Después de varias semanas de trabajo en su sede, el Ballet Contemporáneo de Camagüey estrenó este 24 de octubre en el Teatro Avellaneda la obra Voces, del coreógrafo danés Jens Bjerregaard.
Afuera, la provincia entraba en fase informativa por la amenaza del probable huracán Melissa. Dentro, un público escaso, un escenario dispuesto y una compañía que, a pesar del clima, insistía en hacer visible la danza.
El texto de presentación habla de las imágenes abstractas de los sueños de la infancia, cuando el cuerpo parece levitar y la mente juega y crea sonidos.
Sin embargo, más que un argumento, Voces funciona como atmósfera: un espacio donde la lógica narrativa se disuelve y el movimiento busca traducir sensaciones. Lo que en palabras suena retórico, en escena adquiere cierta ligereza, un pulso interior que respira entre pausas y encuentros.
Desde By Friction hasta Cuerpos de Agua, el coreógrafo danés ha tejido con el Ballet Contemporáneo de Camagüey una línea estética reconocible: abstracción, organicidad, precisión en la forma, y un tono emocional contenido, casi glacial.
El programa incluyó además Estaciones Pasadas, un solo interpretado por el propio coreógrafo, hombre maduro que devuelve a escena la memoria de su cuerpo de danzante. En esa entrega personal, casi íntima, se percibe la verdad más honda de la noche.
Y Freedom, de Lisandra Gómez de la Torre y Jesús Arias Pagés, aportó el contrapunto: la compañía interpretándose a sí misma, celebrando sus 23 años y trayendo, por primera vez, al gran escenario una pieza que solo había podido hacer en su sede.
Entre la alerta meteorológica y el acto escénico, el estreno tuvo algo de metáfora: una ciudad expectante, un teatro casi vacío y un grupo que traduce en pasos las voces de una infancia.
Bailar en fase informativa: la danza como refugio antes de mucha agua y de fuerte viento.
Tomado del perfil de Facebook de Yanetsy León periodista de @adelantecuba
Foto © leandroa.perezperez





