Por Mery Delgado
Con tres obras en cartelera a la vez, El deseo Macbeth, Anestesia y Harry Potter: se acabó la magia, Agnieska Hernández es, posiblemente, la dramaturga cubana más llevada a escena en este 2015.
Feliz y sorprendida por tal acontecimiento, ella accedió a un diálogo con Cubaescena, el cual iniciamos por la génesis que comparten dichas piezas:
“Los tres textos parten de una investigación de nuestra realidad en la que he tratado de extraer aquello que pueda ser llevado al teatro. Pasando siempre por los caminos de la ficción, pero rozándola lo menos posible. Es lo que yo llamo falso documental y que está presente en lo que escribo para el teatro actualmente”.
El deseo Macbeth, llevado a escena por Teatro D´Dos ha sido la primera en estrenarse en la salita estudio del Complejo Cultural Raquel Revuelta. La pieza parte de una versión del texto de Shakespeare simplificado a dos personajes: Lady Macbeth y Macbeth.
“No me interesaba trabajar con el original sino, a partir de la investigación, construir mi dramaturgia basándola en una pareja cubana capaz de sostener los pilares de Lady y Macbeth”, explica Agnieska, para luego asegurar que es básicamente una fiesta documental.
“Se hace con un público muy pequeño, en una sala íntima que nos permite tener al público no solo como una presencia, sino que pueda participar, dialogar con estos códigos documentales que tratamos de mover en El deseo Macbeth”.
Un una dirección opuesta se presenta Anestesia, donde Agnieska versiona el texto homónimo que, escrito por ella hace unos ocho años, fuera premiado por la Embajada de España en Cuba y, más tarde, publicado por Tablas Alarcos.
“Me interesaba trabajarlo de otra manera. El sentido documental está en los preceptos sociales que se manejan. En cierta abstracción de la sociedad que yo considero muy real de una Habana ahora mismo muy dinámica, muy viva”.
Y agrega: “En esencia trata acerca de una epidemia de insensibilidad que comienza siendo térmica dolorosa, pero que va pasando a niveles de vergüenza, de moral. A códigos sociales”.
En una sinopsis yo diría que es algo así como La última lágrima que cayó en La Habana”.
De esta historia revela que todos los personajes resultan protagónicos, pero la fábula se concentra en una muchacha que, por algo muy pequeño, muy elemental, agrede a otra muchacha.
Anestesia fue asumida por Reynier Rodriguez, joven director ya conocido por su montaje de Goldfish con Teatro de la Luna, y su participación como encargado por la parte cubana del musical Rent, coproducido con Broadway.
Harry Potter: se acabó la magia es el más reciente título de Agnieska Hernández, el cual llegó como working progress al recién finalizado 16 Festival de Teatro de La Habana, para ser estrenado luego por Carlos Díaz y Teatro El Público.
En este contubernio con el Premio Nacional de Teatro, la joven dramaturga vio su gran sueño cumplido.
“Nunca pensé que podría trabajar con un director tan experimentado y tan sabio como Carlos Díaz. Queríamos hacer una versión del conocido Harry Potter para la graduación de unos alumnos de la Escuela Nacional de Arte, pero no tan hollywodense, sino una versión trabajada a partir del corte documental de seis jóvenes cubanos a punto de concluir en la academia”.
Para ello trabajó con las biografías participantes y muy vivas de esos muchachos y, a partir de ahí, escribió “un Harry Potter muy cubano, muy dinámico de estos seis estudiantes”, según sus propias palabras
La obtención por parte de El deseo Macbeth de una primera mención en el Premio Virgilio Piñera de 2014, motivó a la casa editorial Tablas Alarcos a compilar algunos de estos textos de falso documental, entre los que se incluyeron también Anestesia y Harry Potter: se acabó la magia.
Tras haber incursionado en la narración y la poesía, Agnieska Hernández eligió la escena:
“Ahora lo que más feliz me tiene es que son textos que, salidos de mi, están siendo llevados a escena por directores de otras generaciones, con estéticas muy diferentes.
Que los textos se muevan en esa lógica de otro pensamiento me parece muy bien”.
La realización de esta entrevista en una de las escaleras del Complejo Bertolt Brecht, donde ensayaban Anestesia, me indujo a preguntarle acerca de su participación en esa parte del proceso de sus obras.
“Trato de ir a los ensayos muy calladita a dejarlos hacer y, cuando puedo, aporto algo. Pero casi siempre prefiero que pasen a las manos de ellos y se conviertan en ese otro para texto que surge cuando el teatro toca la escena”.
Agnieska Hernández disfruta de la soledad del autor con su computadora. Sin embargo, más que crear textos, anhela “construir dramaturgias con las que un director pueda dialogar”.