Por Diana Iglesias Aguilar
Hace tres décadas un muchacho inquieto, provisto de nariz roja y las vestimentas de su padre, fallecido un año atrás, se presentó en el barrio Lajita del Consejo Popular Santiago de Cartagena en el municipio Rodas, provincia Cienfuegos. Hace un mes, el mismo muchacho recorre en moto la geografía del pueblo del Lechuzo, como se conoce también a Rodas.
El payaso Totó nació el 17 de mayo de 1993. Ha recorrido en moto la capital cubana, el Escambray espirituano, el cienfueguero, hasta llegar a la Sierra Maestra, donde como en su Rodas natal, la gente no deja de pedir su presencia y vitorear sus presentaciones. Muchos recuerdan los inicios, por eso regresó a celebrar con sus orígenes.
En un momento de descanso conversamos con el actor Ariel Hernández Chávez, quien le da vida al payaso Totó.
¿Cómo surge Totó?
Hace treinta años, el municipio de Rodas plantea la necesidad de hacer un trabajo artístico con los niños de localidades intrincadas, de escuelas, de barrios. Y apareció Totó, una idea que me rondaba la cabeza.
Además de una petición institucional, ¿tenías otras motivaciones?
Una de las cosas que me impulsó fue la necesidad que tenía y tengo de hacer reír, de hacer sentir bien a las personas, en especial a los niños. Además de cumplir con mi madre y mi padre, ellos querían que fuera un hombre de bien y yo tenía que lograrlo.
¿Por qué escoger el payaso? ¿Acaso es lo más fácil?
El payaso no es lo más fácil para hacer reír. El payaso hace pensar, reflexionar. Debe pensarse bien un espectáculo de clown, sobre todo cuando te apoyas en lo clásico: la mímica, el movimiento, los gestos. Con el payaso me propuse hacer algo educativo y humanizar la imagen del clown.
Además de que es el sitio natal de Totó, ¿por qué decides iniciar las presentaciones de tres décadas de vida artística de tu personaje en Rodas?
Rodas tiene algo especial para mí. Nací allí y también nació Totó en un festival de tradiciones campesinas. Rodas tiene las mejores puestas de sol y los mejores amaneceres. Yo espero cada día la salida y puesta del sol aquí. Rodas es un lugar de una belleza increíble, es la Villa del Damují. Aquí me estaban esperando, no solo mi familia, también amigos, colegas, instituciones, pero sobre todo esos campesinos que vieron nacer a Totó y no lo olvidan.
En Rodas me formé como ser humano, hijo, amigo, padre, artista. Es muy gratificante volver a mis recuerdos, ver a mi familia. Demostrarme que cumplí con mis padres, me hice una persona de bien, útil para la sociedad.
¿Cuánto tiene de Ariel el personaje de Totó?
Esta gira de un mes ha sido linda y dura a la vez. Totó ha llegado a incontables localidades, escuelas, lugares distantes, en una moto, con mi sobrina que comparte mi pasión por el arte, a nuestra cuenta nuestra el transporte, en días que recorremos hasta 50 kilómetros. Totó tiene lo mejor de Ariel, que es lo mejor de cada uno de mis viejos. Mi padre, Miguel Mariano Hernández fue un hombre de trabajo, luchador, fue combatiente del Ejército Rebelde, fue un líder religioso, santero apreciado por toda la zona. Y mi madre, Flor Esther Chávez es una mujer locuaz, alegre, incansable, comunicativa, resistente. Así es Totó también, porque para caminar desde El Escambray hasta la Sierra Maestra hay que tener fortaleza de espíritu y de cuerpo.
¿Y con tu gente de Granma, cuando celebrarás con ellos? ¿Que tienes pensado?
Granma es otro capítulo. Mantuve con discreción este recorrido de un mes por Rodas que me ha dado muchas energías, también voy asoleado, por tantas horas de viaje y mi piel es muy blanca y necesita protección. Aquí he hecho talleres, presentaciones y compartido con los muchachos de la Brigada José Martí.
Cuando llegue a Granma en los primeros días de marzo, sé que voy a ser bien recibido por el Consejo de las Artes Escénicas, el presidente Ridiel y su equipo son muy detallistas con las fechas de los artistas y sé que se programarán funciones bien lindas. También quiero hacer algo con la Guerrilla de Teatreros, donde inicié mi carrera como actor en el Oriente y a la que agradezco mucho.
He estado en contacto con René Reyes, director de la Guerrilla y será un placer, un honor hacer recorridos de nuevo y llevar a Totó a esos públicos de la Sierra Maestra que aún piden y recuerdan. «Nunca es malo volver a las raíces», decía mi padre y este viaje me ha inyectado la energía de mi tierra.
Como te decía, Granma es otro capítulo, en junio venidero cumplo 20 años de vivir en esa provincia que amo, admiro y siento por ella.
¿Proyectos entonces?
Estoy montando De reinas y leyendas que espero estrenar pronto. Celebrar a Totó y sus 30 con mucho público serrano. Junto a la Guerrilla he tenido muchas satisfacciones, ahí surgió la compañía de danza-teatro Tiempo, en la que sigo la línea estética del clown y con la que he podido soñar en grande. Totó volverá a los hogares maternos, de ancianos, las casas de niños sin amparo filial, al hospital infantil, a los barrios, y a muchos lugares más con apoyo de los granmenses. Tengo todo el año para festejar y soy un hombre feliz.
En el rostro, blanquísimo, se impregna ese sol que sale en Rodas cada día. Inyectado con el amor de la familia, especialmente de la sobrina que le acompaña, del público, Totó ha regalado sonrisas y abrazos con cuantos se cruza cada día. A grupa de motocicleta desafía el polvo, la sed y las distancias en pedregosos caminos, saluda al Damují con la mano, seguro de que la felicidad que irradia Totó regresará como ese sol, cada amanecer.