Dice Juana Bacallao: Yo era muy mala, era muy fea, pero simpática
Juana Bacallao o Nerys Amelia nació en La Habana el 26 de mayo de 1925, en el barrio de Cayo Hueso. Con el tiempo se convirtió en ese personaje popular que se resistía a cualquier etiqueta. Esperamos a que pasara la avalancha de notas por su cumpleaños para publicar este testimonio inédito, que nos ha cedido amablemente el crítico e investigador Roberto Pérez León, con el cual rendimos homenaje a esta cubana rellolla que ha hecho reír a tantas personas
Por Roberto Pérez León
(COMO YA NO SE USA EL TELÓN ENTONCES EL ESCENARIO CUANDO LA GENTE ENTRE SERÁ UNA BOCA DE LOBO. CUANDO TODO EL MUNDO HAYA LLEGADO, DE PRONTO UN TREMENDO CHORRO DE LUZ ME ILUMINA COMO SI YO FUERA UNA APARICIÓN DEL OTRO MUNDO. Y DE LAS LUCECITAS QUE SE DESPRENDAN DEJA EN TINIEBLAS EL ESCENARIO, LA GENTE VA A DARSE CUENTA QUE ES UN CAMERINO, EL MÍO, EL DE LA VEDETTA Y ENTONCES YO VOY DE UN LADO PARA OTRO ENTRE LAS SOMBRAS Y AHÍ ES DONDE LE METO MANO AL CUENTO. YO VOY A SER POR UN LADO JUANA Y POR EL OTRO NERYS AMELIA. ¡DALE NIÑO! MÉTELE CON TODO QUE ESTO ESTÁ LISTO. ¡ACCIÓN!)
Yo empecé a llamar la atención con un nombre inventado. Tengo dos nombres, uno para cuando me vayan a enterrar y otro artístico. Siempre hay un chisme sobre mi figura…, envidiosa que es la gente. Porque siempre soy una artista, una persona muy natural en mi vida. (ME CALLO UN MOMENTICO Y ME PONGO A CAMINAR CON ESA SENSUALIDAD QUE TENGO) Camino así porque la naturaleza me lo dio. No es fácil mantenerse. Tienes que estar bonita para mantenerte. La vida es dura. La vida no es fácil. Yo no he ido a la universidad, pero tengo mi preparación. Sé llegar a dónde tengo que llegar. Sé cómo me tengo que comportar. Cuando estamos entre artistas te digo cualquier cosa, pero en la vida seria es distinto.
A través de los años sigo siendo Juanita luchando. Y a Juana nunca se le ve, ¿verdad? Todo el tiempo «sembrá» en su apartamento. A salir nada másss que cuando la llaman. Juana es una persona que parece más catedrática que artista. Por eso quiero decir que me siento muy feliz y muy dichosa de compartir con mi gente. No quiero hablar de tristezas. El pueblo ya sabe la vida de Juana. El arte es una cosa de naturaleza porque yo nunca he estudiado música. La música… (ahora pongo onda de embeleso) Eso nació conmigo. El problema mío es que a mí hay cosas que no se me pueden señalar. Porque yo traigo lo mío. Yo trabajo a pura cabeza, sino se me troca la cosa…, y cuando hay que concentrarse y salir artista que no me bajen numeritos de espanto.
Empecé luchando. Una niña muy bien criadita en el colegio de monjas. Cuando uno pierde la madre y el padre ya no vale nada. Sí, hay egoísmo cuando una tiene un barracón. Quiero decir, ustedes saben, que soy una mujer fina, decente y revolucionaria. Tuve que batirme con todas todas sin reglamento y sin bandera ni palo ni ná ni ná de eso de las banderas floteando.
(Para descansar el gaznate me callo y doy unos paseítos por el escenario. ¿Te parece?, muñeco)
Yo no soy una mujer contenta. Cuando vi que mi vida cogía un rumbo que al final no iba a gustarme, miré alrededor como los gorriones cuando se paran en la yerba, porque algún camino más alegre tenía que haber. Me he enredado con la vida a pescozones limpios. Eso sí, sin quítate tú pa´ponerme yo. Fajazón completa y todo lo demás menos vacilón. Creo que he logrado cambiar algo de cuando empecé. Estoy segura que le di una pila de revolcones a la vida. Aquí estoy: reconstruida con varias copias de uso como las películas viejas y clásicas como la musicanga de los conciertos de la sinfonía. Entera y sin prefabricado. Con todas las de la ley y la gaceta oficial.
(Ahora me empiezo a acicalarme y componerme para ser Juana completa en colores y achedé).
Este es mi maletín. Con él tenemos que cargar pa’donde sea. Cada vez pesa más. Siempre aparecen cosas nuevas. Por un lado el público quiere verla tipo carroza y por el otro la tipa inventa como una metralleta. Ella nació pelá, con una mano alante y la otra p’atrás. Tuve que tirarme de cabeza en la noche habanera para sacarla a flote. (Se compone mirando para todas partes) Aquí está. Hemos tenido que tragar en seco, pero como la jicotea: estiramos el pescuezo y palante que la cosa es pallá.
