“Lo que sabemos es una gota de agua. Lo que ignoramos, es el océano”
Isaac Newton
Por Miguel Alejandro Corella Buitrago
Este 22 de junio se cumplen 174 años del fallecimiento de Francisco Covarrubias, considerado el “Padre del Teatro Cubano”.
Calificativo que se ganó no solo por su talento como actor, sino también por haber iniciado el costumbrismo en la literatura nacional e introducir los personajes del negrito y el campesino, que devendrían figuras fundamentales de la escena cubana.
Covarrubias nació en enero de 1775. Estudió latín, filosofía, cirugía y anatomía. Desde muy joven comienzó a trabajar en comedias caseras, hasta que abandona definitivamente la Medicina, sin embargo, a los 25 años decidió hacer a un lado ese sueño familiar para dedicarse al arte de las tablas.
Su debut como bajo cómico fue en noviembre de 1800 en el escenario del habanero teatro El Circo, situado en el Campo de Marte, cerca de los actuales Jardines del Capitolio, ganándose aplausos y felicitaciones del público, además de los elogios de un crítico de su momento, Buenaventura Pascual Ferrer, redactor de El Regañón de La Habana. Luego tras la remodelación de El Circo, se convertiría en Teatro Villanueva. En él se despidió del público el famoso actor cubano Covarrubias quien, uniendo el nombre del Villanueva al Teatro Principal en la Alameda de Paula, compuso los siguientes versos:
“Es mi destino patente que un circo fuera mi oriente y otro circo sea mi ocaso.”
Como autor, comenzó a escribir una o dos obras por año, cuyos textos no han llegado a la contemporaneidad. Se le considera el creador del llamado género chico cubano, al adaptar a nuestro ambiente, los pasos, sainetes y entremeses españoles. Sus puestas en escena se intercalaban con canciones, generalmente décimas, que llegaron a alcanzar gran popularidad.
Entre sus obras se recuerdan El peón de tierra adentro, La valla de gallos, Las tertulias de La Habana, La feria de Carraguao, Este sí que es chasco, Los velorios de La Habana, El montero en el teatro, El gracioso sofocado, No hay amor si no hay dinero, y El forro del catre, entre otras.
El nombre de Francisco Covarrubias es citado por varios críticos teatrales:
“A Covarrubias debemos la fundación de un teatro de absoluta ascendencia nacional”, expresó el investigador Rine Leal, al opinar sobre la importancia y los aportes a la escena cubana.
José Martí, nuestro Héroe Nacional, dijo en 1875: «La independencia del teatro es un paso más en el camino de la independencia de la nación». Para llevar la cultura a las áreas rurales, a cooperativas, granjas y centros laborales, Isabel Monal y Fermín Borges idean la Brigada Teatral Revolucionaria, liderada por Jesús Hernández, que en 1962 toma el nombre de Brigada de Teatro Francisco Covarrubias.
Posteriormente, el 3 de septiembre de 1979, el Teatro Nacional de Cuba le pone el apellido Covarrubias a una de sus salas. También en su honor, la Asociación de Artes Escénicas de la Uneac entrega cada año los Premios Caricato considerados los más prestigiosos de las Artes Escénicas en Cuba y, desde su primera entrega en 1979, estimulan a los profesionales de la escena radial, televisiva, teatral y cinematográfica, a realizar un trabajo mejor en el desempeño de su carrera.
Gracias al ingenio de Covarrubias el Teatro Cubano llegó a tomar una perspectiva de búsqueda con nuevas posibilidades; experimentando hacia conceptos de espectáculos escénicos con la mezcla de géneros diversos: ballet-teatro; teatro-danza, revistas musicales. Y los esfuerzos por consolidar el teatro lírico, con tramas esencialmente criollas. Impulso que fomentó también a lo largo de los años la creación de grupos humorísticos con la conducción del Centro Promotor del Humor (CPH) y que cuenta desde 1993 con un festival anual Aquelarre, auspiciado por el Consejo Nacional de las Artes Escénicas.
Nuestro Caricato Mayor, ese grande de las tablas cubanas murió a los 75 años, en su natal Habana. Recordar su impronta, es el mejor homenaje que los teatristas cubanos le pueden ofrecer, de ahí mi cita inicial de Isaac Newton: “Lo que sabemos es una gota de agua. Lo que ignoramos, es el océano”.
Iniciador del teatro vernáculo en Cuba y del costumbrismo en la literatura nacional, Francisco Covarrubias es, sin dudas, una figura cimera en el teatro cubano, maestro de la identidad en la escena nacional.