Por Andrés D. Abreu / Fotos Ricardo Rodríguez Gómez
En el país de las sombras, pieza coreográfica creada por la compañía sueca Memory Wax, que dirigen Miguel Ascue y Johanna Jonasson, es parte del repertorio de la compañía cubana Danza Teatro Retazos, como resultado de la estable colaboración que mantienen ambas agrupaciones. La obra puede calificar desde su esencia como un breve resumen “contemporáneamente” danzando sobre la historia de la imagen en movimiento, pactado con el ilusionismo primigenio que siempre sedujo al hombre desde el fascinante mundo de las sombras y sus misterios.
Tres bailarines asumen los roles de figurar como aparentes marionetas que interactúan con el haz luminoso de las linternas, multiproyectarse desde la virtualidad del video que rueda sobre pantallas-cortinas, y existir en primeros planos del escenario más cercanos a los seres de carne hueso que son y seducen. Y toda esa transfiguración intermedial transcurre con una fluidez de acción, interrelación de escalas, verisimilitud de ensueños que no deja casi espacios y tiempos vacios para dudar de la integridad total de esos personajes o identidades creativas para un divertimento alucinante.
En el país de las sombras no se cuenta una historia predecible pero sí se tejen historietas sugerentes sobre ese posible andar tragicómico por los mundos eternales que alimentan las almas.
Puede que en ocasiones la pieza se siente más infantil que inocente, pero en la mayoría de sus momentos toma un vuelo que supera los límites de una posible edad definida para devenir parte de su público. Tal vez por escasos instantes luce también más ingenua que ingeniosa o disonante en su construcción al incorporar ciertas imágenes en video del mar y, sobre todo, en la secuencia de los peces de agua dulce, momento que fracciona a nivel de atmósfera la fuerte coherencia que establece el recurso de las sombras (en cualquiera de sus variantes proyectada), como buen hilo conductor de un poético aliento a retablo actualizado, un retablo metáfora que sabe jugar hasta con los intersticios reveladores de sus trasfondos y que al final incluso rompe dulcemente distancias con los espectadores al dejar salir de los límites del escenario a sus actores linterna en mano.
Interpretada con un repertorio amplio de matices gestuales de danza y teatro de todos los tiempos y lugares por tres de lo más capaces performers de Danza Teatro Retazos, Alina Ramírez Moro, Arian González y Danys Brian Barreras, En el país de las sombras discurre como propuesta feliz que suele ser fácil de acariciar. Desde la aparente simpleza de sus momentos de acción dramática va entrelazando una elaboración bien pensada de multimedios artísticos eficaces, para provocar esa divinidad de la fantasía ensoñadora que entre risas y melancólicas suele sanarnos de penas y salvarlo todo.