Aquí hay corazón. Lo más grande que yo tengo en la vida es la sinceridad más grande que yo tengo en el mundo. Pero el mundo es malo. Si entonces la película cae bien y cruza a más allá, no sales ni en una misa espiritual. Estoy clara porque el enemigo no duerme. El mundo es malísimo. Yo siempre he estado clara. Yo no soy loca ni una casa de ocho cuartos. Yo soy loca, sí pero desde que nací pa´que no me jodan (Y me rió en este momento pero con los ojos para que se noten que los tengo). Hay amigos, enemigos y…, bueno, pa qué estirarme en las habladeras, hay también además de los amiguitos y enemiguitos, unas cuantas cosas más que uno no sabe ni lo que son. Nadie cuenta su vida íntima. Lo importante es mantener el caché sin estramboticamiento. ¡Divino! Un caché divino. Sí, claro que sí: caché hasta que al mocho le salgan dedos. Hay artistas que no te cuentan la vida y han pasado las de Caín pero no cuentan ni pío. Muchas personas en la vida no saben el paraban de la fantasía que tiene un artista. El arte es duro, triste, cosa de novela de radio y sin son ni ton se va la luz y el radio no es de pila. Cuando ya una persona pierde la madre y el padre ¿quién te ayuda a vivir? ¿Quién va a vivir por ti y enfrentar la lucha que yo he tenido sola? Hay que hacerme una estatua… Deja eso asere.
(Otro descanso para el gaznate hago lo que se me ocurra)
La Habana de noche es una cosa tremenda. El mundo raro de la noche en La Habana no es el de la canción de Frank Domínguez (Y claro que tengo que cantar ahora el tú me acostumbraste a lo raro y aprendí sin que me ensañaras). Tronco de canción esa de Frank. Nunca la he cantado. Es que yo no me acostumbro a nada. Lo mío es ponte pa´esto que ya lo otro viene en camino… La Habana es rara por la noche. Complicadita es La Habana. Por la noche se enreda toda. Claro, el que la conoce como yo siempre encuentra lo que busca. ¡Mira que le han dado a la noche de La Habana¡ Le han dado con todo y por tos laos. Y ella ahí. Estropeadita. Pero ahí, completa bajo las estrellas llueva, truene y relampaguee. En los 50 por pitos y en los 60 por flautas…, y La Habana aquí, de pie y sin cazuelas abollás. En los 60 yo me comí a Caperucita completa con el lobo, gorrito, cestica en el Capri, con Los Memes. Y ya. Más ná. Por la mañana que te hagan el cuento o lo oigas por radio reloj si no estuviste. Tic tac. (DIRIGIÉNDOSE AL PÚBLICO): dame la hora. Voy hablar con el comité pa´que te quite la llave…, tú no estás pinchando ni haciendo ná. Deja eso asere.
Cuando explotaron los años 50: ¡cándela al jarro hasta que perdió el fondo! La noche habanera tenía mil pila de caras. Igualitas todas pero el maquillaje las disimulaba. La facha de los cabarés tipo Tropicana, San Souci, Montmatre. A todo trapo las grandes producciones, el billete corría espeso porque el show era la fachada, el dinero que se gastaban en trapos, luces, fanfarrias y el pago a las grandes estrellangas lo recuperaban en las mesas de tapetes verdes de los casinos. La otra facha, en una onda menos intensa, estaba en los hoteles de primera, que no se gastaban las millonadas haciendo espectáculos, pero tiraban el plante igual. Otra cara era la onda de los cabarecitos sin casinos, pero eso no quería decir que no se jugara, había que jugar en unas máquinas traganiqueles que les decían las ladronas de un solo brazo. A esos cabartecitos llegar era llegar, ser enterizamente y sin costuras popular-popular… ¡ah!, advierto y concreto sin cemento que no tenían nada que ver con los cigarros. En Tropicana había que ser famoso. En el Ali Bar o en El Sierra tenías que ser un Beny, una Blanca Rosa Gil, si no te chiflaban en un dos por tres. Y entre col y punto, estaban los Night Club del Vedado y Miramar. Deja eso asere. Por los clucitos andaba la crema de chocolate con vainilla chips: Elena Burke en el Club 21; Orlando Vallejo, Ramón Veloz y Celeste Mendoza, en el Alloy; Frank Domínguez en La Gruta y de ahí pallá ni contar lo que era aquello. Era mucho, demasiado y todo a media luz y palitos para revolver los tragos que yo colecciono. Eso sí, el acabosio estaba del otro lado, en la playa de Marianao. Pa ese lao la gente se hacía la que no miraba. Con el rabito del ojo se sabían la dirección y con disimulo se dejaban caer como el que dale al que no te dio. La playa de Marianao los jalaba como un tractor. Allí era donde estaba la sabrosura de la esquina, el escándalo bien sonao, la gritería de la buena. ¡Caballero! ¡Divino! Allá el que se lo perdió.
En el 56 yo también vi a Marlon Brando gozar con la música de fritas de la playa de Marianao. El tipo vino a conseguir una buena tumbadora, unos bongoes y aprender a bailar rumba. ¿Y dónde estaba eso? ¿Qué él no lo sabía!? Llegó con todo averiguado y se desprendió completo por la ristra de cabaretes de la playa: El Pompilio, El Ranchito, el Pennsylvania, La Taberna de Pedro, Los Tres Hermanos, y bueno… ¡La Choricera!: la cueva de Silvano Chueg Echavarría. ¡Caballero! ese era El Chori, el que llenó La Habana de letreros. Yo me sé todos los cuentos porque yo trabajaba en el Pennsylvania. Había un poquito de frío cuando Marlon llegó. Poquito no. Había frío espeso, porque antes sí había frío de estola y abrigo que mi amiga Rosa Fornés siempre me ha proporcionado. En febrero, era domingo, llega Marlon. Directico fue a ver al Chori. ¡Caballero!, El Chori armaba el tinglado con botellas de cerveza llenas de agua, cazuelas, sartenes, jarros, lo que fuera él lo hacía sonar como una orquesta. No sé qué sería del Chori hoy porque los pepinos de refresco ni que los llenes de salfumán hierven como hervían las botellas cuando él las ponía a sonar. Marlon se partió con El Chori, hasta lo invitó pallárriba. Pero el negro reculó. No estaba para ceremonias extranjeras. Lo suyo era La Choricera, sus traqueteos y la bolá con sus ambias curdas. «Ni por aire ni por agua voy a ningún lado», dijo y, en el mismito aeropuerto se escapó y paticas paqué te quiero. Se la dejó en la mano a Marlon. ¡Qué hombre caballerossss!
