Por Thais Franco Sóñora
Quienes disfrutaron de seriales televisivos como Mi propia guerra, La cueva de los misterios y Bertillón 166 y se identificaron con el personaje teatral Brama enseguida reconocerán a Alberto Bertot Velázquez, el actor que le dio vida.
Próximo a celebrarse un aniversario más de su natalicio se hace apremiante una distinción a su existencia. Nació el 16 de noviembre de 1937. Hombre que supo aunar su amor patrio con la pasión teatral.
Su quehacer revolucionario comenzó desde joven en la lucha clandestina y al triunfo de la Revolución se incorporó a las Milicias Revolucionarias y fue fundador de los Cdr. Esta labor nunca estuvo deslindada de su trabajo. Comenzó su vida artística como aficionado a los 22 años de edad junto a Félix Pérez, Luis Carreres y Ana María de Agüero con los que fundó el grupo de teatro Mella, bajo el propósito de hacer teatro revolucionario, y obras como Los fusiles de la madre Carrara, Una paloma para Graciela y El robo del cochino las representaron en parques, centros de trabajos, fábricas y cooperativas
Participó en la campaña de alfabetización y llevó el teatro hasta los territorios más intrincados. Se incorporó de forma voluntaria a las actividades de propagandas culturales auspiciadas por la cooperativa de Cultura (institución que posteriormente se convirtió en el Consejo Nacional de Cultura).
Se unió en 1963 Conjunto Dramático de Oriente y desarrolló una sostenida labor como actor hasta 1969 en obras como Una libra de carne, Las pericas, Contigo pan y cebolla y participó en las giras que dio el grupo por los lugares más intrincados de la Sierra Maestra. Recibió diferentes cursos de superación impartidos por personalidades de la cultura.
De forma paralela a partir de 1968 con la creación de Tele Rebelde pasó a ser actor del Icrt, trabajó en programas de altos ratings como Mi propia guerra, La peineta calada, La cueva de los misterios, Bertillón 166 y La botija. También trabajó en el cine en largometrajes como La decisión, La primera carga al machete y En el aire, condujo programas radiales, Iré a Santiago y La ciudad del bolero son dos ejemplos por los cuales recibió el premio caracol de la Uneac.
Su regreso al teatro lo llevó a trabajar con el grupo Espiral en el castigo de los criminales. El Cabildo Teatral recuerda con agrado su personaje Brama en Baroko que le valió el premio de Mejor Actuación Masculina Secundaria en el Festival Máscara de Caoba de 1990 y en el Festival de Teatro Camagüey. En 1981 se evaluó como actor A de radio y televisión.
Fue integrante del Grupo de teatro Experimental Juvenil y participó en obras como Estación para la vida y Caballo de coral. También del grupo Laboratorio Palenque y estrenó obras como Huracán, Wemilere para Edipo y dio giras al exterior en 1994 y 1996. Además recordaba como inolvidable su trabajo en Antígona bajo la dirección de Deysi Martínez en el grupo Gestus. Formó parte del cuadro dramático dela radio donde su voz le dio vida a más de un personaje en programas como Objetivo X y La novela.
Fue ganador de disímiles premios y condecoraciones tanto por su labor artística como revolucionaria. Alberto Bertot es, sin duda, una de las figuras representativas del panorama político y cultural santiaguero. Su mayor mérito radicó en poner su pasión artística al servicio de la Revolución y llevar la a las masas ese producto invaluable.