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Danza y música en función de la historia

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Por Frank Padrón

Desert Dance Theatre de Estados Unidos, nos visitó y se presentó durante un fin de semana en el teatro América, lamentablemente sin la promoción merecida.

La compañía logra armar una sugestiva parábola en torno a la esclavitud, que trasciende los marcos históricos específicos.  Si bien los cantos aluden a las raíces del góspel, los blues con que drenaban su amargura y penas los hombres y mujeres procedentes de África para trabajar sin cobro alguno en tierra ajena y lejana, impotentes ante maltratos y vejámenes en las plantaciones norteamericanas hasta su abolición, el discurso va más allá, aludiendo a la esclavitud como un mal (in)necesario, atemporal, que pervive aun por desgracia en no pocos escenarios mundiales.

Tanto bailarines como cantantes reflejaron en varios cuadros escenas típicas del fenómeno social; notables voces (particularmente barítonos, bajos y sopranos) dejaron escuchar música ancestral que hoy forma parte del patrimonio tanto norteamericano como del resto del mundo, acompañados de músicos en vivo, con una sólida batería de percusión.

Coreografías sencillas pero expresivas (aunque en algunos casos pudo explotarse más el lenguaje danzario), se sumaron a la fuerza del relato escénico, destacando por ejemplo el contraste entre los bailes de salón de la burguesía blanca y la fuerza telúrica de los negros esclavos en el campo, dentro de un coherente ensamblaje.

A ello se sumaba la narración en vivo de una actriz y cantante entre cuadros, cuya vehemencia y convicción logró saltar la barrera del idioma.

El trabajo lumínico consiguió un esmerado diseño de atmósferas, lo cual halló notable complemento en la exploración racional e inteligente del espacio escénico, que compensó ciertas irregularidades del sonido.

Otro mérito resultó el vestuario, muy acorde con los personajes y con equilibrio entre las gamas y texturas.

La segunda parte del espectáculo contempló la actuación de nuestros coterráneos de la compañía Raíces Profundas, que desplegó su habitual destreza e inventiva coreográficas por parte de sus competentes solistas y cohesionado cuerpo de baile, así como su poderosa música en vivo.

Una muestra al canto de la herencia que aquellos esclavos que reverenció con su puesta la compañía invitada Desert Dance Theatre, legaron para la música y la danza folclóricas de Cuba y el mundo.