¡Los cincuenta habaneros! Apazote con caña santa y a misa todo el mundo. Hasta que llegó lo que llegó y colorín colorado. Por los tugurios de la playa pasó todo el mundo de afuera: Agustín Lara, Cab Calloway, Gary Cooper, Toña la Negra, Berta Singerman, Errol Flynn, Ernest Hemingway, María Félix, Imperio Argentina, Josephine Baker, Pedro Vargas, Tito Puentes, que oigan bien esto que les voy a decir, porque digan lo que digan y tenga el valor que tenga, Tito venía a copiar las ocurrencias del Chori, y que me diga alguien lo contrario. Los timbales y las pailas de Tito Puente no se oyen al lado de lo que hacía sonar El Chori. Caballero ¿y nadie tendrá nada de eso grabado, será posible que se nos pierdan las cosas así? (Acere tira la peliculita donde sale el chori para que estos beibis lo vean. ¡Ya! para, no te pases. Que ya estoy en cancha. Ahora sí estoy lista y para empezar. Esto es lo es y no hay namá que esto. Así es que ahora empieza Juana entera y sin postizos. Voy con circunspección, seriedad y muy yo)
Damas y caballeros, señoras y señores, leidis an yentelman, compañeros y compañeras, compañeritas y compañeritos. Bueno, caballero: buenas noches pa´todo el mundo. Para todo el mundo buenas noches. A mí me han pedido que no hable. No se preocupen. Relájense que me voy a portar bien. No voy a pasarme de la raya ni mucho menos. Pero ustedes saben que toda regla tiene su obsesión. Y es así de que sí.
¡Ay! si se supiera mi vida normal. Siempre como una jaula así cerrada dentro del apartamento. Muy tranquila porque todo el cómico es sentimental. Er cómico no es alegre. Alegra er mundo pero no es alegre en él. Quiero que se sepa. El cómico es muy reservao. Llega la gente y me encuentra con mi regia bata puesta. Todo el mundo pasa. Cómo no, pasen, yo estoy haciendo un congrí…
(Flaco, sería rico que pusiera olor a congrí)
Me llamo Neris Amelia Martínez Salazar. Mi nombre no es mío, es el de la guaracha. Así es que Juana apareció después. La verda que no apareció. A Juana la armé como un rompecabezas, con trocitos de aquí, aquí, aquí, aquí (Sí, me voy tocando por todas partes). Y lo de la escalera fue lo insospechoso. La escalera fue lo primerizo.
Una vez hablando con la Lupe yo se lo explicaba y ella no lo quería entender. Porque nosotras todas somos de la misma cuajada. En los 60 barbudos con collares de santa Juana: ¡divinos! y por la noche nosotras. Los divinos nos iban a ver a nosotras todas y completas. La noche habanera estaba destructurada y sin completarse sin esta que está aquí, sin Freddy la gorda y sin la Lupe. Nosotras éramos gloriosas cada una con su cosa. No nos sacaban por la televisión porque nos tenían miedo o perjuros y esas bandolerías. No nos hacían caso porque las cosas de cabaretes eran pecados. Pero por la noche el que salía sabía dónde encontrarnos. La Lupe se fue enseguida, la gorda se murió ida también. Y yo, aquí: cargando con mi maletín.
Soy una amenaza. Material biutilful. ¿Cómo me ven mi querido pueblo? Estoy entera y doy pa comer y llevar par de raciones al mismo billete. Bueno, algún día me tengo que romper. Me lo he ganado. Lo he luchado. Y ese público me está respondiendo. Mientras que yo tenga salud estaré en pista hasta que llegue la muerte.
El artista se debe a un pueblo. El pueblo fue el que me hizo estrella.
Cuba es todo. Cuba es, una.
Son cosas tan grandes que llevo en la vida. Qué lindo es nacer en tu Cuba.
Cuba es un sentimiento grande que lleva cada cual en su corazón.
Cuba es mi bandera que jamás en la vida la abandoné.
La vida del artista es muy dura y muy triste. Para llegar al estrellato hay que pasar por tantas cosas de la vida. Hoy cualquiera triunfa a costilla de su cuerpo o de un amigo. Yo me hice a pulmón.
Yo no estoy dada de baja, mi libreta está al día y sin borrones. Una muñera bisss cui. Yo soy divina. Una mujer divina. Una mujer fannn…tássss-tica, (Oye, ponme la música de la rubia) qué fantástica fantástica fantástica.
