Camino al cumpleaños 30 de la Casa de la Memoria Escénica de Matanzas

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Por Omar Valiño

En cada nuevo encuentro con la Casa de la Memoria Escénica (CME), aprecio la solidificación de cada una de sus líneas generales de desarrollo y, por tanto, de la ambición mayor de esta institución nacida y criada al amparo del Consejo Provincial de las Artes Escénicas de Matanzas.

La CME es vórtice de cada evento escénico organizado en la ciudad de los puentes, tan sobresaliente en el panorama nacional. Es el lugar de confluencia para el diálogo sobre el estratégico conocimiento del pasado y las discusiones sobre el presente. Intercambios que se cumplen en la sala Abelardo Estorino mediante encuentros teóricos de alta carga pedagógica (conferencias, paneles, clases, talleres), presentaciones de libros y audiovisuales. También a través de exposiciones fotográficas en la galería La Vitrina que alcanzan una dimensión simbólica permanente en el Museo de Esculturas de la Dramaturgia Cubana. Las piezas literarias destinadas a la representación teatral son interpretadas por el diseñador Adán Rodríguez, cosificadas en esculturas e instalaciones que marcan y alumbran el espacio todo de la Casa.

Además de los eventos, la CME desgrana, de modo sistemático, actividades puntuales en favor de su plan maestro. Acuden allí, creadores y especialistas de múltiples disciplinas de las artes escénicas y de otras muchas zonas de la ciencia y la cultura. En ese sentido, El Anaquel constituye sumatoria y síntesis como probado encuentro de culto a la memoria. Para sostener el trabajo, las áreas internas crecen y los esquemas no se repiten, mérito crucial de la labor cotidiana.

La biblioteca La Selva Oscura ya es una relevante referencia sobre dramaturgia y escenología cubanas. Igualmente lo es el archivo, en soporte físico y digital.

Ahora comienza a desandar la CME su año 30. Camino a su trigésimo aniversario, le deseo a la institución, y a su conductor Ulises Rodríguez Febles, nuevas posibilidades de asentamiento para un más amplio despliegue de esa promoción visible, y otras tantas inadvertida, a favor de Matanzas y la escena nacional. Posee todas las condiciones para crecer en su propia sede actual o en un nuevo recinto que se le destine, y ello le permitirá desarrollar su capacidad de autosostenimiento como proyecto de desarrollo local.

Pequeña pero de gran impacto, la Casa de la Memoria Escénica es hoy un nodo insoslayable en la cartografía teatral del archipiélago.

Tomado de La Jiribilla

 

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