Por Arsenio García. Oficial de comunicación de la UNICEF
Hablar de Eduardo Blanco constituye un verdadero reto por cuanto en esa persona, signada por la genialidad, convergen tantos valores, tanto talento, que cualquier opinión peca de quedarse por debajo de su enorme valía.
Nunca he podido despejar la duda de por qué es Eduardito para muchos. Pero de lo que sí estoy convencido que no es por su estatura física, ni por esa nobleza que refleja su rostro, ni por el explosivo entusiasmo, casi infantil, que siempre lo ha caracterizado. Es Eduardito por la estela de cariño y admiración que siempre deja tras de sí.
En mis 25 años como Oficial de Comunicaciones en UNICEF, Eduardo siempre respondió con entusiasmo a nuestras propuestas. Su trabajo ha sido fundamental en la promoción de los derechos de la infancia y la adolescencia. No puedo dejar de mencionar la puesta en escena del Camarón Encantado donde hizo gala de sus herramientas pedagógicas y de su ternura hacia los niños y niñas de las primeras edades.
Asimismo, me viene el recuerdo de aquel amanecer en el Casco Histórico de la Habana Vieja con decenas de adolescentes provenientes de escuelas de arte, para grabar el flash mob que apoyó la campaña de global de UNICEF UNETE por la Infancia. Considero que el video resultante de ese momento es una obra de arte intemporal, digna de ser mostrada en cualquier escenario.
Trabajar con Eduardo en un verdadero lujo. Cuando me llegan noticias de sus éxitos en otras latitudes no dejo de sentir una sana envidia.
No tengo la menor duda, y de hecho ya lo he podido comprobar, el orgullo con que muchos bailarines y bailarinas reconocen en sus currículos el haber participado en algunas de sus coreografías o haber participado en las puestas en escena dirigidas por él.
A pesar de su juventud Eduardo Blanco es una de las columnas que prestigia al Ballet Nacional de Cuba, que por demás constituye un emblemático ejemplo de la cultura cubana.
Foto de Portada: Tomada del perfil de Facebook de Eduardo Blanco