El día que yo parta de este mundo voy feliz porque no le he hecho daño a nadie. Así como así se ve me han ido llegando las cosas. Las casualidades son linduras de la vida. ¡Porque mira que yo haber nacido estrella en una escalera! Eso quiere decir que vine coronada. Nací en zurrón. Se lo dije a La Lupe, pero se reía porque me gustaban las escaleras. A ella lo que la privaban eran los pisos: ¡niña!, porque no tuviste que fregar ninguno. Las escaleras son lo mejor. Escalón a escalón vas pasando la bayeta y estás sentá en el de abajo. Vas limpiando y subiendo sentadita. El secreto es limpiar de abajo parriba. Fregar un piso de los que le gustaban a La Lupe es fuerte. A mí me marean esas mosaicos con tantas figuritas pa´darles balleta. Las figuritas son para los trapos y las lentejuelas. La Lupe siempre tuvo guayabitos en la azotea, y cuando se le meaban había que huir.
Juana me vino en una suspiración. Cuando los padres de una mueren ya se acaba todo. Entonces pude colocarme y tuve suerte en aquella época tan dura, tan racial, de trabajar. El néctar de la vida mía es muy grande. He luchado y sigo luchando, guapeando. Y el mundo contra mí y yo contra el mundo.
No tengo complejo de decir. Lo voy a decir ahora. Limpiando una escalera en Laguna y Perseverancia pasó Obdulio Morales y me dijo: ¡qué lindo canta usté!, quisiera hacer con usté una producción. Yo me quedé muerta y le dije que tenía que hablar primero con la señora de allá arriba que es la que me tiene aquí trabajando. Entonces subieron, hablaron y entonces Obdulio Morales me llevó al teatro Martí.
Yo era la criada que estaba limpiando la escalera: una circunstancia de la vida. ¡Nadie sabe qué es la carrera esta! Obdulio estaba montando “El Milagro de Ochún” en el teatro Martí y pa cantar en uno de los cuadros yo le gusté. Fue una etapa bastante dura y bastante grande. Obdulio para mí es el símbolo de un hombre muy grande porque hizo a muchas estrellas, a Merceditas Valdés él la hizo. Él me explica: ‘tú vas a ser Juana Bacallao’ y yo le digo: ‘¡qué nombre más feo¡’. Y él: ‘sí, pero te va a traer suerte´. Ahí empezó el tira y el encoge entre Neris Amelia Martínez Salazar y Juana Bacallao. Neris pa´enfrentarse a un público no servía. Neris es una persona. Las personas son un despetronque. Las personas están hechas de muchas dobladeras como las sábanas que dobla pacá y dobla pallá y siempre se estrujan.
La China, la de las carteras de palo, la que correteaba dentro de las guaguas, fíjense si de eso hace tongas de años. Correteaba dentro de las guaguas como una loca destornillada. Ella era una pasá de liga: de súbito cubito le doblaba las orejas a los hombres y según la velocidad en que la oreja volviera a pararse ella sacaba sus conclusiones y las cantaba como una guantanamera guaguera. En ese toca orejas de ella me dijo una vez que la cosa era saber vender sin hacerse la mosquita muerta como hacía La Marquesa todo muy fina en la terraza del Carmelo de Calzada. La cosa es vender, vender aunque sea por tres kilos, porque al final tendrás casa. Lo aprendí. Lo único que yo tenía pa´ vender era a mí. Entonces empecé: sin televisión sin discos sin anuncios sin radio sin teatros, a jeta limpia. Zancajeando La Habana tuve que aprender a inventar, a luchar cuando nadie sabía qué era la lucha. Negra, fea y mal hecha, con eso tenía que salir un personaje y olvidarme de la persona que era Neris Amelia Martínez Salazar. He hecho lo que se puede. A veces me he pasado de rosca, se me van los amarres y armo una cosa parajódica naudita. Cuando nos encontramos Juana y yo, o yo y Juana, casi que ni nos conocemos, al menos que miremos las dos para el cielo cuando hace frío y eso no sé por qué nos engurruña tanto que se nos aguan los ojos.
Se formó la rebambar amba con parabán encolao y restaurado por el casco histórico. Llegó la victrola de Cuba. Oye, yo soy una persona preparada. Todo el mundo sabe que soy mundial, no chicha mameluco ni fulana mengala. Aquí lo que está es esta persona inversionista trastur. Así es que teiquirisi muñeco. Desmaya la intriga y ponte pa´esta humanidad que el suin mío es de tres pares de farolas del Morro. El problema es que de la vida privada de nadie no hay que saber nada. ¡Por favor, hasta cuándo es esto! Dejen descansar la humanidad que no para. No puede ser. Estoy muy bien, completamente. Mi querido público para que me vea como soy aquí estoy. A mí nadie me dice nada. ¡Caballero!, el arte viene con la persona. Yo no he estudiado nunca. Mi personalidad vino conmigo. Para que me defendiera, porque de contra fea y sin gracia dónde iba a parar… (¡Niño! Ponme algo ahí para resplalucir divinisíma)
Por Dios, todavía no se sabe ná, pero ¡caballero! tengo donde recostarme. Me canso de tanta cosa por dentro y por fuera. ¡Claro! hiervo como el agua con globitos. Estoy analizando cuándo es el matrimonio. Estoy en esa vuelta. Vamos a ver si la cerradura funciona. No son quince lo que tengo pero el mantenimiento es espeso, te das cuenta y quiero por lo menos… mira como está aquel emocionado, el chico de la de la… de la volanta. Guan-tu-tri para-para-para pa-pa. Este inglés mío deja titao en la cuneta al más pinto… io pero está asegurao. Bueno y qué, qué te pasa cuál es tu tiempo. Consíguete un radio para que te actualices con Radio Reloj…
Se nota mi refulgor. Lo mío son los anillos tipo gorros que lo precioso se distinga de lejos porque yo soy de escenarios. Es muy sinceramente bonito en una artista que se ponga sus prendas. Luce tocao en el escenario. Eso sí, hay que tener cuidado que no se te vaya a caer un anillo o alguna piedra. No, el pueblo te lo da, pero es muy importante para una artista usar sus prendas en pista.
