Column 1
Column 2
Teatro del Viento estrena en Camagüey La Familia Vinagre, una pieza bajo la dirección de Freddys Nuñez Estenoz. Las funciones tendrán lugar en el Centro Cultural José Luis Tasende, los días 23 – 24 – 30 – 31 de octubre y 6 -7 -13 -14 de noviembre
Por Kenny Ortigas Guerrero
Luego de meses alejados del quehacer sistemático de las salas teatro debido a la archi conocida pandemia del Covid 19, y tras probar el acíbar de los días en total enclaustramiento, llegamos a una nueva normalidad con la expectativa de retomar proyectos, desempolvar butacas, abrir puertas (con control claro está) y que comience la pasión del teatro.
En el caso del Viento no hubo que desempolvar nada, pues sus ensayos y procesos investigativos fueron una constante mientras en Covid lo permitió, y apenas se tuvo el chance la programación en su espacio atrajo la atención del público con To Ta Bien. Luego, los problemas energéticos interrumpieron las funciones y el Teatro tuvo que cerrar.
Ahora, enseguida que escuchamos la mesa redonda donde se daba la noticia de la “nueva normalidad” ya Freddys Núñez Estenoz y yo levantábamos los teléfonos a la misma vez para decirnos: ¿y entonces ya empezamos?… Y sí, todo se alista para la reapertura de nuestros espacios para el beneplácito del público, y de los creadores. Hacía ya algunos días, había visitado un ensayo del próximo espectáculo de Teatro del Viento. Viene siendo el tercer capítulo de la saga Aceite + Vinagre = Familia. El segundo fue Geografía de una familia y en esta entrega nos llega La Familia Vinagre.
Con este espectáculo la agrupación va a recibir esta etapa con los bríos que la caracteriza. En sus años de intenso bregar Teatro del Viento nos ha mostrado su amplio repertorio que abarca géneros para los más disímiles gustos desde una estética que siempre encuentra nuevos caminos para reinventar la ironía, la parodia y las diversas perspectivas desde las que podemos acercarnos a la realidad que nos circunda, con parábolas cuyos diseños siempre colocan el dedo en la llaga, para recordarnos la importancia de curarla antes que crezca más.
En esta puesta adquiere relevancia el gran cúmulo de referentes que emplea su director, donde somos partícipes de los intrincados vericuetos de cualquier familia cubana en su diario convivio. Incomprensiones, altercados, absurdos, citas y referencias que parodian elementos del día a día y hasta un gran partido de fútbol al que se hace referencia en varios momentos y que al final de la trama… (bueno, ese final me lo reservo), hacen de esta representación para nada un trago de vinagre, sino un voluptuoso banquete para los sentidos de cada espectador, y obvio que después de estar sometidos por tanto tiempo al estrés del coronavirus, nada mejor que degustar de esta comedia al mejor estilo del Viento.
Acotar que uno de los valores fundamentales de la obra se encuentra en el preciso y minucioso cuidado de la acción física y su construcción lúdica, donde todo el micro tejido del gesto que enarbola la imagen nos guía la atención, inobjetablemente, hacia los pequeños detalles y guiños que le aportan la enjundia necesaria. Los grandes contrastes y matices que sostienen el discurso, que viajan desde la interpretación de ópera hasta el cotilleo característico de la idiosincrasia del cubano, se unen en perfecta simbiosis para brindar una representación como abanico multicolor de la realidad.
Luego de terminar el ensayo al que asistí le comentaba a Freddys que La Familia Vinagre va más allá de lo hilarante. Si, reímos con ella, pero también enfrentamos lo psicodélico que se apodera en algún que otro momento de nuestros hogares: las aspiraciones truncadas, necesidades del día a día e incluso la violencia de género. Pero ahí está el teatro una vez más para mirarnos por dentro y cuestionar los modos que nos habitan y proponernos nuevos horizontes.
Asistiré al estreno con espíritu renovado. Este regreso me llena de fe y de optimismo. Ahora bien, tenemos que ser precavidos y no dejarnos llevar por la emoción en su totalidad. Cumplir con las medidas higiénico sanitarias en esencial para no retroceder. Además, no podemos traicionar la cita con Cristina María Aróstegui del Toro, si, la madre y actriz con sentimiento de esta familia vinagre que quiere verte en el teatro, para conversar de sus pasiones y penas, ella te necesita también a ti “espectador”, ha sido mucho tiempo distanciados y se hace imprescindible el contacto, que, aún con limitaciones, siempre será bienvenido.
Fotos tomadas del perfil de Facebook de Teatro del Viento
Contenido Relacionado:
El teatro como un ritual necesario…recurrencia a «To Ta Bien”