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¿APAGASTE TU CELULAR?

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Por Mery Delgado

La irrefrenable expansión de la telefonía celular ha cambiado muchos sectores de la vida y ha modificado para siempre el modo con que hasta ahora el espectador se acostumbró a presenciar un concierto, una obra de teatro o una película en afinidad con otras personas.

Este sencillo procedimiento equivale a una acción que se vive y comparte en un espacio de puro disfrute. El artista puede expresarse en plenitud y el espectador extrae el mejor aprendizaje de esa experiencia, con el silencio como aliado.

No faltan ejemplos en el mundo entero sobre incidentes de actores con el sonido del artefacto. Países como Francia, Israel, Japón, China y más cerca, en Argentina han tomado medidas para evitar el molesto ruido en los espectáculos.

Las naciones más desarrolladas utilizan un bloqueador de la señal de los celulares en esos lugares públicos, aunque fuera de la sala lo puedan utilizar en caso de emergencia, o un rayo láser para apuntar a los que molestan con el encendido del móvil, efecto que en los países asiáticos ha sido muy eficaz.

Sabemos desde siempre, lo desagradable que puede resultar en medio de un pianísimo o de una escena clave, la aparición de un comentario dicho de viva voz o en murmullo, el áspero sonido del envoltorio de un caramelo que está a punto de abrirse , ingerir alimentos, o el sonido de las butacas al moverse o levantarse por alguna razón.

He conversado en muchas ocasiones con los artistas en los ensayos, y se quejan hasta del flash de las cámaras o las luces indebidas en las salas oscuras. Todos estos comportamientos (que en muchos casos son muestras directas de mala educación) llegaron para quedarse, para desgracia del espectáculo y su disfrute.

Creo que en el caso del celular es mucho más grave el problema, pues aunque siempre hay una voz en off que alerta sobre mantener apagados los aparatos, o el director o jefe de sala alerta a los espectadores, a veces hasta en cinco idiomas como Carlos Díaz en la sede de Teatro El Publico; no solo lo mantienen encendido, sino además como se ha hecho costumbre últimamente, lo contestan en plena función o responden un mensaje, para disgusto del auditórium.

La telefonía móvil en Cuba ha aumentado, teléfonos inteligentes que incluyen múltiples opciones para dejarlos encendidos, sin molestar; sin embargo las indisciplinas en los cines, teatros y salas de conciertos van en aumento.

El tono más persistente o molesto puede escucharse en el momento menos esperado y condicionar el desarrollo entero de una función

Aunque aclaro, no todo ha sido negativo con el celular. Cuando ha existido falta de fluido eléctrico en medio de una representación, han sido cómplices para que el espectáculo siga adelante, o en los mejores ejemplos, sirven para tomar registros en vivo del hecho artístico y su posterior divulgación en las redes sociales para su trascendencia. Esas son algunas de sus ventajas.

Las salas son un lugar sagrado. Contribuir desde nuestro silencio, no solo dará mayor disfrute, sino también la muestra de respeto que merecen los artistas.