Por Mercedes Borges Bartutis
Todavía conservo la entrada de la primera función a la que asistí de Acosta Danza. No todos los días se puede presenciar la fundación de una compañía. Cuando lo haces, significa que como público estás acudiendo a un momento histórico en una ocasión única, que eres parte de algo. Y fue bueno serlo, estar en la platea de la sala García Lorca el 9 de abril de 2016, en la segunda función de aquel programa que, bajo el título de “Selección Contemporánea”, ponía sobre el escenario a un grupo de bailarines de primerísima calidad, que conocíamos de otras compañías pero que tomaban un matiz diferente presentados bajo el sello de Acosta Danza.
Cuando Carlos Acosta y su pequeño equipo inicial comenzaron las audiciones en 2015, para organizar la compañía, en uno de los salones de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, las opiniones iban y venían con la misma velocidad, porque aquel salón se llenó de bailarines jóvenes pero que gozaban ya de madurez en sus carreras. La cosa pintaba bien, la calidad estaba garantizada.
El cruce sobre el Niágara después de 29 años de su estreno. Bailarines: Mario Sergio Elías y Raúl Reinoso.Acosta Danza debutó en el escenario en abril de 2016 y el público desbordó la sala García Lorca. Todas las funciones estuvieron repletas. Fue un privilegio ver cómo rescataron El cruce sobre el Niágara después de 29 años de su estreno. Su coreógrafa, Marianela Boán, estuvo en La Habana para remontar la obra, que llegó en los cuerpos de Mario Sergio Elías y Raúl Reinoso. Fue un instante mágico y una ganancia para la danza cubana tener de vuelta una pieza como esa. Después vino la Temporada de Otoño y ya no hubo vuelta atrás.
Acosta Danza, cinco años después, continúa teniendo éxito en Cuba y en el mundo. En este convulso 2020 había comenzado una gira que iba en grande, pero la Covid-19 paralizó todo y los bailarines tuvieron que volver a La Habana ante el cierre de los teatros en la mayoría de los países de Europa ya desde principios de marzo.
Carlos Acosta ha invitado a su compañía a coreógrafos de tendencias diversas, algunos jóvenes, otros de mayor experiencia; la lista sería larga y esta nota solo pretende felicitar a ese tremendo bailarín que ha insistido y lo ha hecho bien. Hoy con mayores responsabilidades, pero continúa apostando por la cultura de su país. La balanza se inclina hacia el lado positivo, allí sigue teniendo mayor peso la labor de un artista que, a su larga lista de premios, hace solo unos días suma el de la revista Dance Magazine 2020, galardón que anteriormente solo dos cubanos lo habían obtenido: Alicia Alonso (1958) y José Manuel Carreño (2004).
Siempre voy a recordar la gira del Royal Ballet de Londres a La Habana en 2009. Carlos Acosta fue el principal promotor. Lo recuerdo junto a las primeras figuras de la compañía británica hablando con el público en las escaleras del Capitolio. Ha pasado el tiempo y ese recuerdo permanece. Fue un gesto de entrega a este país, como lo ha sido fundar una compañía, una escuela, y permanecer; entre La Habana y Londres pero estar, refundar, persistir una y otra vez, sorprendernos siempre con algo nuevo. Volver, una y otra vez, volver… ¡Felicidades a Carlos y a su Acosta Danza!, que vengan muchos años más y que continúe haciendo visible la Cultura Cubana en el mundo.
En portada: El cruce sobre el Niágara, de Marianela Boán. Foto Buby Bode.