Y no me busques problema porque todo está en el banco para que lo sepan y no estudien mi cuadra.
(Muñe, ponme una musiquita, asere no te entretengas que esto es en serio)
La Habana de ayer, hoy y mañana se hace muy grande cuando una se queda sola. Mala suerte la mía que a los seis años se me murieron mis padres. Me metieron en el convento de las Oblatas de la Providencia[1]. Me acuerdo de los rezos y los sermones.
Teníamos que estar orgullosas porque la primera jefa superiora de esas monjas había sido una cubana. Me parece estar viendo la foto de la hermana María Isabel. En todas las paredes del convento estaba la foto. Yo la miraba y quería decirle algo, pero nunca me salió nada porque yo estaba más triste y sola que un perro abajo de una carreta. Hasta que me escapé. Me le fui a las monjas. Y ahí empezó mi crucigrama de Bohemia, Carteles y Caimán Barbudo.
(Música, tú. La que quieras. Voy a ensayar televisión. Las siete en punto. Ahora ya me posé ¡Y ahora! que entren las cámaras. de dónde me habrá salido eso de posar porque no soy pájara yo soy una vedetta)
¡¿Crucigrama?! ¡Caballero! Bongó monina. Aguacero de mayo. En silencio ha tenido que ser. Yo uso sombreros grandes porque tengo miedo que se me caigan las pestañas, no es por la luz del sol, son las pestañas que las tengo asegurá. Y se vive suave que hay que darle grasa al motor. Pérate un momento que me están llamando. No me dejan ni salir.
Dime. No. Sí, mi amor, estoy en el programa, no me molesten. Si arguien toca que no estoy. Que estoy por el programa por favor… Un celular…, y qué, tengo derecho a tener de todo, ¡eh!… tú, si yo los inventé, lo que la técnica es la técnica y sin técnica no hay técnica, y como yo no tenía técnica tenía que salir con el teléfono completo en la cartera, por suerte no había Etecsa en ese tiempo y no me denunciaron, pero funcionaba de portento en mi cartera. Así es que sí, tengo un celular móvil…
Sí, acabo de llegar de España. ¿La maleta dónde está? ¡Ah!, está en el maletero del aeropuerto. Si yo nací en España y vine para Cuba embalsamada. Eso no importa. ¡Eh!… tú, échate pallá que me vas a tumbar el maniquí. En España fue una cosa orgánico-carismática tremenda. Fui a la calle de Tenerife y se me partió un tacón y entonces dije yo: bueno, no importa, ya que estamos acá, yo tengo que hacer el programa. Mijo, el programa es un escándalo en er mundo entero. Me encanta mucho-mucho, imagínese. En España estuve un día tomando té y té y té para bajar un poco porque engordé muchísimo. Espera un momento que creo que la pestaña se me va a caer. En España canté un numerito que se llama “la zarza mora”. ¡Oh! eso está en el parejilton. Es bueno para el pelo para que crezca un poco. Siempre cierro la puerta del escaparate, pero nunca tengo ningún tipo de problema. Desde que me casé casualmente. En un lugar restregado para que los mafiosos no lo capten tengo mi traje de novia.
(Niño ahora toca que pongas las fotos que no se te olvide ni una que esas son sin trucaje) Esto me lo entregaron en Francia la embajada cubana. Esto es de fuera. Esta es Fara María, Soledad Delgado. Esta es, bueno esta es Elena, y esta Rita Montaner, y esta la Rosa, esa es Marta Strada, esa sí que era rara. ¡Qué filin! Esa es Gina León. Premios y medallas, esos y todos aquellos. Esta muñeca me la regaló a mi Nakkincol en Tropicana cuando estaban trabajando en Tropicana. Tengo seis medallas de premio, eso fue lo que me entregó el gobierno aquí. ¿No está lloviendo, no? Qué manera de haber premios. Juana es divina. Esto es en El Gato Tuerto que cada vez que llego allí lo pongo bocarriba y ve con dos ojos el muy salao. Muy amable la señorita Bizcocho. Esa noche la señorita Bizcocho se me puso un vestidito matao. Le tuve que decir que mi modisto podía ponerla en la onda. La pobre, el marido porta un feo que se manda espanto. Pero mira qué linda ella, es una muñequita, nos hicimos muy amigas y yo le presté la pista completa para que se soltara el moño y supiera lo que es la cosa. Tengo mi Girasol que me lo entregó Rosita Fornés. Tengo la llave de La Habana y La Giraldilla. Y este otro cabezón que me dieron en el Festival Iberoamericano de México.
Me divorcié. Me casé en Francia y cuando, ¡qué sé yo!, vine para Cuba enseguida corriendo. Bueno yo nada más que me he casado dos veces. El primero lo quise mucho y después se puso con el no sé, tú sabes cómo es eso… No, el teatro y la cosa, tú sabes. Toda la vida he tenido muchos pretendientes, muchos novios, pero el novio más grande del mundo es tu querida madre, ese es el amor más grande del mundo.
Esta era yo entrando en jolibu. El show de Tropicana en los Ángeles.
