Banderas ondean desde Caracas

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La reciente edición del Festival Internacional de Teatro Progresista Venezuela 2025 trajo muchas respuestas sobre el porqué del calificativo inscrito en su nombre

Por Omar Valiño

La reciente edición del Festival Internacional de Teatro Progresista Venezuela 2025 trajo muchas respuestas sobre el porqué del calificativo inscrito en su nombre. Estas llegaron de los escenarios. Los temas y sus tratamientos alumbran, desde las tablas, las encrucijadas del presente.

En Laberinto de fascismo, la Compañía Antropofágica, de Brasil, expone, como en una conferencia, el itinerario de su propia investigación para revelar al público la renovada fuerza actual del nefasto movimiento.

Hoy no estrenamos, de L’om Imprebís, de España, rinde culto a la creación teatral misma y a su sentido. Entramos, más que miramos, al proceso en el que se cuece, a partir de la ficción, un taller popular de actuación con personas de muy disímiles procedencias, todas marcadas por alguna insatisfacción o trauma. El teatro operará en cada uno la transformación que necesitan, de la mano de unos actores que encarnan el arte del teatro.

La rusofobia es, cuando menos, una estupidez. Nos lo comprueba una puesta actual del Teatro de Arte de Moscú: El vientre. La extraordinaria tradición teatral rusa en absoluta concentración y brillantez. Para un drama humano muy conocido: el matrimonio como salida de supervivencia, arrastra su carga de desamor y hasta de violencia. La delicada puesta, como suspendida en el aire, subraya los puntos de interés mediante una inolvidable lección de lenguaje entre narración, canto, acción y extrañamiento.

En Viaje al cero de la tierra, el Círculo de Artes Escénicas, de Ecuador, abre cauce a un tipo de circo que no descansa, únicamente, en el virtuosismo físico o en la vacua espectacularidad. Cuenta la famosa expedición geodésica a tierras del Ecuador en el siglo xviii, promovida por Francia y España. Mucho enseña, e inquieta, a través de la mixtura de diversas manifestaciones, al tiempo que reivindica el protagonismo de los receptores en esa aventura científica.

Yo soy Fedra, de Teatro La Morena, de Uruguay, recorre la saga del mito, una y otra vez revisitado, para aliarnos a la pasión y a las razones de la mujer, de modo carnavalesco, además.

Conmovedor El héroe nunca muere, de la Fundación Fada, de Palestina. Con el genocidio de estos días, allá en la tierra sagrada, como telón de fondo, el nieto de un héroe rememora la vida de su abuelo y de su sacrificado pueblo. Dosifica con eficacia la tragedia para revelarnos la vida cotidiana, los comportamientos, el transcurrir del tiempo en medio de una situación única.

No puedo dejar de conectar hoy, 1ro. de mayo, a ese hábil y simpático héroe real, como tantos otros nombres anónimos, de mujeres, de hombres, de nuestros pueblos, con los 80 años de la bandera roja ondeando en el Reichstag, y los 50 de la expulsión del ejército estadounidense de Vietnam. Son todos símbolos de lo mejor de la Humanidad. Los que refrenda el festival progresista. Banderas antiguas y nuevas que el teatro hizo ondear desde Caracas.

En portada: El vientre. Teatro de Arte de Moscú.  Foto Página oficial del FITP 2025.

Tomado del periódico Granma