Por Isachi Durruthy Peñalver
Este viernes 16 de diciembre tuvo lugar en el histórico escenario del Teatro Martí la gala homenaje a la maestra Aurora Bosch en su 80 cumpleaños. El Ballet Nacional de Cuba rindió merecido tributo a una de sus mas admirables exponentes, una figura que traspaso los limites formales del arte para formar parte del imaginario cultural de la danza cubana.
Discípula de Alicia, Fernando y Alberto Alonso, Aurora Bosch integra, junto a Loipa Araujo, Josefina Méndez y Mirtha Plá el célebre grupo reconocido como las Cuatro Joyas del ballet cubano, bautizadas así por el critico inglés Arnold Haskell en 1967.
Aurora trazó un camino luminoso en el arte danzario de nuestra isla, catapultando el estilo, la esencia y el rigor estético de la Escuela Cubana de Ballet. Al respecto, el poeta y etnólogo Miguel Barnet, uno de los invitados especiales de la noche, brindó su testimonio al público presente:
(…) fue un orgullo que se desarrollara esa escuela maravillosa y dentro de esa escuela está esa joya que es Aurora Bosch, con ese espíritu que no es solamente la gran técnica y el estilo sino esa fuerza majestuosa que tenía en todo lo que hacía. La Reina de las Willis es inolvidable pero su cisne negro te erizaba los pelos, porque volaba, tenía unos giros extraordinarios. La recuerdo también en La Casa de Bernarda Alba como una excelente actriz. Es muy justo que se le haga este homenaje a una mujer que le dio tanta gloria a Cuba.
Para festejar este onomástico, el programa incluyó selecciones de algunas obras del brillante repertorio de Aurora, entre las que destacaron las escenas del segundo acto de Giselle, así como gratos segmentos musicales protagonizados por el pianista Aaron Pérez quien ejecutó con precisión y buen gusto La Danza del dragon violeta de Aldo Lopez-Gavilán y el Capricho Español de Moritz Moszkowski. Asimismo el destacado tenor del Teatro Lírico Nacional de Cuba, Andrés Sánchez Joglar, brindó uno de los momentos mas emotivos de la noche al interpretar Siempre en mi corazón, del maestro Ernesto Lecuona.
Y es que la evocación de la trayectoria artística y pedagógica de la Premio Nacional de Danza en 2003 fue motivo de orgullo para los presentes. En tal sentido el diseñador Ricardo Reymena rememoró los largos años de amistad, los saberes compartidos y la felicidad de formar parte de una noche especial en la que el mejor elogio es saberla arropada por sus bailarines, por sus maestros y por el público que tanto la admira.
Recuerdo cuando se estaba preparando su primer Lago, en aquellos ensayos que me proporcionaron una experiencia tremenda y que fueron una verdadera clase magistral para mí. Me sorprendió y me impresionó el dominio que tenía no solo de la coreografía sino de cada nota de la música y de la intensidad con que había que enfrentar cada nota.
Dando continuidad a esos icónicos roles dentro de la trayectoria de Aurora, la noche adquirió un matiz mágico con el Grand Pas de Quatre interpretado por Viengsay Valdés en el rol de Madame Taglioni, Daniela Gómez como Mademoiselle Cerrito, Anette Delgado como Mademoiselle Grissi y Sadaise Arencibia como Mademoiselle Grahn.
Asimismo el pas de deux del tercer acto de El Lago de los Cisnes interpretados por los bailarines Grettel Morejón y Narciso Medina, fue otro de los momentos especiales para evocar su larga trayectoria pedagógica y sus esfuerzos en la formación de las jóvenes generaciones del Ballet Nacional de Cuba.
En diálogo con la homenajeada, el historiador del Ballet Nacional de Cuba, Miguel Cabrera, enunciaba la trascendencia de estos 80 años de vida en el marco de otros efemérides de gran significación para la danza cubana. Y es que en 2020, en una reunión extraordinaria de los ministros de relaciones exteriores de Iberoamérica, partiendo de que el 21 de diciembre es el cumpleaños de Alicia Alonso, este fue declarado como el Día de la Danza Iberoamericana.
No puedo dejar de hablarle a este público que tan calurosamente te mira. Eres la Aurora potente, siempre refulgente y fuerte como el diamante.
Y así finalizando el tributo fílmico realizado por Ahmed Piñeiro Fernández nos regaló un collage de imágenes familiares, secuencias imbricadas de momentos trascendentales en diversos escenarios, fotografías de sus gloriosos roles: Odile, Odette, Mirtha, Swanilda, Giselle, Bernarda…, personajes que tuvieron un éxito rotundo y que fueron inmortalizados con su peculiar modo de decir y hacer para evocar desde la danza, una nueva dimensión danzaria, un camino inscrito con letras imborrables en la memoria cultural de nuestro país.
El cierre inesperado del Septeto Habanero junto a Aurora rodeada de flores y música fue motivo de aplausos sostenidos y largas ovaciones.
Como colofón de esta velada, la joya del ballet cubano Aurora Bosh, pronunció unas palabras de afecto y gratitud:
Estoy muy agradecida de esta gala, la presencia de todos ustedes me llena de felicidad. Yo he disfrutado no solo para mí, he sentido un gusto enorme, el buen hacer que llena a un artista y en un bailarín eso se expresa con el cuerpo. Yo lo extraño pero estoy feliz porque siento que siempre di el máximo y así me lo manifestaron los aplausos. Tuve la colaboración de mis maestros Alicia, Fernando, Alberto porque siempre había algo que perfeccionar, algo más para aprender. Cada una de nosotras aporto algo. Pienso mucho en Loipa, en Josefina, en Mirtha porque nos divertíamos mucho… la danza, el piano, la música, los bailarines que han venido a honrarme hoy, eso es para toda la vida… es importante que salga del bailarín ese amor, ese corazon y que lo haga sentir a ese publico, es lo mas grande de la vida.
Fotos Buby Bode