Mira, ¡la brava! Ella es la brava, sí, Celia, quién va a ser. Ahora me pongo a pensar que si Rita está viva me da una fiesta si me ve así de divina. Pobrecita Rita, que muchas veces me dijo: «Vamos para casa para que comas». Porque ella veía el cuadro. Ella vivía con Tatú el campeón. Hacía unos frijoles negros de santiguarse. Ella era también muy amiga de Chano Pozo. Salíamos juntas por la calle, saludando al pueblo. ¡Cosas de estrellas! La única fue Rita Montaner un aplauso para ella. Y ahora uno para Celia.
Celia me invitó a su residencia en Los Ángeles. Después nos encontramos en Francia en el espectáculo “Cuarenta años después, el encuentro entre Celia Cruz y Juana Bacallao”. Celia con ¡Azúcar! y yo con ¡Candela! En el Barrio Latino de París presente toda la prensa acreditada. Duró como 7 horas y pico. La noche entera con madrugada y amanecer. Celia dijo que La India era la princesa y ella la Reina. Y entonces yo qué esta niña. “Ven acá, mi hermana, ¿y dónde quedo yo?”. Celia dijo: “Usted es la maestra de hoy y de siempre”. ¡Candela! Se durmieron los bomberos.
Esas son cosas de la naturaleza. Yo saco todos mis números del coco que tengo lleno de agua filtrada hervida y con goticas para los mosquitos. Porque quiero que se sepa que a veces los músicos se ponen a un extremo nervioso y se arrascan por todas partes: ave María Juana, pero este número va. Saco las cositas así como que del coco.
Yo misma selecciono mi vestuario. Bueno, ya se sabe como es la vuelta de la pacotilla. Uno llega, los regalos, uno se va y más regalos, pero hay veces que yo llego y le digo al modisto: oye ven acá, niño ponte pa las cosas, vamos a coger este cortesito y vamos a hacer una onda original y entonces la gente dice: la verda que las estrellas siempre están de maniquí.
Yo hago los números míos. Una vez que llegué de México y estuve con el chiquitico. ¿Cómo se llama este niño?… Nelson Ned, que estaba en el show. Yo no tenía una foto ni nada, sin embargo él mandó a poner un cartel cuando vio los aplausos y el éxito. Y apareció todo, gracias a mi lucha y a Armandito, el director general de Tiembla Tierra que es el grupo que me acompaña… Porque ustedes saben que yo era muy pobre. Yo no soy rica, no vaya a ser cosa que rompan la ventana de madrugada, porque la humanidad siempre ha estado inventando. Vi en ese viaje una película de Tarzán y lo que más me impresionó fue la mona Chita: está igualita, no le han pasado los años.
He sido una mujer luchadora, una mujer divina. Sinceramente a mí me han querido comprar en varios países y he viajado el mundo entero desde que solté el palo de trapear, porque era criada. Estuve en Las Vegas de Nevada y en otros lugares, pero como mi Cuba, nada. Porque a todo el mundo le gusta el avión.
Yo soy una mujer muy fabulosa y nada es invento.
Lo más grande fue con el show de Tropicana, con otras grandes estrellas, como la señora Omara Portuondo, la Fragoso. Yo nunca pensé en mi vida, el día que me muera me voy feliz: canté en la ONU. ¿Tú sabes lo que es que canté allí? Yo no entendía eso. Pero me transformé enseguida porque tengo una personalidad tremenda. Me puse una coba que paqué. Y cuando canté se cayó la ONU abajo.
Qué iba a pensar que en Los Ángeles, que estoy haciendo El bembé, con mi tabaco y estoy sacudiendo, y Michael Jackson me gritó para que lo sacudiera a él. Me llevaron a Hollywood. Conocí a Tina Turner que se hizo amiga mía. Ella es sencilla como yo. ¡Qué locura! Era un sueño. Pero cuando entré en el camerino sienten que yo me caigo, porque ¿tú sabes lo que es sacudir a una estrella como él? Michel preguntaba por la cubanita, la que se robó el espectáculo. Esas son las historias de mi vida. Y mientras esté entera cantaré para mi pueblo que me adora.
El arte viene con la persona. Eso vino conmigo. Una gracia naturaleza. Yo no he estudiado nunca música, chico ya te lo dije y no persigas más. Las prendas están aseguradas. Yo he hecho todas mis cosas sin maestros. Eso nace. Tírate pa la otra senda y no me estropees la autopista. Mi lucha viene de atrás. Yo hago lo que la naturaleza me dio. Yo no me guío por libreto ni nada de eso. El arte nace. El arte no se estudia. Eso vino conmigo. Mi personalidad vino conmigo paque me defendiera porque la cosa venía al duro y sin careta. La naturaleza conmigo no fue madre, fue tía lejana. Deja eso asere.
Para que vean, nací en la calle Lealtad # 103, en el barrio de Cayo Hueso en el merequetén de Centro Habana, frente por frente a la casa del gran patriota cubano Juan Gualberto Gómez. El me compraba caramelos. Sus hijas estudiaron conmigo en la Creche, sí, así se llamaban los círculos infantiles de antes.
