La cruzada cultural es también superación

image_pdfimage_print

Por Dairon Martínez Tejeda

Para los pobladores de las serranías guantanameras, la Cruzada Teatral Guantánamo- Baracoa es más que un evento de exhibición de obras escénicas y la oportunidad para mostrar el talento aficionado de las montañas. La superación, a partir de talleres y espacios de intercambio con los profesionales de las tablas, es de hecho otro de los aportes sustantivos del evento a las comunidades.

Este año, especialmente dedicado a visibilizar el trabajo de la enseñanza artística en Cuba, la programación prevista del 28 de enero al 3 de marzo, incluye espacios para instruir a niños y adolescentes en el manejo de títeres, responsabilidad que asumió el joven Yoilan Acosta Leyva, de 18 años, estudiante de tercer año de la carrera de Instructores de Arte, en la especialidad de Teatro.

“Llegué a la Cruzada gracias a mi desempeño en la escuela como uno de los mejores estudiantes de mi especialidad. Soy de Maisí, esta es la primera vez que participo en el evento y no voy a desaprovechar la oportunidad para aprender y compartir mis saberes.

“Impartí mi primer taller en Palmar, Manuel Tames, y fue muy exitoso. Los niños y, hasta los mayores, se quedaron con ganas de seguir haciendo. Yo trato de que los encuentros sean después que termine la función, así tienen más ganas de saber sobre el asunto y me ha funcionado, en Felicidad de Yateras, Monteverde, La Bamba…

“Enseño cómo manipular un títere, sus niveles, cómo camina, cómo se habla con él, los gestos que deben hacer, cómo usar los dedos en los guantes de la marioneta y luego hacemos un ejercicio que implica caminar con el muñeco, coger una flor, regalársela a una pareja.

“La experiencia aquí fue muy buena, porque he visto lo que hacen diferentes actores y obras, los mensajes que quieren transmitir. Todo cuanto he aprendido creo que podré aplicarlo en mi desarrollo como instructor de arte.

“Además, la Cruzada me ha obligado a salirme de mi zona de confort; he cantado, tocado, montado danzas, aunque no soy instructor de esa especialidad y, sobre todo, he hecho grandes amistades con quienes compartí momentos que guardaré de por vida, pues me han enseñado la grandeza del arte que uno debe defender aún sin luz, bajo lluvia, frío…

“Estoy dispuesto a volver a estas lomas, para presentar obras para niños y seguir impartiendo talleres; hay mucho talento en la montaña, talento que no puede ir a las escuelas de arte por vivir muy lejos, pero sí con la Cruzada puedo ayudar a desarrollarlos, estoy seguro de que la cultura en esos sitios se elevará aún más”.

Fuente: Periódico Venceremos