Encuentro con la Crítica: Reflexión y diálogo sobre la escena cubana

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Por Yanetsy León González

CAMAGÜEY.- Carlos Díaz, fiel a su reputación de provocador incansable, llegó al Festival Nacional de Teatro de Camagüey con Réquiem por Yarini, una obra que desborda audacia y opulencia visual. Su estilo, siempre polémico, vuelve a desafiar las convenciones y a sacudir al espectador, esta vez con una reflexión cruda sobre el poder, la moralidad y el deseo.

El espectáculo de Teatro El Público, con sus más de dos horas de intensidad y arte total, fue la chispa perfecta para encender el Encuentro con la Crítica. Este espacio, dedicado a develar los procesos creativos detrás de la escena, plantea una pregunta central: ¿cómo logra Carlos Díaz transformar el escándalo y la controversia en un teatro de tal magnitud y profundidad?

Este martes, dio inicio el evento teórico, coordinado por la Sección de Crítica e Investigación de la Asociación de Artistas Escénicos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). Comenzó en el Centro de Convenciones Santa Cecilia, con Omar Valiño como moderador, y contó con la participación de Norge Espinosa, dramaturgo y asesor de Teatro El Público, quien abordó el proceso y las connotaciones del espectáculo, presentado aquí en el Teatro Avellaneda.

Norge Espinosa abrió el diálogo destacando la necesidad de “recuperar las vibraciones” en la Cuba actual y reflexionar sobre “qué hacemos como teatro”. La gran interrogante de nuestro tiempo está intrínsecamente ligada al “destino de Cuba”. Compartió detalles desde los ensayos iniciados en marzo hasta su estreno en junio de este mismo año, enfatizando la relevancia de la figura del dramaturgo Carlos Felipe, autor de la obra base.

Carlos Felipe, situado en una “dramaturgia en transición” entre las décadas del cuarenta y el cincuenta. La pieza que inspira esta puesta en escena se estrenó en 1965, bajo la dirección de Gilda Hernández con el Conjunto Dramático Nacional.

Según Espinosa, Réquiem por Yarini propone imaginar a Cuba como un burdel en la calle San Isidro, escenario donde se decide la vida o muerte de un hombre. Esta interpretación, bajo la dirección de Carlos Díaz, rinde homenaje al texto original a través de un acto de “invocación de fuerzas mayores”. Mencionó que, aunque la puesta no pudo presentarse en Camagüey con la pasarela del Trianón, que dialoga con la vida de la calle Línea en La Habana, se mantuvo fiel al espíritu de las producciones de Teatro El Público.

El crítico también destacó el desafío de abordar obras de tradición, subrayando la influencia de maestros como Roberto Blanco y Berta Martínez, siempre presentes en las creaciones de Díaz, así como los guiños a otras producciones del grupo. Durante el proceso de investigación, Espinosa resaltó el aporte del estudio de Armando Correa, quien dedicó su tesis de graduación de la Universidad de las Artes ISA a Carlos Felipe, un dramaturgo que retrató personajes de los márgenes y escenarios populares de la Cuba de su tiempo.

Espinosa reflexionó sobre la dimensión espiritual de Réquiem por Yarini, describiéndola como un “diálogo con el más allá, con las potencias, con los santos”, una expresión de la fe que sirve de refugio ante las adversidades. La obra, que cuenta con un elenco de unos 35 actores, exige un alto grado de sacrificio y entrega, pero el público ha respondido con entusiasmo y gratitud, generando una experiencia profundamente satisfactoria para el equipo.

En ese sentido, Kike Quiñones, decano de la Facultad de Arte Teatral de la Universidad de las Artes (ISA), reconoció que el espectáculo Réquiem por Yarini aportó a la universidad una perspectiva renovada sobre el proceso formativo. En esta puesta en escena, Carlos Díaz, Premio Nacional de Teatro, contó con la participación de 18 estudiantes, integrándolos de manera activa al proceso creativo.

“Teatro El Público, como referente sólido en la escena cubana, ha brindado a la facultad la oportunidad de diseñar dinámicas creativas que conectan directamente a los estudiantes con grupos teatrales profesionales, sin desvincularlos de los objetivos y contenidos del programa académico”, insistió.

El Encuentro también permitió evocar figuras emblemáticas del teatro cubano, como Verónica Lynn, Premio Nacional de Teatro, a quien Espinosa describió como un “tesoro nacional”. Con 93 años, Lynn continúa siendo un ejemplo de rigor, disciplina y contención, cualidades que marcaron su legado en personajes memorables como Luz Marina, de Aire Frío, y Santa Camila.

“Verónica ha estado presente en la vida de todos nosotros de muchas maneras. Apláudanla y quiéranla mucho porque ella es un tesoro nacional”, expresó, en un gesto de admiración colectiva porque esta vez trajo la comedia del absurdo Frijoles colorados y ha sido el bien más admirado del Festival.

En sus palabras finales, Norge Espinosa recordó que “el teatro es saber estar erguidos en el escenario, es saber estar con dignidad”, subrayando el valor de este arte como espejo y reflexión de la sociedad cubana. Este primer día del Encuentro con la Crítica reafirmó el compromiso del teatro con la memoria, el cuestionamiento y la búsqueda de nuevas perspectivas para pensar y construir el presente.

En portada: Réquiem por Yarini, Teatro El Público. Foto  Leandro Pérez Pérez.

Tomado del periódico Adelante