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El príncipe feliz: títeres y flamenco

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Por Giselle Bello

Una singular mezcla, títeres y flamenco, desembarcó en Cuba procedente de Sevilla. Se trata de la obra El príncipe feliz, coproducción de Búho Teatro y Teatro de las Maravillas que se presentó durante la pasada vigésima edición del Festival de Teatro de La Habana y luego en la sala Pepe Camejo de la ciudad de Matanzas.

Ambos colectivos se funden es esta puesta en escena, adaptación del cuento homónimo del escritor inglés Oscar Wilde, que habla sobre el poder que se conduele ante el sufrimiento ajeno, la belleza del sacrificio y la posibilidad siempre latente de redención

Ante la actual situación mundial de guerras, pobreza y aumento de las desigualdades su mensaje cobra muchísima significación, asegura Juan Luis Clavijo, director de Búho Teatro, en conferencia de prensa ofrecida en la Casa de la Memoria Escénica.

“Esta historia habla de eso, del poder que tienen los que dominan y cuando miran y ven el dolor en el pueblo quieren hacer algo. Nada moralista, hemos intentando mostrarlo con sutileza, a través de cuadros dramáticos sin mucho texto y canciones que van contando un poco. Al final terminamos en una gran fiesta porque, por mucho sufrimiento que haya, el ser humano siempre sale adelante y renace como el ave Fénix”.

Apenas tres actores sobre el escenario: el propio Juan Luis y Jesualdo Díaz y Carmela La Chocolata, artista multidisciplinar, quien es la encargada de introducir a un cuarto protagonista: el baile y la música flamenca.

“En los inicios no tocábamos el flamenco porque en Andalucía se considera una especie de tabú, algo sagrado. Hay que ser muy cuidadoso al usarlo porque en el momento en muestres algo sin la calidad y la dignidad mínima, no lo vuelves a exhibir nunca más.

“Cuando nos decidimos a trabajar con él, porque constituye parte fundamental de nuestra identidad, tuvimos que buscar gente: músicos, cantantes y bailaoras de calidad que nos enseñaran qué se puede hacer y qué no y juntos crear”.

Como resultado de esa conjunción artística, la obra se carga de toda la fuerza, pasión y magnetismo que emana de la cultura andaluza. Esto, unido a la belleza del diseño escénico y de figuras y a su exquisito dominio de las técnicas de manipulación,  convierte a El Principe… en una pieza memorable.

Trabajar en conjunto ha permitido a los grupos nutrirse mutuamente de sus destrezas interpretativas, dramatúrgicas y plásticas. Juan Luis destacó que la unión con Maravillas elevo la visualidad de la puesta en escena. “Ellos tienen una artesanía laboral muy rica y potente.”

Por su parte, Jesualdo Díaz, al frente de la otra agrupación hermanada, sentenció que resulta muy enriquecedor cuando dos directores logran ponerse de acuerdo para crear un solo proyecto. “Puede parecer complicado pero hay que saber escucharse mutuamente y ceder en pro de un fin colectivo.

“Compartimos las mismas ideas. En nuestros espectáculos trabajamos con valores fundamentales que están desapareciendo. Siento que actualmente avanzamos en lo económico pero, a la vez, la gente pisotea al otro, se ha perdido la tolerancia, el respeto, la amistad”.

Sobre su estancia en la Isla, ambos aseveraron que han disfrutado de su música, su arte, su dramaturgia. “Queremos mostrar nuestro trabajo y, a la vez, retroalimentarnos de la cultura”. Su presencia en Matanzas para cumplimentar una invitación de Teatro de Las Estaciones a encontrarse con el público yumurino, lo confirma.

Foto Raúl Navarro