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Con La Pupila Archivada, la ciudad abre sus pupilas

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Por Yelaine Martínez Herrera

Entre más camino sus calles y observo a la gente, más me convenzo de que la ciudad es un organismo vivo. Y no estamos hablando del concepto: «sistema autorregulado de materia viva… «, que nos enseñan en clases de Biología. Más bien es algo que late como el poema “Vengo de ti y voy a la costumbre”, del eterno Antonio Gutiérrez, cuando dijo: «Ah, ciudad, tomo el pulso/ a tus reclamos cuando te veo/ tan sola pujar/ bufando el parto de cada día».

No es de extrañar, entonces, que –al verla más viva que nunca- el pecho sea invadido por ese sentimiento de tuneridad, al que tanto se refiere el intelectual Carlos Tamayo. Así lo sentí recientemente, durante la jornada de performance e intervenciones públicas La Pupila Archivada, que festejó sus 15 años.

Como toda quinceañera, la cita vistió de gala con propuestas artísticas que la exaltaron y, muy importante, se ratificó como amiga de los públicos, con seductoras invitaciones dentro y fuera de la Casa del Joven Creador. Todo ello, demuestra –una vez más- lo sabio de rescatar este evento, mérito de la filial provincial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), que decidió defenderlo a pesar de no estar presupuestado por la AHS nacional (a diferencia de otros como el ´Entre Música´ o el ´Portus Patris´, realizados en estos predios) y no disponer –como amerita- de todos los apoyos necesarios a nivel territorial.

Pareciera que La Pupila Archivada también hizo suyos los versos de Tony y se  dijo, consciente de su alcance: «Vuelvo a encontrarte ciudad, aunque tenga que recorrer el próximo milenio». No en balde Martí aseveró que «las ciudades son la mente de las naciones… «. Por eso, tras observar a los creadores actuar en algún espacio público, recordé la crónica “El poder de la música”, de la colega Ada Cristina Higuera Tur, que narra cómo una presentación como parte del evento –pero en 2023- conmovió a un deambulante, de ropa raída y alma buena. «Ojalá estas escenas enriquecedoras se repitan porque dan fe de lo mejor de los seres humanos, del talento del artista, de la pasión del transeúnte… «, diría mi colega emocionada. No podría estar más de acuerdo.

Y es que La Pupila… no solo interactúa con el espacio público, también lo hace con el espacio mental y espiritual de las personas. Además, es un semillero de enseñanzas, algo que el teatro sabe transmitir muy bien. Con su performance Mi niño de tres años, por ejemplo, la actriz Liusmila Díaz, nos hizo reflexionar sobre «cómo a veces la sociedad, sin saber por las situaciones que pasa cierta persona, es capaz de juzgarla. Y cómo eso puede destruir al ser humano».

Un aparte para los jóvenes de Danza Contemporánea Seres, que intentan impulsar esa expresión en la provincia. Ellos mostraron en la jornada sus ganas impetuosas de hacer arte y –de paso- promover un discurso fresco, diferente. Otra fortaleza de la cita –o novedad, si lo comparamos con anteriores capítulos- fue la continuación de los talleres de artes escénicas que impulsa en el Balcón de Oriente el joven santiaguero Yanoski Suárez Rodríguez. Eso favoreció el vital acercamiento a la Enseñanza Artística, con frutos innegables.

También el patio La Guarida, de la Casa del Joven Creador, fue embellecido con nuevos grafitis, propiciando la confluencia entre creadores locales y foráneos. El holguinero Julio César Cisneros, del proyecto Crew Undergraff, asistió por segunda ocasión y esta vez dejó su huella en las paredes de la sede de la vanguardia artístico juvenil. En diálogo con la prensa, expresó que «este tipo de eventos es fundamental para trabajar» y –además- «escasean en Cuba».

Asimismo, el programa –por su variedad y concepción- favorece la convergencia de varias manifestaciones. Ahora, en la agenda figuró la exposición Generaciones (que exhibe la sede de la AHS), un salón de tatuajes y la actividad infantil Fiesta de los Abrazos. Pero fueron las artes escénicas las que resaltaron, presentando obras de excelente factura al estilo de Pan para la Fe, de Teatro de la Totalidad (Guantánamo) y Polio, del grupo de experimentación teatral La Caja Negra (Santiago de Cuba), así como El último bolero y La Gula, estas últimas del colectivo local Total Teatro, entre otras.

En general, se apreció mejor organización que en la anterior edición, mayor cantidad de invitados y el calor del público en las diferentes acciones. Sin embargo, aún el acompañamiento de otras instituciones culturales continúa siendo asignatura pendiente, algo que va más allá de presupuestos, pues a veces con solo presenciar las iniciativas demostramos que valoramos el esfuerzo ajeno, aunque siempre existen excepciones como la presencia de la dirección del Consejo Provincial de las Artes Plásticas durante la inauguración de la expo. Al final –si sacamos cuenta- el esfuerzo no es tan ajeno. La cultura no se compone de islas, sino de una amalgama donde todos debemos aportar.

También fue bien pensada la entrega del carné a nuevos afiliados a la AHS durante la jornada, momento en que estuvieron presentes el Centro Provincial del Libro y la Literatura y la editorial Sanlope. A tales vivencias, podrían sumarse en el futuro entidades como la Unión de Jóvenes Comunistas y la Dirección Provincial de Cultura. Aunque nos consta que esta última apoyó monetariamente la cita, mientras el Consejo Provincial de las Artes Escénicas tendió su mano en el hospedaje. Esas actitudes deben imitarse, teniendo en cuenta que de ello también depende la imagen que lleven nuestros invitados.

Pero, más allá de cualquier sugerencia, agradecemos esa inyección de vitalidad que nos deja La Pupila…, cuya importancia va más allá de lo medible. Quién quita que algunos caminantes-espectadores, de esos que nunca han ido a teatros, conciertos o galerías, a partir de ahora se embullen y descubran el maravilloso mundo del arte. La ciudad estaría un poco más viva.

Foto Rey López