Search
Close this search box.

En Matanzas: Mujeres y titiriteras

image_pdfimage_print

Sobre las tablas, la actriz española Rosa Díaz narra la historia del abuelo y, desde la platea, una carita infantil enmarcada de lazos observa y copia cada uno de sus movimientos: cómo conseguir la onomatopeya de un fuego artificial y luego seguir con el dedo su imaginaria trayectoria. Este acto aparentemente simple nos revela la importancia de los referentes: una artista bajo los spotlights inspira a muchas niñas, les muestra un camino posible.

La recientemente concluida XV edición del Festitaller Internacional de Títeres de Matanzas (Festitim) estuvo dedicada a las mujeres titiriteras como una manera de darles visibilidad a ellas que, al decir de Rubén Darío Salazar, regidor artístico del evento, son parte fundamental de la historia de los retablos.

Así tuvimos la oportunidad de disfrutar del trabajo de algunas destacadas maestras del teatro de figuras en Hispanoamérica. La propia Díaz, quien volvió a nuestra ciudad luego de 14 años, nos regaló una puesta en escena dotada de belleza y versatilidad técnica, La casa del abuelo, merecedora del premio de género Xiomara Palacio, por su mirada a la muerte desde la sensibilidad femenina.

Ella se descubrió a sí misma como parte de este universo con dicho espectáculo en 2009, aunque con anterioridad había mezclado muchos lenguajes distintos. “Cuando me empezaron a llamar así, me dije: ‘no sabía que me permitían entrar en esta gran familia’, porque para mí titiritero es alguien a quien se le debe un respeto inmenso —contó la creadora granadina—. Ser mujer y titiritera es doblemente complejo porque, al menos donde yo vivo, siempre se le ve como el escalón más bajo del teatro, si ya cuesta vender títeres, pues siendo mujer lo tienes más complicado”.

En la misma línea de pensamiento, la actriz Silvia Káter, quien confiesa que se enamoró del Festitim en su primera participación en 2022, concibió un texto, junto a Liliana Hesant de Corriendo con lobas, especialmente para la temática de este año y que, aunque no resulta totalmente biográfico, recoge experiencias propias y de muchísimas colegas que han padecido el menosprecio.

“Desde hace meses nos pusimos a soñar y escribimos Tiempo de abrazARTE, para Matanzas y también para el Mérida Fest de Yucatán. Trata de una madre y su hija que tienen una compañía, ellas están cansadas de cómo se les ningunea, se les humilla, hay cada vez más restricciones de presupuesto”. Para la mexicana, Premio de Mejor Actuación Femenina de la penúltima edición, el viaje metafórico que relata su obra, entendido desde una perspectiva de género, es también la búsqueda de muchas féminas que luchan por un espacio propio.

Como parte de los homenajes de este Festitaller, estuvo el dedicado a Maribel López, actriz y directora del Guiñol de Guantánamo, a quien se le entregó la Distinción Hermanos Camejo y Pepe Carril. Esta inspiradora de generaciones de teatristas lleva más de 50 años en el ámbito titiritero y reconoce que aún la sigue emocionando.

“Empecé a los 17 años en la profesión. En ese momento, el teatro de figuras era el arte subestimado y uno tenía que amarlo mucho. Nosotros estábamos siempre detrás de un retablo, los títeres eran los protagonistas y prácticamente vivíamos en el anonimato, pero esto te enamora tanto que, cuando de verdad lo disfrutas, ya no puedes abandonarlo. Toda mi vida gira en torno al guiñol, hasta en lo personal, mis hijas crecieron en ese ambiente”.

Entre los referentes que guiaron sus pasos, recuerda el de Carucha Camejo, cuya experiencia recibió a través del maestro Armando Morales, también a  Xiomara Palacio y del llamado “trío de oro de los títeres” de Santa Clara a la maestra Olga Jiménez Montesinos, a quien evoca como una excelente profesional.

“Otra circunstancia es que soy de Guantánamo, en el extremo de Cuba, y salir de allá para posicionarte en los eventos importantes pues siempre se hace difícil. Afortunadamente, desde hace 30 años existe el Festitim, como una oportunidad de superación para las mujeres del teatro”.

Y justo ese espacio de confluencia y crecimiento es lo que destaca la joven titiritera matancera María Laura Germán: “Ha sido una oportunidad inmensa de visualización para creadoras de todas las edades. Han venido maestras que conozco desde el año 2008, que fue el primer Taller en el que participé conscientemente. Reencontrarme con ellas, ahora como colegas, sin importar la edad o el tiempo, ha propiciado un cambio de punto de vista.

“Nunca me he sentido segregada, ni como dramaturga ni como actriz ni como titiritera, pero soy de la escuela de Rubén Darío Salazar y, para él, si tienes talento y eres un buen ser humano, eso es lo que importa. Pero sí reconozco que generaciones de mujeres anteriores han sentido que su trabajo no se echaba a ver y creo que ahora tenemos más puertas abiertas, más espacios de representación y de ser escuchadas”.

En portada: Las titiriteras Liliana Hesant y Silvia Káter presentan, en su obra, los retos que enfrentan las artistas a diario. Foto Raúl Navarro.

Tomado del Periódico Girón, Matanzas.