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De la teoría a la práctica y viceversa: haciendo el clown

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Por Diana Iglesias Aguilar

Para Ernesto Parra Borroto, actor y director de Teatro Tuyo, en Las Tunas, la pedagogía y la escena tienen el mismo sustrato, idéntico encanto, se le dan ambas como agua que fluye por un cause natural, sin ningún esfuerzo (aparentemente) pero deja claro que en la construcción de un clown, el error, la repetición y el constante aprendizaje son elementos medulares.
Con ese don que le caracteriza, el profesor Parra Borroto, director de la Escuela Nacional de Clown, imparte en el Teatro 10 de octubre de Bayamo el taller «La alternancia y la fragmentación del movimiento en el clown» para jóvenes actores graduados y estudiantes de actuación procedentes de varias provincias del país, participantes en el 7mo Festival Internacional de Payasos que hasta elste domingo, 16 de julio tiene lugar en la Cuna de la Nacionalidad Cubana.
Con el escenario nutrido de atentos muchachos, entre nota y nota académica el «profe» pone de su experiencia más personal y ofrece con sabiduría aliento y consejos ante los errores. «El camino del clown no es resultado, es un proceso largo con muchos aprendizajes, equívocos necesarios que llevan a la maravillosa formación del actor».
De sus amplios recursos docentes menciona al clásico clown que forjó el actor Charles Chaplin, especialmente llevado al cine en 1918, con el filme Charlot a la una de la madrugada. Explica Parra Borroto que aquel personaje, con total vigencia aún para la actuación, es
una caricatura de la sociedad londinense, donde lo importante es la apariencia. Forjado entre la sátira, la burla, la parodia, sugiere desde el propio nombre, un aumentativo de Carlos en castellano, lo que constituye una alternancia por escala.
Para Ernesto Parra, un clown es un filósofo de su tiempo, la risa es lo más elemental. Lo más epidérmico, el payaso surge del fracaso de la fatalidad cotidiana, y existe para provocar cambios, para ofrecer otras soluciones a los problemas de la vida, que son mirados desde la arista del payaso.
De lo cotidiano a lo extraordinario va el clown, siempre tendrá el mismo temperamento, la máscara, la psicología y cambian las circunstancias.
Así transcurren varias horas que no se sienten. Público y estudiantes preguntan y se suscita interesante intercambio. Se aprende, se crece. Luego habrá funciones vespertinas hasta bien entrada la noche y el cierre en el Clowmbaret, dónde también habrá delicias de los payasos.

Foto de la autora