Por Erian Peña Pupo
La Compañía de Danza Contemporánea Codanza, dirigida por la maestra Maricel Godoy, regresó al tabloncillo del Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol de Holguín, sitio donde ha estrenado sino la mayoría, sí buena parte de sus coreografías, para celebrar, como justo clímax de la jornada, el 30 aniversario de su fundación, el 25 de septiembre de 1992.
El programa incluyó las obras: Tú, hombre de Dios (Oculto, Asustado, Extraviado), coreografía de George Céspedes; ABC.Así.No. (Población Flotante), de Yoel González; Árbol de fuego, de Pepe Hevia; y Muerte prevista en el guion, de la argentina Susana Tambutti.
La primera –el más reciente estreno de la compañía– es una pieza «que expone al hombre y su existencia en el mundo a partir de las experiencias e inquietudes que habitualmente cercenan la cabeza del coreógrafo», comentó Céspedes. Obra física, que demanda un esfuerzo adicional de los intérpretes, que ahonda en entresijos existenciales, en búsquedas personales, nos interroga y esparce muchas preguntas en escena. Con música de Alexis de la O Joya, interpretan José Ángel Leyva, William Velázquez, Robert Mesa, Antonio Nogueira, Gabriel Pérez, Karla Cabrera y Miguel Corella.
En ABC.Así.No. (Población Flotante), el guantanamero Yoel González –uno de los coreógrafos más premiados en las ediciones del Concurso de Danza del Atlántico Norte Codanza y Grand Prix Vladimir Malakhov– se reafirma como uno de los creadores más versátiles y atractivos del panorama de la danza contemporánea en el país. “Modos, hábitos, ritmos, creencias y espiritualidades, identidad, y esa maldita circunstancia del agua por todas partes” (circunstancia virgiliana, dicha y castigo, permanencia e imposibilidad al mismo tiempo) dan cuerpo a la obra. Yoel, coreógrafo que asume el riesgo y las dificultades como ejercicio de crecimiento, parte de “la charada como un juego numérico de azar con combinaciones preestablecidas. Esas combinaciones se entrelazan con sucesos significativos de la historia de la isla que han marcado la propia existencia del autor y del país que habita. Omnipresente, el Orisha Eleguá acompaña a los bailarines; a Él, que cierra y abre los caminos, se le rinde tributo con los colores que le identifican: rojo y negro. Juego entre el azar y la realidad, entre la vida y el destino, entre la danza contemporánea y el baile popular de parejas conocido como casino”, dice. La música es de Lázaro Antonio Sevila Elías-Calles, y los bailarines Karla Cabrera, Gabriel Pérez, Dailena Santiaguez, Antonio Nogueira, Dayannis Polanco, Robert Mesa, Kerly San Nicolás, Raúl Pupo, Sheila López, William Velázquez, Regina Ávila y Miguel Corella.
Entre otros temas, Hevia expresa, en Árbol de fuego, mediante una arquitectura grupal en los cuerpos versátiles y jóvenes de la compañía holguinera, las influencias del retorno a las raíces, el regreso a la isla, al hogar como sitio para el rencuentro con el yo. La pieza está creada a partir de códigos abstractos y subraya la influencia de experiencias autobiográficas. Esta es una obra que realza en el escenario las cualidades interpretativas de los jóvenes bailarines holguineros, quienes demuestran la versatilidad, la fuerza y la vitalidad artística de una compañía que ha sabido mantener una línea de trabajo en esos 30 años. Es una pieza de arquitectura grupal, que desde el manejo del cuerpo y la elaboración del lenguaje, también da paso a momentos intimistas de extremada poética, y a la comunión absoluta entre lenguaje y sonoridad, proceso para el que Pepe Hevia fusionó sonidos de la música cubana tradicional, la clásica y la afrocubana, ensamblada por sonoridades contemporáneas y texturas electrónicas. Árbol de fuego ha sido un gran reto y un lujo para la compañía, comentó cuando el estreno Maricel Godoy, pues es una obra hermosa y compleja que unifica en escena 21 cuerpos dentro de un grupo no homogéneo, mediante una rigurosa fusión de técnicas danzarias.
