Por Lazaro Pérez Valdés
Quiso la lógica del progreso en un ejercicio histórico, que el grupo: Teatro A Cuesta, topara nuevamente con las esencias de sus orígenes de mano de su más atentico protagonista, Ricardo Muñoz Caravaca, el fundador de la institución teatral en esta provincia a los finales de los años 80 y que marcara un giro revolucionario en el teatro cienfueguero.
En honor a aquella fructífera agrupación artística heredó el nombre la sala que sirve de sede al colectivo Velas Teatro, el cual tuvo entre sus dedicaciones contactar con el creador cubano radicado en Colombia y exhibir en su espacio la obra: Silencio sin fin escrita y dirigida por el propio Muñoz.
La presencia de Estudio Teatro A Cuesta de Colombia en Cuba, en Cienfuegos, es una suerte de anhelo espiritual que le agradecemos los cienfuegueros al evento de investigación teatral: Traspasos Escénicos, de la Universidad de las Artes ISA y para el cual, la agrupación estarán haciendo su segunda presentación en la Habana, en la Nave Oficio de Isla.
La representación en la provincia, en su condición de función única atrajo a todos los teatristas, artistas y estudiantes de artes; es por ellos que se colmó la capacidad de la sala y además de agregar nuevos asientos tuvimos que transformar en espacio para los públicos los pequeños sitios vacíos entre la escena y la platea.
Tener una sala abarrotada de espectadores y vivir la peripecia de los anfitriones tratando de acomodar a todos los que asisten, es síntoma de los altos niveles de convocatoria de la agrupación y sobre todo de la expectativa que genera la presencia de un creador de la talla de Ricardo Muñoz en su tierra y en el espacio donde naciera su más sólida concepción artística. El Estudio Teatro A Cuesta, de Colombia, la Sala Teatral A Cuesta y el colectivo Velas Teatro de Cuba, convergen en muchos puntos desde la creación, la experimentación y la fundación y en ese ejercicio orgánico que es el hervidero de jóvenes espectadores.
La función de la pieza Silencio sin Fin, además de la alta convocatoria de auditorio vive el mérito de agrupar para su ejecución una juventud, que no solo le aplauden con entusiasmos, sino que se contagian con el ejercicio de la experimentación y de la innovación de un teatro transformador. El texto es una justificación de encuentro de dos actrices que se juntan para ensayar, entrenar o preparar alguna puesta, no hay una historia preconcebida, sino una sucesión, una secuencia de acciones, gestos y actitudes que propician que generan una diversidad de situaciones e historias en las mentes de los espectadores.
Estamos en presencia de una anécdota abstracta, que viaja sobre el trazado de líneas difusas, de pinceladas sueltas sin una aparente concatenación; pero que miradas desde los altos niveles de sugerencias, es una fábula que nos permite diseñarnos nuestros acontecimientos. El primer gran reto es el tema: el hombre, el individuo y sus circunstancias, por ello la puesta nos habla de la mujer, del sexo, de la sumisión, de la libertad y sus riesgos, de la voluntad y las ganas, de la dificultades, los obstáculos y el tesón infinito por triunfar; se habla de pasiones, de frustraciones, del largo camino de la vida y del placer de vivirla.
A la par del valor de la dramaturgia, se alza la precisa forma de resolverlo la acción en la escena; un espacio vacío, dos butacas y un diseño de movimiento escénico que abarca cada uno de los rincones del escenario. Todo un juego con los ritmos, las dinámicas, los sonidos, las expresiones, las proyecciones y la gestualidad de las actrices. Dos intérpretes que explotan todas las potencialidades de su cuerpo, su voz y expresividad, que conmueven con sentimientos, emociones y una entrega que va, hasta la sutileza de los detalles.
Vuelve Ricardo Muñoz a impactar desde la creación en los corazones de los cienfuegueros, a despertar la creatividad en la mente de los artistas y teatristas sureños, vuelve a ser soñar a un público numeroso que quiere ver vida en escena. Gracias al la Universidad de las Artes ISA y a todos su eventos.
Foto tomada del sitio web de Perlavisión