Por Frank Padrón
VILLA CLARA- Concluyen esta noche, las funciones del Mejunje Teatral, que ha permitido tomar la temperatura de la escena no solo de aquí sino de otras provincias, incluyendo la capital, oportunidad ideal para quienes no viven en ella.
De La Habana precisamente, llegó el grupo Pálpito que dirige Ariel Bouza, con el unipersonal Las penas saben nadar, un verdadero clásico de Abelardo Estorino que inmortalizó Adria Santana.
Su colega, la actriz Valia Valdés se enfrenta a un texto de múltiples dificultades no sólo por las modulaciones de tono que obligan a una mezcla constante de contrastes, sino por las frecuentes alusiones metateatrales y autofictivas, en esa deliciosa estampa de la actriz frustrada pero tenaz dentro de los más hostiles medios que Valia logra comunicar con esmero en sus matices y complejas transiciones.
El grupo presentó también su versión de Con ropa de domingo, que conoció -como reseñamos en un trabajo anterior- una reciente puesta del Guiñol local.
Esta vez es un joven titiritero, no una muchacha, que asume con buena fortuna Gabriel Nieto acompañado con no menor relieve por Loreta Estévez y el propio Bouza -quien dirige la puesta- en otro derroche de imaginación, chispa y energía que empatizó a la perfección con el público mayoritariamente infantil que colmó la sala.
De Matanzas llegaron representantes de las compañías Icarón y Teatro D’ Sur coproduciendo Muero Contento, una versión de Muero, luego existo, del chileno Jorge Díaz, dramaturgo recurrente en la historia del grupo a cargo del actor Wilfredo Mesa, su actual director general.
El inescrupuloso y lucrativo negocio en que se ha convertido a nivel internacional la medicina se concreta en esta afilada y amarga sátira que juega magistralmente con el humor negro y el absurdo.
La puesta, en la sala Margarita Casallas, administra con economía de recursos y óptimo aprovechamiento del espacio los elementos que conforman el relato escénico, el cual maneja brillantemente el acento tragicómico, muy bien entendido y proyectado por los actores Miriam Muñoz, Jorge Luis Castillo y el propio Mesa.
La noche cerró en alto trasladándonos al patio con el cienfueguero Teatro de los Elementos, que comanda José Oriol, y la obra Play Back.
Utilizando esa técnica heredada del teatro neoyorquino de igual nombre en la década de los años 70, los actores y músicos interactúan con el público, quien propone historias de inmediato recreadas por aquellos en creativos ejercicios improvisatorios y performáticos.
Entre el humor y la emoción, el costumbrismo y las vivencias personales y familiares, la función se llenó de estampas magistralmente representadas, en las que el público fue privilegiado actante, en otro intercambio con esa compañía experimentada en teatro comunitario.
Y el telón no cae en el siempre activo e inclusivo Mejunje Teatral.