Les Luthiers, En La Escena Cubana

Para muchos cubanos que han seguido su obra, Mundstock y Les Luthiers tienen un gran significado artístico y sentimental.
image_pdfimage_print

Por Jorge Alberto Piñero (JAPE)

Este año, la muerte de Marcos Mundstock, integrante del grupo humorístico argentino Les Luthiers, trajo consternación en el mundo de las artes, en el humor y en el inmenso público que durante muchos años ha disfrutado de la genialidad de estos maestros de la escena.

Para quienes ya sobrepasamos la “media rueda” de edad, y para muchos otros cubanos que han seguido su obra, Mundstock y Les Luthiers tienen un gran significado artístico y sentimental.

La década de los ochenta del pasado siglo, fue un momento importante para la cultura cubana en todos los sentidos. Para muchos especialistas tuvo lugar un boom en las artes del que no escapó el humor, encabezado por el Conjunto Nacional de Espectáculos que dirigía Alejandro García (Virulo). Este proyecto teatral que incluía música y danza, contaba en sus filas con importantes figuras como Carlos Ruiz de la Tejera, Sara González, Jorge Guerra, Natalia Herrera, Carmita Ruiz, Jesús del Valle (Tatica)… por solo citar algunos nombres.

Virulo y Ernesto Acher en el Karl Marx.

De manera paralela, en las universidades del país, grupos de aficionados se apoderaban de las tablas para proponer una nueva forma de hacer reír, más allá del costumbrismo, y sin negar nuestras raíces del Bufo y el Vernáculo. Se dio en llamar humor inteligente (algo que no comparto de manera conceptual) porque basaba su propuesta en juego de palabras, el absurdo, parodias, citas y rejuegos con el arte universal… en fin, pedía la atención de un público que participaba y disfrutaba de los sucesos en la escena a partir de su cultura general.

Esta nueva ola del humor en la escena cubana se llamó Movimiento de Jóvenes Humoristas y tuvo una fértil representación durante un par de décadas, con proyectos como La Seña del Humor, Lengua Viva, Salamanca, La Leña del Humor, Nos y Otros, Los Hepáticos, Onondivepa, Caricare, Humoris Causa…, entre muchos otros que concretaron su empuje al lograr la constitución del Centro Promotor del Humor, pero esta es otra historia que en su momento retomaremos.

Jose Pelayo de la Seña del humor y Daniel Rabinovich.

Ahora hablamos de Les Luthiers, ¿recuerdan?, pues todos los grupos de esa fabulosa y representativa horneada de finales del siglo XX, de una manera u otra bebieron y se dejaron influenciar, sin resistencia alguna, del trabajo de este afamado grupo suramericano.

En un inicio fueron casetes, con la copia de algunos de sus espectáculos con nombres sui géneris que pasábamos de mano en mano, de grupo en grupo. “Querida Condesa”, “Viejos fracasos”, “Mástropiero que nunca”, “Hacen muchas gracias de nada”…, y muchos de sus espectáculos se hicieron familiares en el seno de un movimiento que también consultaba otros autores foráneos con nombres a la altura de Leo Maslíah, Woddy Allen, Augusto Monterroso, Monty Python, Fontanarrosa, Groucho Marx…

No obstante, Les Luthiers era el preferido y el que más se adentró en el subconsciente de aquella generación de jóvenes artistas. Por suerte y gracias a contactos de Alejandro García (Virulo) visitaron nuestro país en dos ocasiones en la década de los ochenta.

Posteriormente, de manera individual, otra vez gracias a Virulo (gran amigo de los humoristas argentinos) y el Centro Promotor del Humor, que por entonces dirigía Iván Camejo, nos visitaron Ernesto Acher y Daniel Rabinovich. Este último tuvo un notable intercambio con los humoristas cubanos a quienes les impartió varias conferencias magistrales.

Ernesto Acher comparte escena en el Teatro Karl Marx con algunos integrantes del Centro Promotor del Humor. (De Izquierda a derecha Jorge Díaz, Frank Delgado, Omar Franco, Telo, Iván Camejo y Acher).

Insisto en apuntar que, por todo lo antes expuesto (de manera resumida) y porque es evidente en la proyección escénica de aquel Movimiento de Jóvenes Humoristas, que al paso de los años se han convertido en la fortaleza del catálogo del Centro Promotor del Humor, que el grupo Les Luthiers, con su obra universal, ha brindado aportes relevantes en nuestra escena, particularmente en el género humorístico.

Por todo ello, despedimos con profunda tristeza a Marcos Mundstock, y una vez más agradecemos eternamente a Les Luthiers.

Fotos Archivo personal del autor