Por Doria Alderete
Cada 2 de noviembre se recuerda el día en que todo echó a andar, distintas generaciones de bailarines han sido parte de esta gran familia, se han nutrido y formado en las técnicas de la danza combinatoria, fungiendo la compañía como una escuela. Esta idea concretada en 1989 por la entonces bailarina, hoy Premio Nacional de Danza (2013) Rosario Cárdenas, ha fructificado. La coreógrafa y maestra ha desplegado su creatividad con una prolífera producción coreográfica. En su haber se encuentran un cúmulo de obras entre las que destaca Co(n)m(b)inatoria-09 (1990) por ser la primera puesta en escena de la compañía, entonces nombrada Danza Combinatoria.
A partir de aquí se ha acrecentado el repertorio con otras piezas, entre las que se encuentran: Canción de Cuna (1994), María Viván (1997), Dador (2000), El ascenso (2004), Zona-cuerpo (2010), Tributo a El Monte (2013), Afrodita, ¡oh espejo! (2017), La gaviota (2019). Bailarines que han sido parte de la compañía, devenidos coreógrafos, y otras figuras de la danza y el arte en general han colaborado con el trabajo de la agrupación danzaria en estos 31 años.
El equipo de trabajo, con su dedicación y empeño ha sabido mantener la tarea de sostener un colectivo que se renueva constantemente. Por ello, continúan creando, forjando espacios de intercambio como “Punto Fugaz”, además de las habituales presentaciones. Nuevos bailarines, proyectos y maneras de hacer convierten esta agrupación danzaria en una de las más destacadas en el ámbito artístico nacional que volverá a los escenarios el próximo mes de diciembre.