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La danza es el diálogo sobre mi realidad

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Energía, motivación en nuevos códigos de expresión, encuentra el joven coreógrafo guantanamero Ismael Cabal Suárez, durante el montaje de su obra TID, uno de los estrenos de la temporada de Danza Fragmentada, que llegará al escenario del Guaso en octubre próximo

Por Liubis Balart Martínez

Ismael Cabal Suárez tiene 27 años. Llegó a Danza Fragmentada entre 2015 y 2016 cuando realiza su práctica pre-profesional y luego tras graduarse de la Escuela Profesional de Danza Alfredo Velázquez Carcasés, se incorpora definitivamente a la agrupación, donde acumula en su quehacer coreográfico varias obras incluidas en el repertorio: Cardiopatía, Disorder, Interior, todas inspiradas en el ser humano y en las realidades de la vida.

La nueva obra toma el nombre de la abreviatura de la enfermedad de Trastorno de la Identidad Disociativa, TID, y nos acerca a la realidad de una madre que sufre un aborto, generándole un trauma que la hace convivir con múltiples personalidades y debe de entenderse con cada una de ellas.

Es una propuesta coreográfica sugestionada a partir Kevin (James McAvoy), personaje protagónico de la película de terror Fragmentados (2016), quien toma diversas personalidades, a veces, violentas, como le ocurre a la trasegada madre de TID, encarnada mediante los movimientos y la gestualidad de cinco bailarinas, cada una con historias y características personales propias.

Ismael Cabal Suárez es un creador que muestra una evolución permanente en su trabajo. Sus estudios iniciados con solos, dúos y diversas improvisaciones, ahora abarcan un trabajo grupal, profundidad de conceptos y de mayor nivel interpretativo, en la búsqueda de su propia distinción en la estética contemporánea y en el discurso narrativo.

Cinco bailarines de la compañía Fragmentada tienen el reto de presentarla en la venidera temporada, incluido el autor de la obra y dos alumnas de la Escuela Profesional de Danza, quienes realizan su práctica pre-profesional en la agrupación.

Ellas renunciaron a su etapa vacacional para mantener sus cuerpos entrenados en las exigencias de clases de ballet, técnica contemporánea y horas dedicadas al montaje coreográfico durante los meses de julio y agosto. Los intérpretes de TID prefieren el salón de Danza Fragmentada, humedecido con su sudor. Sobre el trabajo de estas semanas Ismael Cabal expresó:

“Ellas son bailarinas con ganas de bailar. Son personas que tienen y sienten la necesidad de estar en el tabloncillo y es lo que me motiva como coreógrafo de seguir explorando, buscando para desarrollar la obra, en los movimientos y en los códigos de la coreografía como base”.

“La música de Helena Mattos, Hendyamps Studios, Rafael Krux, Evgueni Galperine y Caroline Rebisz, infunden también mis ideas, cuya selección responde a la transmisión de los estados de ánimo y sentimientos de una persona afectada por trastorno disociativo de la identidad.

Ismael Cabal Suárez ya culmina el montaje de su obra TID, una pieza más acumulada en su quehacer coreográfico. Su trabajo continúa apostando por los problemas del ser humano en las circunstancias de la vida, en los complejos procesos oníricos de los individuos. Como él mismo señala: “es mi diálogo sobre lo que veo y pienso de un hecho de mi realidad”.