Por Ámbar Carralero Díaz / Fotos Ernst Rudin
La cita, espectáculo dirigido por Osvaldo Doimeadiós, se estará presentando todos los martes, miércoles y jueves del mes de mayo, a las 7:00pm, en el Centro Cultural Bertolt Brecht. Sirva esta breve nota, para convocarlos al goce de un espectáculo que teatristas y humoristas disfrutarán hasta el delirio. Una propuesta que acerca, (teatro/humor, actor/humorista) universos a menudo separados. Confirma además, que cuando un buen texto es acompañado de actuaciones descollantes y de una dirección escénica atinada, el humor y el teatro enriquecen sus resultados; son agradecidos por el público más riguroso y el más popular.
Andrea Doimeadiós, actriz de Teatro El Público, que ha demostrado su fuerza interpretativa en espectáculos recientes como Charlotte Corday y el animal de Marta Luisa Hernández Cadenas, y en Harry Potter: se acabó la magia, dirigido por Carlos Díaz, se une en esta ocasión a Venecia Feria, actriz con experiencia en el medio teatral, integrante del grupo humorístico Etcétera y galardonada con el Premio Aquelarre (2012 y 2014).
En el texto escrito por Andrea Doimeadiós, se mezclan citas de pasajes de la Historia de Cuba, de contenidos impartidos en programas de estudio de diferentes niveles de enseñanza, y de referentes de la cultura cubana e internacional. Todo está unido en un orgánico pastiche, que se estructura mediante escenas separadas a nivel de situación y personajes, pero conectadas entre sí por el recurso de la cita. La puesta en escena ofrece una perspectiva diferente del humor, desde lo teatral. A lo largo de un espectáculo hilarante como este, las actrices logran altas cuotas en su desempeño. Despliegan los recursos actorales que una formación académica (ENA e ISA), unida a la experiencia del teatro y a un carisma indiscutible, les ha permitido materializar en excelentes caracterizaciones.
Con humor inteligente, las situaciones representadas atrapan a un amplio espectro de público. Cuando comienza la obra, las actrices esperan ser llamadas para un casting, ambas aseguran tener el personaje protagónico de “la leona”. Esta premisa da inicio a una serie de reflexiones críticas sobre el oficio del actor, a la competencia banal en pos de hacer carrera y a los clichés de la profesión. Mientras una escena propone un encuentro entre Marilyn Monroe y Frida Kahlo (Sufrida Kahlo); otra presenta a dos primas de la época de la Colonia, que no saben controlar a los “negros esclavos” y menos, aplacar su desenfreno hacia ellos. Excelentes son además, los monólogos de ambas actrices. En uno, Venecia interpreta a la “clásica fea”, (punto de mira de todas las burlas) que cuenta sus decepciones amorosas. Andrea, por su parte, caracteriza a una monja que todo el tiempo interrumpe su discurso por culpa de un supuesto espectador, que la sonroja y la hace perder la ecuanimidad. Una célebre secuencia de la película Casa Blanca, es parodiada mediante partituras físicas exageradas, las voces de las actrices en off y un tono de radio novela. El choteo a paradigmas de la cultura, la historia, la política y la religión, desacralizan el lugar que determinados íconos ocupan en el imaginario colectivo. Y es que el carácter metateatral, la sátira y la meditación sobre el oficio del actor, están presentes en todo el espectáculo. Este recurso es aprovechado desde la dirección artística, pues los cambios de escenografía y utilería son realizados por las actrices a la vista del público, los vestuarios están colgados en el fondo del escenario, y el maquillista José Alberto, arregla a las actrices en escena.
Cerca del final, Andrea y Venecia proclaman (como si estuvieran en un chequeo de emulación) una arenga para los estudiantes. Parafrasean consignas y frases literarias conocidas, ( “iPhone bueno y mar de espuma”) ahora resignificadas con alusiones tecnológicas: Facebook, Instagram, Apple, Infomed. Esto va increscendo hasta el contundente: “¡Abajo el Imperio IMO!”
Como se puede notar, la mirada a nuestro contexto en el presente interviene la cita de fenómenos anteriores, algunos incluso, alejados de nuestra cultura. Revelan con creatividad y agudeza, ese amasijo complejo de referentes y contrastes que somos los cubanos. Mostrando ante el asombro y la risa del público, asociaciones que lejos de ser ingenuas o evidentes, expresan un enfoque crítico y profundo de nuestro entorno, de las nuevas y viejas generaciones.
Ya está anunciada la cita, y de paso, la muerte inevitable; que esta vez será de risa. Espero que mi muy querido Márquez, donde quiera que esté me perdone. Parafrasear el nombre de su famosa novela, ha sido otro de los efectos de La cita.