Mi abuela le lavaba la ropa a la señora de Juan Gualberto Gómez. Yo era chiquitica y entraba a la casa y me decían: «Niña, respeta que ahí están los señores». Y él me daba kilitos y me tocaba la cabecita. Me pasaba la mano y yo supe después que esa mano era la misma que había tocado la mano de Martí. Sé muy bien quién es Martí. Mi aché viene de ahí. ¿Si a alguien lo ha tocado una mano que tocó a Martí que levante la mano? Nadie. Punto. Conmigo se ligó todo por todas partes. La mano de ese patriota con mucha bendición. ¡Caballero! no es juego haberle dado la mano a Martí. Y después que esa misma mano te acaricie la cabeza, algo tuvo que haberme entrado. Del otro lado, sea como fue, los rezos y las canciones en el convento donde me llevaron cuando me quedé huérfana, también se me colaron en el moropo y todo junto ayudó a que mi espuma subiera. Y subió
Yo era muy mala. Era muy fea. Pero simpática. Tenía un ángel para la gente. Me peinaban con aquéllas carreritas que no me gustaban para nada y a mi mamá le encantaban y para remachar me encasquetaba un lazo en la cabeza para matarme. Mi familia era una familia de color muy buena. Yo no tuve hermanos. Mi papá trabajaba en los muelles y mi mamá una planchadora de guayaberas de hilo. Así es que no sé de dónde me viene el arte. Debe ser de las ganas que tenía que mi vida no fuera del bulto, y por eso mirándome y mirándome sin parar empecé a ver por aquí y por allá. Mi estilo es disfrazar las canciones. Todo sale de mi cabeza. No sé lo que hago en el escenario. Pero la gente goza. Lo supe cuando en el Martí salí cantando la canción de Obdulio. Eso fue por los años cuarenta y ya vamos por donde vamos y sigo cantando. Ya la persona que soy, Neris, casi ni sale, solo a veces en las madrugadas cuando me desvelo y me dan ganas de levantarme y ponerme a peinar las muñecas.
Yo tengo una latica guardada donde cocinaba el potaje en un reverberito de alcohol. Yo, yo dije: la voy a guardar para poder decir que la vida es muy grande. Hoy cualquiera es artista, cualquiera llega, pero cuando el programa Jueves de Partagás no era así. No quiero hablar de tristezas.
Bueno, salí de mi trabajo. Pasó Obdulio Morales cuando yo limpiaba la escalera en Laguna y Perseverancia, y me dijo: “Quiero hablar con usted para que me haga una producción que se llama El milagro de Ochún, en el Teatro Martí”, donde pasaron las grandes estrellas: Rita, Candita Quintana, Garrido y Piñeiro. Todos me querían muchísimo porque tenían más que yo. Y seguí luchando. Yo no tengo complejo de decir la verdad y no quiero llorar porque se me caen las pestañas, pero todos pasamos trabajo y más la parte sufrida.
Me botaron una vez del Centro Gallego. Me botaron por todo. No voy a venir más porque esto está malo. Porque en el arte hay misterio y peligrosidad. Cuando uno sube se cree que ya llegó. Ya no quieren saludar al de la puerta y quieren maltratar a la que está limpiando. Y esa es la gente que me quiere. Si me da un dolor en el cabaret, ¿quién corre? Esos son los detalles de la vida.
Empecé sola, con un solo trapito. Lava, tiende, lava, tiende. ¡Ay, mi madre! Y la maletica cobarde a cuestas, que era de cartón. Menos mal que compraba en la esquina de la casa un paquete de gandinga que me duraba tres días. Entonces la noche que fui a debutar en Jueves de Partagás. Muy difícil. Menos mal José Antonio Alonso. Él me ayudó mucho. Ni hablar de mi amiga Consuelo Vidal. Me ganaba el premio y seguía luchando. Me sentía muy orgullosa de cantar con los zapatos rotos. Todos empezamos por ahí.
¿Quién me iba a decir que con los años iba a cantar en Francia, en la Ópera Cómica de París? Fui un terremoto. Todos de la jaylay. Cuando saqué la conga para la calle soltaron los abanicos y se pusieron a gozar. La inteligencia es más portenta que la finura que les desbaraté y puse a masantín el torero a menearse. Tremendo, asere. A las finas las puse a bailar finamente. Todo el mundo aplaudió. Todo el mundo bailó. ¡No es fácil trabajar con la gente de caché! Y que se pongan a gozar. ¡Dominar esas fieras! ¡Eso no es fácil! Como dije yo. ¡Viva Cuba! ¡Gracias Francia! Esas cosas me nacen a mí. Esa locura, esa tormenta. Puse a gozar aquello. Oye, niño baja el televisor que el noticiero es después. Yo quisiera que el pueblo lo viera. Porque yo he estado tres veces en la Opera Cómica de París.
Asere, no pongas nada que la gente me vea al natural y sin música. No te extiendas en la extremidad que me duele la cabeza.
Laguna, Perseverancia, Lealtad, Reina, Salud.
Díganle al peluquero que me espere…
No encuentro la dirección ¿me la puedes repetir? ¡Gracias!
Tengo al gato bocarriba.
El Vedado es donde yo he pisado siempre y he durado: el Capri, el Habana Libre, el Coppelia.
Es muy lindo y me siento muy feliz cuando camino y la gente me reconoce y me dice cosas bonitas.
¡La Habana Vieja! ¡Viva Eusebio Leal!
La Habana toda es mi casa.
Cayo Hueso, Centro Habana, lunes, martes, hasta el domingo, y después otra vez lunes, y sin parar es mi descarga.
Y dale con ese televisor, oye que el noticiero ya pasó. Ay dios mío que se vaya la luz.