Finalmente Muerte prevista en el guion es una de las piezas características del repertorio de la compañía desde su estreno en Holguín, en 1999. Tambutti creó la obra en Argentina, con una propuesta que unía en escena a actores y bailarines en los papeles protagónicos, pero en la puesta holguinera la coreógrafa decidió explotar el magnífico cuerpo de baile masculino de Codanza. Por eso los personajes principales, en una suerte de vuelta de tuerca doblemente posmoderna y atractiva, donde la propia arquitectura coreográfica más que contemporánea es ejemplo de un posmodernismo finisecular, son asumidos por los bailarines masculinos. A nivel macroestructural, Muerte prevista en el guion se acerca a elementos posmodernos como la metaficción, el pastiche, la parodia, la alegoría, la polifonía y la apropiación de múltiples referentes que tributan al ballet clásico. Tambutti rinde homenaje, entre otras, a notables obras, melodramas donde la muerte es parte consustancial de la puesta: La muerte del cisne, coreografía del ruso Michel Fokine creada para la mítica Anna Pávlova; Giselle de Jules Perrot y Jean Coralli; Carmen, con música de Georges Bizet; La dama de las camelias en su versión del italiano Giuseppe Verdi, y La consagración de la primavera, de Ígor Stravinsky, con coreografía original de Vaslav Nijinsky para los Ballets Rusos de Serguéi Diáguilev.
Vemos, en una obra que se destaca, además, por el ritmo, la progresión dramatúrgica y el montaje ambicioso, a un joven colectivo –muchos incorporados hace poco a Codanza, compañía que se renueva sin perder los ímpetus iniciales, la osadía y los riesgos de sus propuestas– que, en la limpieza y organicidad de sus movimientos, en la calidad con que asumen las piezas, ha sabido superar los contratiempos diarios y entregarnos puestas de alto valor, que dan la sensación de ver, aunque las conozcamos, una nueva obra en escena.
Muerte prevista en el guion no pierde actualidad a más de veinte años de estrenada en Holguín por Codanza. En cambio se reconstruye y actualiza, como debe ser, sin alterar sus cimientos originales, en busca de una organicidad plástica que viene dada desde su propia concepción. Esta temporada nos muestran la encomiable altura en que se ha colocado la Compañía de Danza Contemporánea Codanza, de Holguín, en estos primeros 30 años.
Coda
Varias instituciones y organizaciones reconocieron la impronta de Codanza, entre ellas la Asociación Hermanos Saíz, la Dirección Provincial de Cultura, el Consejo Provincial de las Artes Escénicas (CPAE), el Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba y el Gobierno en Holguín. Entre ellas destaca la entrega de la Distinción Teatro Eddy Suñol a Maricel Godoy, galardón que otorga esta institución holguinera y el CPAE a personalidades y colectivos que hayan aportado al desarrollo social y cultural del país. Construida en acrílico, la Distinción reproduce la fachada art decó del Teatro, se acompaña de diploma acreditativo y reconoce, en ese caso, la labor de Maricel al frente de Codanza, y los aportes a la cultura provincial y cubana a lo largo de las tres décadas, con un trabajo basado en la credibilidad, la interpretación, la danza física habitada por los sentimientos; las emociones reflejadas en movimientos que indiscutiblemente desencadenan un discurso sólido lleno de experiencias y vivencias, como comentó Maricel.
Como parte de la jornada se inauguraron, además, dos muestras fotográficas: Codanza, el espíritu vivo del fuego y Memorias de un Festival, que repasan, respectivamente, la trayectoria del colectivo durante estas tres décadas y parte de los momentos más importantes del Concurso de Danza del Atlántico Norte Codanza y Grand Prix Vladimir Malakhov. La primera, de gigantografías, fue inaugurada por Rubén Rodríguez en el Centro Provincial de Arte; y la segunda, de fotografías, por Erian Peña, en el lobby del Suñol.
Esta jornada, realizada desde el pasado 22 de septiembre, estuvo dedicada, de manera especial, al reconocido pintor holguinero Cosme Proenza Almaguer, recientemente fallecido. Cosme, afirmó Godoy, fue un creador muy cercano y cómplice de los proyectos de Codanza, entre ellos las coreografías Los dioses escuchan y Año cero, esta última estrenada a partir de la serie Boscomanías, por el 50 cumpleaños del maestro de la plástica.
En portada: Árbol de fuego, coreografía de Pepe Hevia. Foto Carlos Rafael.
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