Por Giselle Bello
Hace 95 años, en marzo de 1930, Federico García Lorca contemplaba La Habana desde el vapor que lo trajo aquí procedente de Nueva York. Casi un siglo después, su presencia regresa a esta tierra caribeña a través del documental Lorca en La Habana, que ilustra de manera hermosa y poética los lazos que unieron al poeta con la Isla.
Dirigido por dos andaluces, José Antonio Torres y Antonio Manuel y producido por Plano Katharsis con la colaboración de Canal Sur de Andalucía, el documental se presentó en el Anfiteatro Varona, de la Universidad de La Habana y en la Sala White de Matanzas, luego de haber sido parte de la selección oficial del Festival de Cine de Málaga, España.
La historia nos acerca a un Lorca revivido a través de su voz, encarnada por un actor que recrea una imagen teatral del poeta, enlazándola con la visión de sus contemporáneos, también interpretados por actores, y las opiniones de especialistas actuales.
José Antonio Torres explica que, a pesar de la existencia de numerosos hispanistas en la Península que podrían ofrecer sus opiniones sobre esta figura literaria tan relevante, decidieron contar la historia desde una perspectiva novedosa y poco explorada. Querían que los verdaderos protagonistas fueran Cuba y los cubanos, alejándose de la visión convencional de un Lorca confinado en España.
El viaje de Lorca a Cuba se presenta como un deslumbramiento para el autor de La Casa de Bernarda Alba, destacándose la idea de que llegó a la Isla como un trotamundos feliz y despreocupado, entregándose al encanto mestizo que la caracteriza.
“Al encontrarnos, Antonio Manuel y yo, con un material tan potente y absolutamente desconocido —refiere Torres — también nos dimos cuenta de que en Cuba se daba una circunstancia muy especial en relación a Lorca y a su huella. Todo el mundo le conoce, el Teatro Nacional tiene la Sala García Lorca, es difícil hallar una ciudad, un pueblo donde no se le recuerde. Creo que es el escritor extranjero, como dice Urbano Martínez Carmenate, más leído y representado aquí”.
La investigación bibliográfica meticulosa ofrece una visión más íntima de los personajes que conocieron a Lorca en Cuba, aquellos con los que compartió momentos de felicidad y camaradería. Los actores que interpretaron estas entrevistas ficcionadas trasmiten la esencia de personalidades como Flor Loynaz, Lidia Cabrera, José María Chacón y Adolfo Salazar.
Hemos utilizado una ficción para Federico, aunque hemos querido dejar claro que es un actor, expone el coguionista y codirector, Antonio Manuel. Esto abre una distancia con el público, porque nadie sabe cómo se movía, cómo hablaba y le concede una libertad interpretativa, pero también redobla su credibilidad. Cuando el espectador sabe que no es él, de repente acaba creyéndoselo.
El realizador andaluz explica que Lorca «nació en Cuba» de manera metafórica, al descubrir el alma común que une a Andalucía y a la Isla. “Cuando vio al negro, vio al gitano, al judío, al morisco que todos llevamos dentro. Tomó consciencia de su alma caleidoscópica y entendió que dentro de la negritud estaba la persecución, la marginalidad, pero también la resistencia, esa es el arma más potente que nos han concedido a ambas culturas hermanas”.
En portada: Detalle del poster documental Lorca en La Habana