Charlotte Corday: imaginario creativo entre mito, realidad, texto y escena

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Luego de su temporada con la obra Charlotte Corday, el Estudio Teatral La Chinche comienza una programación que inicia el nueve de octubre. Estará incluida en la presentación de la revista La Bohemia, de la Alianza Francesa

Por Victor Ricardo Cabrera Soriano

No estoy completamente seguro de creer en el destino, pero esa duda siempre surge cuando pienso que algunos momentos de la vida parecen estar determinados. Como buen cubano, claro que creo que «todo pasa por algo», y esta historia lo confirma.

El 2025 ha sido un año promisorio para el Estudio Teatral La Chinche. Su elenco actual, bajo la dirección de Lizette Silveiro Valdés, ha cosechado éxitos con dos temporadas de la obra Charlotte Corday.  La pieza fue llamativa pues “resume la cantidad de mujeres que habitan bajo el mito y la persona real que fue Charlotte: prostituta, vengativa, feminista, madre, líder, heroína…”[1]

Tras la segunda temporada en el escenario de Nave Oficio de Isla, una tarde que parecía común, mientras disfrutaba un café, el «destino» o ese «algo» que todo conecta, propició un encuentro casual con la directora y con Nara Mansur, autora del texto que da vida a esta Charlotte múltiple y polifacética.

Lizette ¿Cómo fue la conexión con la escritura de Nara Mansur y cómo llegó su obra a ser parte de su espectro creativo?

Siento que le debo el descubrimiento a Jaime Gómez Triana. Él me presentó la obra de Nara Mansur y me regaló el libro Dramatizándome. Cuatro poemas para el teatro, que incluye a Charlotte Corday y otros de poemas que Nara había escrito. He trabajado con otras de sus obras, por ejemplo, Educación Sentimental –me encanta– pero quedó pendiente de estreno. Nara, desde el momento que conocí de su escritura, siempre ha estado presente en mi trabajo.

Nara, ¿cómo percibes la relación entre la dramaturgia y el montaje? ¿Qué sientes cuándo un director trabaja con tus textos?

Es una sensación extraña; para mí es un honor, porque hay muchas obras maravillosas y que alguien se detenga en la tuya, te hace sentir bien.

Escribo materiales que no siempre coinciden exactamente con lo que pasa en escena: el texto puede ser copioso y debe ser podado o adaptado. La obra no es solo palabras, también circulan «fantasmas», interpretaciones diversas.

En Charlotte Corday, Lizette ha puesto en a escena un tema notable: la dinámica del poder y la resistencia, en un movimiento donde la voz del pueblo es la mujer, expresándose con fuerza en a una narrativa que es a la vez íntima y social, política.

Hablemos de Charlotte Corday, sobre tu proceso con el texto, Lizette

Hace años de forma independiente, intenté montar Charlotte…, pero una actriz no se atrevió a asumir el papel, así que quedó pendiente. Después, cuando tenía un grupo y Jaime era asesor, él me propuso trabajar el texto de Charlotte Corday y ayudarme con la dirección de actores, lo que marcó la primera experiencia con esta muestra.

Hoy, en Estudio Teatral La Chinche, que también es una unidad docente, estoy trabajando con varias alumnas mujeres. Hice una lectura dramatizada en Festival El Sinor, de la Facultad de Teatro. Hubo una buena. Ahí pensé que podía desarrollarlo con varias mujeres interpretando a Charlotte, no solo una.

¿Cómo concebiste tú, desde la dirección, espectáculo cómo influyó la obra en el grupo?

Como dije, tenía la experiencia del otro montaje de Charlot que dirigí con Triana. Luego gradué a una alumna con ese texto. Me pareció interesante para este ejercicio usar un video de la actriz anterior a la vez.

En esta nueva adaptación fundí elementos de esos dos procesos pasados y otros nuevos para cinco Charlotte, con libertad interpretativa de cada una para enriquecer la trama.

Utilizamos pocos elementos, algunos simbólicos como las gomas, muy representativas para los cubanos por las travesías, los balseros de los 90´s. Los banderines, los zapatos, miriñaques y pelucas y otros recursos ayudan a situar las escenas. Además, la música tiene momentos satíricos, grotescos y canciones de amor dolorosas entre Charlotte y Marat, con un tono de cabaret político y fuerte trabajo físico.

Otra novedad de este reestreno es que incluimos en escena al personaje de Marat, antes solo voz grabada, lo que generó un contraste grotesco dentro de la puesta. Estoy satisfecha con el resultado y la respuesta del público, que ha valorado la vigencia de la obra.

En tu caso Nara ¿Qué motivaciones tuviste para escribir la obra? ¿Con qué contexto o impulso surgió el texto?

El texto de Charlotte Corday, nació por un ciclón, esos días sin trabajo en casa, en el 2002. Trabajaba en la Casa de las Américas y esos momentos de apagones por el huracán cambiaban la atmósfera, así que me inspiré.

El texto mezcla referencias literarias-históricas, con una visión crítica y deformada de la historia como la Revolución Francesa. Para mí una forma de reflejar la relación del hecho histórico y quién la escribe.

Charlotte… tiene un cancionero para ser rapeado en coro, que emergió de mi pasión por la poesía y por escribir obras con arenga política para cambiar el mundo.

Nara Mansur se caracteriza por su libertad creativa, que permite múltiples interpretaciones y resignificaciones en la escena. En su texto original reconstruye los hechos históricos desde su perspectiva simbólica, ahondando en las contradicciones y matices del poder.

¿Qué reacción hay entre sus respectivas creaciones, más allá de la conexión texto-montaje-escena?

Lizette: Para desarrollar a las actrices y adentrarlas en que asumieran el proceso con mayor comprensión, procuré que tuvieran contacto directo con Nara. Hemos mantenido esa comunicación constante. Ella ha estado cercana durante todo el proceso, incluso vino a las funciones de la segunda temporada, lo que ha sido un regalo para todos nosotros en el grupo.

Nara: Me alegra que exploten el lado lúdico y cómico de mis textos, pues escribo riendo mucho. Ahí hay una diferencia que el director no capta a veces y vuelve los montajes solemnes y épicos. Pero con esta Chrlotte Corday, no fue así. Captaron mi dramaturgia, la mezcla de lo épico, lo íntimo, las frases autobiográficas, algunos intertextos e ironías. Me encanta el hecho colectivo en la versión de Lizette, esa sensación de multitud y lo pueblerino, que le da mucha fuerza al mensaje de revolución posible, pero a la vez imposible.

De la puesta Charlotte Corday por Estudio Tatral La Chinche me cautivó la exploración corporal, sobre todo al ver cinco protagonistas con físicos tan diversos, pero que en ocasiones se vuelven una. Resalta la música y la voz, de lo más irónico, lúdico y lo trágico que coexisten en la muestra creada por Lizette Silveiro. Una mezcla que le permite abordar el dramatismo, el humor y crítica social. Hay un equilibrio valioso en esta pieza que puede ser entendida por intelectuales y obreros.

Es esa propiedad de ser organismo vivo, que sufre de fenómenos y transformaciones, de descubrimientos y deformaciones, la que otorga a esta Charlotte Corday un sinfín de reinterpretaciones constantes. Así, el mensaje de Nara y de Lizete adquiere una vigencia urgente y necesaria que habla tanto del pasado como del presente.

Fotos: Alina Morante, Lester Viera, Alain Jiménez.

[1] Extraído del texto Tras el puñal de Charlotte, escrito por Frank Padrón. https://cubaescena.cult.cu/tras-el-punal-de-charlotte/