Por Yoamaris Neptuno Domínguez
Cada año, el arte escénico se abre paso entre montañas, ríos y caminos rurales para llegar a los rincones más apartados del oriente cubano. La Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa, que en 2026 celebra su edición número 36, es mucho más que un evento cultural: es una travesía de compromiso, memoria y comunidad. Conversamos con Emilio Vizcaíno Ávila, su Director General, sobre el significado de esta cruzada y los desafíos que implica mantener viva esta tradición.
¿Qué representa para usted dirigir un evento con la trayectoria y el impacto social de la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa?
La Cruzada es una experiencia única en el país. Dirigirla es asumir un compromiso con el arte, con la historia y con las comunidades que esperan cada año la llegada del teatro como un acto de resistencia cultural. Es también una responsabilidad enorme, porque no se trata solo de organizar funciones, sino de sostener una red de afectos, aprendizajes y memorias que se renuevan en cada edición.
Esta edición tiene varias dedicatorias importantes ¿Cómo se reflejan estos homenajes en la programación artística y teórica?
Este año rendimos homenaje al legado martiano, a la vigencia del pensamiento de Fidel, a los 65 años de la UNEAC y los 40 de la AHS, además de reconocer la huella indocubana en nuestra cultura. Todo esto se traduce en una programación que busca dialogar con esos legados desde el teatro comunitario, desde la creación joven, desde la memoria histórica. El programa teórico incluye el XXI Coloquio Teatro y Comunidad, el VII Encuentro de Mujeres Creadoras, conferencias, talleres y espacios de reflexión que abordan estos temas.
¿Qué aporta el recorrido por municipios y sitios históricos y naturales al espíritu de la Cruzada?
El itinerario atraviesa seis municipios: Manuel Tames, Yateras, San Antonio del Sur, Imías, Maisí y Baracoa. No es casual: seguimos rutas históricas como las de Martí y Gómez, Maceo y Flor Crombet. Además, el entorno natural del macizo Nipe-Sagua-Baracoa, el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, el Valle del Caujerí y la Punta de Maisí enriquecen la experiencia. El teatro se funde con la geografía, con la historia, con la vida cotidiana de las comunidades.
¿Cuáles son los principales retos logísticos y humanos de llevar teatro a zonas de difícil acceso, y cómo se prepara el equipo para enfrentarlos?
La Cruzada implica vida en campaña: caminatas, hospedajes improvisados, adaptación constante. No hay cachés ni honorarios, pero sí una entrega total. La producción garantiza alimentación y hospedaje durante el evento, y los participantes deben asumir sus pasajes. Es un reto físico y emocional, pero también una oportunidad de crecimiento colectivo. La convivencia fortalece los lazos entre artistas y comunidades.
Además de las funciones teatrales, el evento incluye coloquios, talleres y encuentros. ¿Qué papel juega este componente formativo en el desarrollo cultural de la región?
Es fundamental. El intercambio de saberes con los públicos, la pasantía de estudiantes de academias teatrales, el encuentro audiovisual Cruzando el Lente todo esto convierte la Cruzada en una plataforma de formación y diálogo. No solo se presenta teatro: se construye pensamiento, se comparten herramientas, se siembra futuro.
¿Qué tipo de propuestas artísticas se están buscando para esta edición, y qué recomendaciones daría a los grupos interesados en participar?
Las agrupaciones deben tener hasta cuatro actores y presentar espectáculos de entre 30 minutos y 1 hora y media. Se priorizan propuestas para niños, adolescentes, jóvenes y teatro comunitario familiar. Los elementos escenográficos deben ser funcionales, adaptables al entorno. También se valoran talleres y conferencias. Lo más importante es que las propuestas estén pensadas para dialogar con la diversidad de públicos y respeten las condiciones de convivencia y el medio natural.
¿Qué expectativas tiene para esta edición y qué mensaje le gustaría transmitir a quienes aún no conocen la Cruzada?
Es una edición especial por las dedicatorias, por el contexto cultural que vivimos y por el compromiso renovado de los artistas. La Cruzada es una invitación a vivir el teatro desde la raíz, desde la comunidad, desde el viaje. A quienes no la conocen, les digo: vengan, caminen con nosotros, compartan el arte en su forma más esencial.
¿Cómo pueden los interesados, especialmente los internacionales, coordinar su participación y obtener más información?
Los participantes internacionales deben coordinar pasajes, hospedaje y alimentación con la Agencia de Turismo Cultural Paradiso en Guantánamo (email: paradiso@scgt.srtex.cu). Para más información, pueden contactar al Consejo Provincial de las Artes Escénicas (teléfono: 21327509, email: cpae@gtmo.cult.cu), a la presidenta Virgen Yrene Speck Rodríguez (móvil: 52117166, email: artesescenicasguantanamo@gmail.com), o conmigo directamente al móvil 58143503 o al correo emilitovizcainoavila@gmail.com.
La Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa es mucho más que una programación artística: es una declaración de principios. En tiempos donde el acceso a la cultura sigue siendo desigual, este tipo de iniciativas demuestran que el arte puede y debe llegar a todos los rincones, sin importar la geografía ni las condiciones materiales. El teatro, en su forma más esencial, se convierte aquí en puente, en refugio, en herramienta de transformación. Y en cada función, en cada taller, en cada paso por la montaña, se reafirma que la cultura no es un lujo: es una necesidad vital.
Foto de portada tomada del perfil de Facebook del Consejo Provincial de las Artes Escénicas en Guantánamo