perfil de Facebook)

Descargue el programa de mano de Sistas aquí:

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