El fallecimiento del destacado dramaturgo cubano Raúl Alfonso en Madrid, conmovió a la comunidad de las artes escénicas. Nacido en Santa Clara en 1966, Raúl se convirtió en un dramaturgo original, con obras que se insertan en la dramaturgia cubana por derecho propio.
Raúl Alfonso fue un hombre de gran cultura, un crítico agudo y un estudioso de la cultura cubana y universal. Su obra Mamá fue retomada por Teatro de la Luna en agosto pasado y llevada a escena casi 30 años después de su estreno, en la sala El Sótano, dirigida por Bárbara Domínguez. El hecho fue un homenaje al dramaturgo que enfrentaba una enfermedad terminal y que llegó de Madrid a La Habana para presenciar algunos ensayos.
En aquel momento, el crítico cubano Norge Espinosa escribió en su perfil de Facebook:
Entre los dramaturgos cubanos, Raúl Alfonso es justamente uno de los más cercanos al delirio, a la mezcla feroz de alucinación y ensueño como un espejo que nos dice que todo afán de realidad pura es falso. Sus personajes viven en esa línea de sombra y pesadilla, no exenta de arranques de un humor cargado de sarcasmo y de ideas inteligentes. Todo ello estaba ya en El grito, su obra de 1989, y se confirmó en las que vendrían luego, desde Islas solitarias a Bela de Noche y esa otra, reto a la imaginación de cualquier director, que es El dudoso cuento de la princesa Sonia. No hay un libro aun que las recoja todas, como debería haber ocurrido, y es una pena verdadera. Raúl Alfonso ha escrito muchas más, ya en España, y por suerte, el delirio sigue acompañándolo en su manera de re/presentarnos.
En los años 90, Raúl tuvo una intensa actividad teatral en la sala Antonin Artaud del Gran Teatro de La Habana. El crítico Andrés D’Abreu recordaba que “en medio de aquellos tiempos duros de lo que fue llamado Período Especial, aquel espacio raro con nombre de poeta francés enclavado dentro del majestuoso edificio con aires aristocráticos se llenaba de una alternativa surrealista”.
Durante una buena parte de su vida, se dedicó al video arte, una zona donde se movió con amplitud. Con su fallecimiento, Raúl Alfonso deja una huella importante en la dramaturgia cubana, con una obra singular que marcó una etapa difícil, reflejada con inteligencia y amplia cultura intelectual.
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