Por Miguel Alejandro Corella Buitrago
Preservar el valor cultural de Holguín no solo es esencial para las futuras generaciones, sino también para mantener viva la esencia de la ciudad. Al hacerlo, se asegura que tanto los residentes como los visitantes puedan disfrutar y aprender de esta rica herencia cultural.
La crítica a los centros culturales de Artex se centran en la percepción de que, en su búsqueda de modernización y atracción de audiencias, han diluido los valores identitarios que caracterizan la rica cultura cubana. Este fenómeno se puede analizar desde varias perspectivas.
En la actualidad, los centros culturales de Artex priorizan la rentabilidad y la popularidad, a menudo optando por ofrecer un repertorio que apela a tendencias globales, dejando de lado las manifestaciones artísticas que reflejan la identidad nacional, aun cuando su eslogan afirme: «el arte de lo cubano».
Llevando a una homogeneización de la oferta cultural, donde «cualquier artista canta lo que sea», diluyendo la autenticidad y el valor de las tradiciones locales.
La Casa de la Trova El Guayabero en Holguín, por ejemplo, ha sido un emblemático espacio cultural, dedicado a la trova y a la música tradicional. Sin embargo, la incorporación de ritmos extranjeros ha generado un debate sobre la genética y la evolución de este y otros géneros de la Isla.
Este fenómeno está llevando a que la música tradicional pierda su relevancia y conexión con las nuevas generaciones, al atraer a un público diverso, podría estar respondiendo a las demandas de una audiencia que busca algo más contemporáneo. Sin embargo, esto plantea la cuestión de si se está sacrificando la autenticidad en favor de la popularidad.
Los cultivadores de la música tradicional que actúan en diferentes espacios están sintiendo la presión de adaptarse a las tendencias actuales, lo que los está llevando a una pérdida de su estilo original. Esto resulta en una generación de músicos que, aunque talentosos, se sienten atados por estándares impuestos.
Fomentar colaboraciones que integren ritmos contemporáneos con letras y melodías tradicionales podría ser una forma efectiva de mantener viva la raíz mientras se atrae a nuevos públicos. El futuro de la cultura en Cuba depende de su capacidad para adaptarse sin perder su identidad. Cada centro de Artex debe tener el potencial de ser un puente entre lo antiguo y lo nuevo. Es crucial que este proceso no lleve al envejecimiento o a la pérdida de la esencia de la cultura cubana.
Actualmente los centros culturales de Artex reflejan una preocupación legítima sobre la dirección que están tomando. Estos espacios deben convertirse nuevamente en promotores de una cultura que celebre tanto la tradición como la innovación, asegurando así un futuro donde la identidad cubana siga siendo vibrante y relevante.
Por otro lado, la preservación de los establecimientos patrimoniales y arquitectónicos en Holguín es otra de las temáticas esenciales que se encuentran en riesgo, no solo para proteger su legado histórico, sino también para fomentar un desarrollo urbano sostenible, mejorar la calidad de vida de sus habitantes y promover un sentido de pertenencia y orgullo territorial. La inversión en la conservación del patrimonio es, por tanto, una inversión en el futuro de la ciudad.
La Plaza de la Marqueta en Holguín es uno de los lugares emblemáticos de la ciudad que ha sido testigo de innumerables eventos a lo largo de su historia. Inaugurada el 19 de mayo de 1848 con el nombre de Plaza O’Donnell. Antiguamente, era un mercado donde los comerciantes se congregaban para vender sus productos frescos y artesanías.
Sin embargo, en los últimos años, la plaza ha sufrido una transformación radical que ha dejado atrás su esencia histórica. Ahora se pueden encontrar bares y locales de moda que han tomado el lugar de los antiguos comercios. Esta transformación ha generado polémica entre los amantes celosos del cuidado de la ciudad, muchos de los cuales ven con tristeza cómo la arquitectura original de la plaza está siendo arrebatada por las nuevas tendencias. «La Marqueta», que solía ser un lugar de encuentro para la comunidad, ahora se ha convertido en un punto de reunión para turistas y jóvenes que buscan un lugar para divertirse, pero más allá de esa alegría la han hecho perder su carácter monumental.
El equilibrio entre una vibrante vida nocturna y la tranquilidad de los residentes es determinante para el desarrollo sostenible de Holguín.
Abordar el problema del ruido de manera proactiva ayudará a crear un entorno donde todos puedan disfrutar sin comprometer su bienestar. Este es uno de los factores que se debe regular con claridad acorde a los niveles permitidos y horarios de operación. La falta de cumplimiento hace de este espacio un entorno caótico y desordenado. La competencia más allá de sus ofertas gastronómicas se ha girado a quién pone la música más alta y de mal gusto, afectando la reputación de la zona.
La situación resalta un conflicto común donde la estética y la funcionalidad se encuentran. Durante el día, las mangueras lumínicas pueden dar la impresión de ser simples «tendederas de ropas», lo que resta todo el valor al sitio. La cuestión sin embargo, no está en el poner estos implementos, sino de la manera «decorativa» en que se encuentran. Aunque al caer la noche, se transforma en un espacio, con una atmósfera de colores llamativos.
Los corredores de la Plaza de la Marqueta por dónde antes se podía transitar se encuentran ocupados por adornos o estructuras de estos negocios que circundan el área, reduciendo así el espacio disponible para la circulación de los pobladores, lo que hace que se sienta congestionada y menos acogedora.
La plaza está repleta de esculturas costumbristas en recuerdo de figuras importantes que se han perdido tras los llamados negocios particulares que están ocupando, obstruyendo y anulando por completo la filiación de uno de los entornos más transitados y visitados por quiénes llegan a la ciudad.
La pérdida de acceso y la obstrucción visual de La Plaza de la Marqueta en la Ciudad de los Parques desvaloriza la experiencia de disfrute del patrimonio arquitectónico.
Encontrar un equilibrio entre la modernización y la preservación será siempre la mejor opción. A pesar de todos estos males, la Plaza de la Marqueta es un sitio histórico que conserva parte de su encanto original, para que las generaciones futuras puedan seguir disfrutando de este lugar tan representativo.
Holguín ¿Autenticidad Vs Popularidad? La presión por hacer enaltecer lo «atractivo» resulta la dilución de prácticas culturales, priorizando elementos que son más fáciles de consumir por turistas en lugar de aquellos que son verdaderamente representativos de la comunidad.
El desafío entre autenticidad y popularidad en los espacios culturales de Holguín requiere un enfoque cuidadoso que valore tanto la identidad cultural como las oportunidades económicas. Al encontrar una estabilidad, se puede preservar la riqueza cultural mientras se fomenta un entorno vibrante y acogedor para todos.