Alberto Méndez cumple hoy 82 años, es un hombre que ha entregado su vida por completo al arte danzario. Natal de Pinar del Río se interesó desde muy niño por las artes y el deporte, quizás por “fatalismo geográfico”, como se dice en buen cubano, su carrera artística comenzó a los 21 años. Cuando sale la convocatoria para integrar el Conjunto de Danza Moderna en 1959 a cargo de Ramiro Guerra, Méndez decide abandonar la arquitectura y dedicarse por entero a la danza. Como parte de este colectivo sube a la escena en los roles protagónicos de obras como Mulato y Mambí, ambas de Ramiro, asimismo recibió una sólida formación que lo fueron formando en el entrenamiento danzario.
Al año siguiente pasa a las filas del Ballet Nacional de Cuba donde comenzó a interpretar pequeños roles hasta llegar a los clásicos y ser partenaire de bailarinas como Alicia Alonso, Josefina Méndez, Loipa Araújo, Martha García e incluso de figuras internacionales como Ekaterina Maxímova y Carla Fracci. Desde las filas de la compañía cubana de ballet comenzó su labor creativa, y aunque fue un bailarín de buen porte, será recordado siempre como uno de los coreógrafos más importantes que ha tenido Cuba en la segunda mitad del siglo XX junto a Gustavo Herrera e Iván Tenorio, antecedidos por Alberto Alonso.
Su primera coreografía Plásmasis (1970), que obtuvo el Primer Premio en el V Concurso Internacional de Ballet de Varna ese mismo año, sería el comienzo a una prolífera carrera creativa y no pocos lauros, entre ellos el Primer Premio de Coreografía Moderna en el VII Concurso Internacional de Ballet de Varna en el año 1973 con El río y el bosque, el Primer Premio de Coreografía Moderna en el Concurso Internacional de Ballet de Tokio de 1978 con la obra Muñecos, quizás la más conocida del coreógrafo, aunque cuenta con un arsenal de creaciones que recorren diversos estilos desde la más depurada técnica académica hasta las creaciones modernas que se entremezclan con elementos del folclor afrocubano.
Entre las obras bastante conocidas del creador están: Tarde en la Siesta (1973), La Bella Cubana (1973), Nuestra América (1973) coreografiada junto a Iván Tenorio y C. Carranco, Paso a Dos (1975), Paso a Tres (1976), Vals (1976), Canción para la Extraña Flor (1977), Ad Libitum (1978) para Antonio Gades y Alicia Alonso, La Diva, obra basada en la vida de María Callas(1983) , Poema del Amor y del Mar creado para Alicia Alonso y Rudolf Núreyev(1990) por solo citar algunas. Además de su labor coreográfica ha asumido la dirección artística de varias las galas de los Festivales Internacionales de Ballet de la Habana y de los Premios Nacionales de Danza entre otras.
A sus 82 años Alberto está activo en la compañía que lo acogió en 1960. Se encuentra vital y trabajando con las jóvenes generaciones, transmitiendo sus conocimientos y forjando con la entereza y el compromiso con que ha asumido el arte danzario. Una fructífera vida ha tenido Alberto Méndez, dice el refranero cubano “nunca es tarde si la dicha es buena”, y vaya que ha sido buena la dicha de contar con este hombre en la danza cubana.
Redacción Cubaescena
Foto de Portada: tomado de Granma digital