Danza Contemporánea de Cuba presentó las obras Reversible de la coreógrafa Annabelle Lopez Ochoa y el estreno de la obra más reciente de Julio César Iglesias Ungo: Wolves at Dawn. Con dos piezas de fuerte carga simbólica y contemporánea, las funciones fueron en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba,
Por Amanda Vázquez Campos
En uno de los ensayos, Julio César Iglesias nos concedió unos minutos para adentrarnos en los detalles de su nueva creación y su singular forma de trabajar.
¿De dónde surge el título y qué significado tiene para ti?
Wolves at Dawn significa Lobos al amanecer. Siempre me han gustado los lobos por su lealtad y su forma de vida. El título se conecta con una historia que me gustó: la de un lobo que muere tras matar a su presa. La manada se queda con su cuerpo toda la noche hasta el amanecer, como un ritual de luto.
¿Cuál es esa narrativa que presentas?
La pieza trata sobre el ciclo de la humanidad. Comienza con la formación de la materia, pasa por Adán y Eva, por la primera célula humana. Muestra cómo esos patrones se desarrollan y organizan para dar lugar a la especie que somos hoy. El final de la obra muestra a Eva y Adán siendo niños, como símbolo de que todo es cíclico. Es como un «experimento de Dios» destinado a repetirse.
Mi intención no es dar respuestas, sino plantear preguntas. Es una reflexión dónde se mezclan la historia, la religión, la ciencia… Incluso hay un monólogo de Dios, que observa cómo su creación deviene en redes sociales, inmediatez, banalidad…, hasta convertirse en un monstruo de consumismo.

El estreno fue en Alemania…, ¿tenías un especial interés en traerla a Cuba?
Sí, la obra se estrenó en el Pina Bausch Zentrum con ArtEZ Bachelor of Dance y tres bailarines cubanos invitados: Alexis Fernández Ferrera, Maikel Pons Barzaga y Javier Aguilera Planas. Pero para mí era esencial estrenarla también en Cuba. Me gusta el cambio constante y trabajar con personas diferentes; es un pin pon que me retroalimenta y no me deja estancar.
Los bailarines con los que trabajo ahora en Cuba son muy jóvenes, llenos de deseos de hacer. Se siente la inocencia de quien vive su primera vez, pero defienden su trabajo con un poder increíble, con toda la bomba que los caracteriza.
¿Qué es lo que más te interesa trabajar con cada bailarín?
Me interesa más la persona que hay detrás del bailarín que el bailarín en sí. Cada uno carga una mochila de vida llena de experiencias, para mí es más interesante ese fondo que un cuerpo vacío que solo busca mostrar lo bien que baila. Ese tipo de danza me aburre. No critico otras formas, pero como espectador, me fascina más observar a la gente cuando no está bailando.
Quiero llevar a esa persona a que me cuente algo a través del cuerpo. Me gustan las historias, verlas desde distintos puntos de vista, y a través de ellas qué puedo coger para transformarlas en otras historias. Observar hasta dónde es capaz de llevarnos el “libre albedrío”.
En la práctica, ¿cómo logras sacar esa «madera» de cada intérprete?
No les enseño a ser humanos, trabajo con lo que llevan dentro. Construyo la mesa con la madera de cada uno, aunque a veces es difícil sacarla porque no están acostumbrados a usarla. Suelen abordar la danza desde la estructura, pero yo parto del individuo: primero el qué quieres decir, luego el cómo lo cuento.
También trabajo a partir de rituales con palabras o frases que la sociedad repite y que uno quisiera cambiar. Entre todos inventamos un lenguaje nuevo donde, aunque no entiendas las palabras, sientes la intención. Esa es la magia de los rituales: una fe tan fuerte y profunda como la vida misma.

Con Wolves at Dawn, Julio Iglesias no solo nos invita a presenciar un espectáculo, sino a sumergirnos en un viaje sensorial que cuestiona los fundamentos de nuestra existencia. Su obra se erige como un ritual contemporáneo que, al igual que la manada de lobos que inspira su título, no abandona a su audiencia, sino que la acompaña en una reflexión para que amanezcan nuevas preguntas. Un montaje que también invita a buscar la historia personal que cada cuerpo está destinado a contar.





