Elogio a Jesús Lozada Guevara

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El escritor recibió, el pasado 9 de mayo, el Premio Juglar de Honor, que otorga la Asociación de Artistas Escénicos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, por haber sido una figura importante en la revitalización de la narración oral en Cuba. El Portal Cubaescena publica las palabras de elogio leídas por la también narradora oral, Elvia Pérez, en la ceremonia de entrega del premio

Por Elvia Pérez Nápoles

Jesús Lozada Guevara, Camagüey en 1963, poeta, narrador oral, médico y figura clave en la revitalización de la narración oral en Cuba, fundo en 1987 La Peña del Brocal en su ciudad natal, que posteriormente le daría ese nombre al primer premio a los artistas del género en Cuba y Latinoamérica.

Este artista, con espíritu renacentista, lleno de saberes y sabiduría, se vinculó desde los dieciséis años al renacer del arte de contar historias y hasta el día de hoy no ha cesado, participando junto a Francisco Garzón Céspedes y Ana María García en la fundación del primer Festival Nacional de Narración Oral de Cuba en 1989.

Esto no le ha impedido graduarse y ejercer como médico, escribir y recibir numerosos reconocimientos como poeta, desarrollar una labor investigativa sobre la narración oral que ha culminado en la publicación de varios títulos de la colección Oralia de la Editorial Tablas-Alarcos, escribir y dirigir el primer programa radial de cuentos narrados en su país, fundar la Bienal Internacional de Oralidad de Santiago de Cuba y participar en numerosos eventos literarios y festivales de cuentos  en Cuba y  diversos países, sin descuidar su hogar y su familia.

Todo lo cual, aún dicho de forma resumida, nos remite a una personalidad creativa, capaz, disciplinada, preocupada y ocupada, una mente y un cuerpo que no descansan en favor del arte, la cultura y la sociedad.

Imposible abordar todas estas aristas y que no se nos escape algo de quien ha sido pionero en tantos aspectos. Por comentar algunos de los que personalmente disfruté en mis inicios, me referiré a la reinterpretación de patakies en su espectáculo Oluwa Ewé, donde mezcló tradiciones yorubas con una puesta en escena tan diferente a los caminos trillados del rito y los mitos, que muchos no pudimos procesar, porque todo lo novedoso que se nos presenta nos desconcierta al no transitar por los senderos tantas veces recorridos.

Hoy, con más experiencia, puedo valorarlo como uno de los espectáculos más interesantes de ese momento en su dimensión experimental y postmoderna, donde se presenta una puesta en escena nada convencional que nos planteaba nuevos caminos.

Por otro lado, la defensa de la tradición oral campesina, vinculada a su familia de origen en Las mil y una, el acercamiento a autores clásicos cubanos y universales mediante sus diversos espectáculos, todo lo cual por sí solo nos llevaría a un estudio de caso donde podemos transitar por un puente entre lo ancestral y lo moderno.

Su presencia en la poesía que se ha caracterizado por la exploración antropológica, con reflexiones sobre la condición humana, la espiritualidad, la mística, el amor, la naturaleza y la energía vital reflejadas desde sus primeros libros: Archipiélagos, seleccionado en la primera convocatoria de Pinos Nuevos en 1994; Ojos quebrados (2004), así como en obras posteriores como Sentado en el olvido (2020), Canciones Eslavas y Hablar la Noche, ambas del 2022.

Como si esta labor artística no fuera suficiente para recibir este reconocimiento hoy y muchos más, está su labor promocional en torno al arte de contar historias. La Bienal Internacional de Oralidad de Santiago de Cuba, desde la misma concepción de su nombre se propuso abrir espacios para todas las formas de la oralidad artística, lo cual fue un gesto precursor y atrevido para la época apoyado por Estudio Teatral Macuba.

Los primeros encuentros de este festival fueron paradigmas para todos los que pudimos participar y recibir orgullosamente el premio Brocal. El nivel de los participantes nacionales y extranjeros marcó la diferencia en la búsqueda de validar nuestra propuesta artística en las artes escénicas de nuestro país.

También le debemos los primeros crecimientos de narradores orales a la UNEAC, lo que posteriormente nos permitió crear la Sección de Narración Oral dentro de la Asociación de Artistas Escénicos.

Fundamental ha sido su presencia como asesor en diversos espacios como en el Foro de Narración Oral del Gran Teatro de la Habana, impulsando el Aula de Teoría y Pensamiento a partir del 2011, colaborando con la Red Internacional de Cuentacuentos, como asesor escénico del colectivo Narrarte y coordinador del grupo de expertos para la narración oral del Consejo Nacional de las Artes Escénicas.

Para finalizar este breve elogio para alguien tan inmenso escojo unos versos de su libro Archipiélago:

Yo hombre los invito a estar en mi historia

Aseguro que la piel de un ser humano es tan confusa

Tan propicia tan bella para descansar las palabras

Que la mía puede ser de un adolescente

Pero hoy prefiero esta sombra

En la que todo será sacado de su templo.

Así hoy, Jesús Lozada Guevara, adolescente en su piel, hombre con historia recibe en tu templo, tu país, este premio.