Yo me retiro cuando venga la muerte. Agarro un tambor y me pongo a cantar y sigo siendo Juana Bacallao. No tengo edad. Soy una mujer que se mantiene. Yo no uso cremas. Tengo mi cutis poderoso. Yo no soy una mulatica. Yo soy nicharda, color cartucho, por eso tengo este cutis.
El pueblo mundial sabe qué soy. Sinceramente el arte es una cosa muy linda porque siempre es bueno que el mundo entero lo vea. Este pueblo maravilloso. Y siempre el artista es como si fuera –qué fina estoy asere–, el artista es como si fuera un figura de mantenerse. No me he hecho cirugía ninguna. La jeta la tengo consciente. El artista es un sentimiento que se lleva en el alma a cualquier mata que cuelgue…
Oye, asere, qué te hiciste en el pelo, tienes el encobio subío.
Para el amor no hay nada más grande que el cariño, la bondad, porque el amor es un bichito que se cuela dentro del corazón. Yo siempre tengo la caja de ahorro cerrada por si acaso. Claustrado el misterio. En silencio ha tenido que ser.
Cuando eso de la evaluación se me quemaron los papeles de música y enseguida conseguí unos papeles porque el arte nace. El arte no se estudia. El arte es el arte. Lo demás no sé. Párense. Vamos, párense, aplaudan…
Yo vivo feliz, porque lo que tú más tienes para la salud es que aquí en esta humanidad no cabe la maldad. Nada me asusta. Conozco la vida, la pobreza y la riqueza. Nada me asusta.
El juego de cuarto lo compré yo y tú no quieres pinchar. Dueño de qué… Suéltame…
Efectivamente la artista tiene que desarrollarse en el proyerto de lo que va a ser. Me pueden venir a buscar, pero yo fui la que di la sustancia. Me siento contenta de que todavía estoy en pista, y me preguntan: Juana qué edad tienes, la que represento porque no tengo edad.
El arte no tiene frontera hay que estar mirando la simpatía del que usted está mirando. El arte tiene que trabajar con todo el mundo. El arte no tiene un conflicto adegitivo. Nunca le he tenido miedo ni al periodista ni a nadie. Las personas artistas tienen que tratar y compartir con todo el mundo. El arte no tiene frontera. Los sentimientos los tiene uno nadie obliga a nadie. Yo viajo el mundo entero y me han respetado. Cuidaíto quien me ofenda en ningún país, sino al contrario me han tirado flores de colores, me han respetado como respetan aquí en mi tierra feliz. El arte es una cosa muy sagrada, no se puede coger para instrumento, ni se puede coger para hacer daño. El arte es una cosa muy grande y muy delicada. El arte no se coge para grupitos. El arte es una cosa muy delicada de sentimientos para cualquier cuerpo querido. Querida allí y querida aquí. Soy respetada en mi país. Lo más grande que tiene una artista que he viajado el mundo entero y no he abandonado mi tierra aquí nací y aquí moriré.
A mí no me queda nada por hacer porque ya tengo todo hecho. A mí lo que me queda por hacer es seguir gozando en mi tierra donde nací, donde me van a enterrar. Seguir viviendo mi dulce vida con la edad que tengo que estoy divina. No tengo ningún problema en mi vida. Soy una mujer feliz. Tengo de todo. Vivo sin escondederas.
Yo quiero decir que me siento con una felicidad tan grande de noche tras noche. No es fácil trabajar en la madrugada y que ese pueblo siga conmigo en todas partes. No es fácil caerle bien a la juventud. No es fácil, no es fácil porque ellos no entienden. Para la juventud le mando un beso muy lindo a todos los pepillos del mundo entero de Cuba y de todas partes. Sinceramente yo no sabía que yo tenía tanto pueblo. Me siento contenta con la orquesta que tengo, me siento feliz con Armando Guerra que es un hombre que ha luchado con Juana y…, qué más puedo decir, un saludo muy grande para todas las estrellas de Cuba, les deseo mucho cariño y hay Juana hasta el 4mil o 5mil, mientras que el pueblo me quiera estaré en pié, porque no me canso nunca ni me he hecho cirugía ni nada, estoy como una muñequita de Francia. Me siento contenta para seguir luchando para seguir trabajando. No se orviden de Juana porque el pueblo es mi familia y el pueblo es el que me va a despedir en el mañana. Y quisiera la paz del mundo para que los artistas vivan más en un mundo de arte y no de maldad. El arte no tiene fronteras y los sentimientos tampoco. El pueblo sabe mucho. Ese es el termómetro que hay que respetar.
Hace rato que no veo cámaras funcionando.
Les advierto una cosa: denle, enciendan las cámaras. Aprovechen que todo esto es natural. Aquí no hay montaje.
¡Oigan!, tiren fotos para que tengan la prueba en la mano. Miren que dentro de un tiempo no van a creer que yo existí. Tiren. No siento esos aparatos. Aprovechen ahora, pa´que después no les digan que ustedes me inventaron.
Aquí no hay más invento que el mío. ¿Oyeron bien?
[1] Las Hermanas Oblatas de la Providencia forman una sociedad de vírgenes de virtudes, de color. Su fin es consagrarse ellas mismas a Dios de una manera especial no solo para la propia satisfacción, seguras de contribuir así a la mayor gloria de Dios, sino también para trabajar por la cristiana educación de los niños negros.
Nota:
El texto surge de una entrevista realizada por el autor a Juana Bacallao en agosto de 2005.
Fotogramas tomados del documental Yo soy Juana Bacallao. Dirección: Miriam Talavera (1989)
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