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El baile de y para los orishas en el tambor de santo de Graciela Chao, una investigación desde el foco a la práctica

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Por José Omar Arteaga Echevarría

Debemos defender nuestras manifestaciones musicales y danzarias originales porque forman parte indisoluble de nuestra identidad nacional.
Graciela Chao Carbonero

El libro El baile de y para los orishas en el tambor de santo de la pedagoga e investigadora Graciela Chao Carbonero, publicado por la Editorial Adagio en el año 2008, vuelve a mis manos como un valioso texto que he tenido la oportunidad de consultar en varias ocasiones de mi vida de estudiante e interesado por la danza. Este volumen, cuya motivación principal son los recuerdos de una abuela y el acervo de esa oralidad profunda que trajeron consigo los africanos a quienes les fue arrebatada su libertad y sus reinos, y se trajeron guardada toda su historia, sus ritos, sus dioses para esparcirlos sobre la tierra isleña.

Este libro habla de los orishas, de las tradiciones yorubas heredadas por los ancestros lucumíes. El tambor de santo, ritual que ocupa un lugar cimero entre los rituales de la Regla de Osha o Santería, posee características propias que son expuestas en estas páginas a partir de la investigación de la autora desde las propias vivencias y los estudios realizados por Don Fernando Ortiz, Lydia Cabrera, Rogelio Martínez Furé, Natalia Bolívar y otros investigadores que han construido estos registros que nos llegan sobre las religiones de origen afrocubanas. El tema principal, por supuesto es la danza, esas maneras en que se conjugan las expresiones kinéticas con las características propias de los orishas, teniendo en cuenta además los cantos y sus significados, así como el estado de trance cuando el orisha “baja” en una persona (posesa).

Ofrece la maestra Graciela todos los detalles que conforman la fiesta del tambor de santo o wemilere, explicando la función de cada participante y como evolucionan las danzas, cantos y toques, así como la relación estrecha entre estos elementos.

A partir de aquí establece un estudio minucioso que parte de las expresiones del foco folclórico y su proyección para la escena, teniendo en cuenta sus experiencias en el Conjunto Folclórico Nacional y la metodología empleada para la codificación de estas danzas. Cada orisha es descrito con sus toques, cantos y pasos a partir de un meticuloso algoritmo que constituye una guía integral para el aprendizaje de estas expresiones danzarias. Aquí se particulariza cada deidad del panteón yoruba, las más célebres en nuestro país y sus expresiones musicales y danzarias, también los pasos que son comunes para todos. Se ofrece en uno de los capítulos esenciales, las secuencias en un orden lógico de estas danzas de los orishas para ser puestas en práctica durante las clases en las escuelas o compañías folclóricas.
Como uno de los aciertos y atractivos de este libro está el glosario de términos empleados en los wemilere o tambor de santo, cuestión de vital importancia para el entendimiento de las dinámicas de estas festividades rituales donde muchos procesos adoptan nombres en lengua yoruba y otros resignifican los vocablos que conocemos del castellano.

Al final, a modo general ofrece la investigadora una visión en torno a la mixtura cultural que posee la cultura cubana, donde la africanía se expresa como un elemento esencial que está presente en todas las aristas de esa urdimbre que es “el cubano”. Nuestras danzas, las surgidas desde el pueblo, las expresiones modernas y contemporáneas, pasando por el ballet están contaminadas de esa africanía.

En sus propias palabras, Graciela Chao expresa como cierre:

…la africanía de la danza en Cuba podemos visualizarla como una escalera en cuya base se encuentran las danzas rituales; un primer peldaño con las danzas de marcada influencia africana, pero desvinculadas del factor religioso; un segundo peldaño, donde aparecen danzas amalgamadas con factores euro-africanos, como pueden ser los sones miméticos o los bailes de salón y un cuarto peldaño con las danzas teatrales o escénicas.

Este es un material valiosísimo para la enseñanza de la danza, también para desentrañar esas liturgias que no nos son extrañas, los rituales festivos, la santería, lo negro que nos pertenece a todos, es un libro para hurgar en nuestra esencia.

Graciela Chao Carbonero es Profesora Titular Adjunta del Instituto Superior de Arte. Se integra en los cursos del Departamento de Danza Moderna del Teatro Nacional de Cuba. Matricula en los años además en los primeros cursos para la Formación de Instructores de Arte (1961-1962). En 1965 entra a formar parte del Conjunto Folklórico Nacional en calidad de bailarina donde se destaca por su cuidado en la ejecución e interpretación de las danzas folclóricas.

Dos años después se dedica por entero a la docencia. Fundadora del Instituto Superior de Arte, fue la primera jefa del Departamento de Danza Folclórica, donde continúa como maestra de generaciones, no solo en la universidad sino también en la Escuela Nacional de Danza.

Investigadora en danza, posee en su haber títulos importantes como: Folklore cubano: I II III IV: guía de estudio junto a Sara Lamerán (1979), Bailes yorubas de Cuba: guía de estudio (1980), De la contradanza cubana al casino (2006), El baile de y para los orishas en el tambor de santo (2008) y Apuntes sobre la enseñanza de las danzas cubanas. Historia y metodología (2010) junto a la investigadora Bárbara Balbuena Gutiérrez, volúmenes de referencia para las escuelas de danza, para bailarines, creadores, investigadores y amantes de las tradiciones danzarias que integran el acervo del folclor cubano.

Premio Nacional de enseñanza Artística 2011, ha presentado ponencias en eventos nacionales e internacionales: jornadas pedagógicas, simposios, encuentros latinoamericanos de enseñanza artística y en el Congreso Mundial Yoruba en el 2003. Ha impartido conferencias y cursos de bailes organizados por diferentes instituciones en países como Panamá, Venezuela, Brasil, Belice, México, Italia y España.

Foto tomada de Internet