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Contrapunteo: Un Debate Para Movilizar La Crítica De Danza En Cuba

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Por Yuris Nórido / Fotos Buby

No vamos a insistir en la importancia y la necesidad de la crítica de danza, su incidencia en el establecimiento de jerarquías y en los procesos creativos, ni siquiera en algo que nos parece vital: su innegable aporte a la formación de un público para la danza, en todas sus manifestaciones. De todo eso hemos hablado mucho esta semana. Preferimos referirnos a algunas carencias del ejercicio de la crítica de la danza en este país.

Primero, se escribe poca crítica. Menos, si comparamos el volumen con el de décadas anteriores. Lo cierto que hay estrenos de danza que ni siquiera reciben un análisis en nuestros medios de comunicación, ni en los medios especializados. Hay pocos espacios para la crítica de danza en las publicaciones impresas, en los periódicos específicamente; pero hay otros espacios (en la radio, en la televisión, en el inmenso panorama de las publicaciones digitales) que no se aprovechan del todo. Muy saludable sería que se propiciara un debate sobre obras específicas o sobre procesos creativos o problemas generales de la danza, en el que participaran varios críticos, con varios puntos de vista.

Pero los críticos de danza son pocos. Y ahí está la segunda carencia, asociada también a la formación. No nos vamos a poner de acuerdo sobre la mejor manera de formar a un crítico, por una sencilla razón: hay varias maneras. Algunos vienen de disciplinas afines, otros son profesionales de la danza en sus disímiles aristas, otros vienen del periodismo o de otras carreras. Eso sí, tendrían que compartir un acervo de conocimientos que vayan más allá del puro placer de ver danza, de una sensibilidad para la danza.

Hay mucha crítica impresionista. Los análisis tienen que ser más profundos, atender relaciones no necesariamente explícitas del acto creativo, comprender los roles de la técnica, el estilo y la interpretación. Se dice fácil y rápido, pero eso implica mucho estudio, y una relación directa con las prácticas danzarias.

Hay una carrera de estudios teóricos de la danza en la Universidad de las Artes. Esa podría ser una fuente, hasta el momento no lo ha sido, aunque estudiar Danzología no capacita necesariamente para ejercer la crítica. Hay que respetar una vocación. Y calzarla con capacidades.

Tercer aspecto: el diálogo con los procesos creativos, con los creadores. Aunque cada ejercicio tiene su ámbito propio, y tampoco es saludable que se confundan las responsabilidades; sería bueno que los críticos se implicaran más con el trabajo rutinario de las compañías. Eso no significa, por supuesto, que el acompañamiento sea paternalista, que haya necesidad de pasar la mano porque “somos amigos”. Pero ningún conocimiento sobre las dinámicas “internas” de la danza está de más.

Quedan aspectos en el tintero: zonas de la creación poco atendidas (el folclor, por ejemplo), la dimensión ética de la crítica, el respeto ante la diversidad de criterios… Pero de todo eso se ha hablado esta semana, creemos que ha sido un buen debate. Ojalá que contribuyera a movilizar al gremio.

En protada: Compañía Danza Teatro Retazos, dirección Isabel Bustos.

Fuente Noticiero Cultural / Televisión Cubana