Por Roberto Pastor Raola
La compañía ContArte, que dirige la maestra Elvia Pérez Nápoles, está cumpliendo como agrupación veinticinco años de incansable y creativa labor. Desde sus inicios en los lejanos años de 1998, marco la diferencia con las usuales presentaciones de espectáculos de cuentos en nuestro país.
Sus puestas apostaron por la inclusión de elementos que dieran belleza al discurso y abrieran una nueva poética para este arte. Son muchos los ejemplos desde su primer Entre dos aguas con una agrupación vocal para los cantos afrocubanos, pasando por Entre el mar, el río y el viento acompañado de tambores batá, Las Reinas trajo consigo canciones creadas para la puesta y recibió el premio a la mejor música realizada para una obra en el Festival de Teatro de Pequeño Formato del 2002. Su emblemático Cuando la noche cae, con la interrelación de un conjunto de bailes y danzas de descendientes haitianos, fue repuesto en la sala Llauradó con la presencia de la Compañía de Danzas Tradicionales JJ.
Sherezada, Cuentos árabes o Mujeres estuvieron dedicados a la cultura oriental, las propias artistas se prepararon en complicados bailes para que el público disfrutara no solo al escuchar los relatos. Cuentos japoneses y Viejas historias, también son parte de este haber, el primero como espectáculo grupal y el segundo un unipersonal biográfico sobre la presencia de la comunidad japonesa en Cuba. En Guateque, Fiesta guajira y Del canto y el cuento se muestran las tradiciones campesinas cubanas y Por el Mar del Caribe recrea la obra de Nicolás Guillén para niños.
Recientemente el colectivo ha presentado varias puestas dentro de la jornada, Habanecer, un elogio a la ciudad de la Habana con historias, escenas costumbristas, bailes populares y canciones tradicionales, espectáculo lleno de vida y color que tuvo la colaboración de los colectivos Teatro Caribeño, Palabras al Viento y Raíces Profundas. Al decir de la reconocida actriz guantanamera Virginia López: «es un excelente espectáculo, novedoso, interesante propuesta de aprovechar el talento artístico de los artistas invitados. Estas estampas cubanas interpretadas por creativos actores de Teatro Caribeño, Palabras al Viento y ContArte, provocan un divertimento que nos hace pasar un rato muy agradable. El grupo Contarte da un salto creativo contando ricas historias de una Habana que nos queda con sus bailes, pregones, improvisaciones en plazas. Raíces Profundas recorre diferentes géneros de la música cubana que nos hace disfrutar la grandeza de nuestras fiestas populares. Gracias Elvia, por tu esfuerzo de ofrecer a la `población algo diferente y de gran atractivo para los amantes del buen arte.»
En el caso de La Maldición, espectáculo colectivo de teatro del relato en reposición, con adecuación para dos actrices (anteriormente tres) y el Ensemble Vocal Luna, es una tragedia contemporánea que , marco un importante punto de giro no solo para ContArte sino para todo el movimiento de artistas de la palabra. Con guión y textos originales de la maestra Elvia Pérez, cuenta la historia de una familia de migrantes canarios llegados a Cuba y asentados en Arroyo de Mantua que están marcados por un destino fatal con respecto al mar y sus criaturas.
A través de cinco historias de la familia entrelazadas por la voz del destino desempeñada por el coro Luna que dirige la maestra Maribel Nodarse, se van contando las historias legadas por Antonia, la cuentera de la familia, a sus herederas, las tejedoras de la historias para que no desaparezcan sus enseñanzas. Cada una de estas historias a la vez nos hace un guiño cómplice para recordar a cuentos clásicos de la literatura universal sin perder el hilo de la tragedia que rodea a los Escandell.
Hay una dramaturgia bien pensada que nos lleva de un suceso a otro hasta que tenemos la historia total. La actuación eficaz y coherente de las actrices Elvia Pérez y Aimara Rojas nos hacen llegar la emoción que inspiran los acontecimientos relatados. La música original en colaboración de Ángel Armendi y Elvia Pérez es un recurso necesario para lograr la atmosfera de la tragedia así como la depurada interpretación del Ensemble Vocal Luna. Con un mínimo de recursos escenográficos como un telón de tul blanco, dos banquetas y unas canastas con redes de tul se logra la sensación de estar frente al mar en el pequeño pueblo pesquero de Arroyo de Mantua.
La obra, además de abordar un tema de siempre sobre las migraciones, es un homenaje a esos cuenteros populares de los que se nutre todavía este arte de la palabra. Es por ello que podemos afirmar, al igual que nuestros colegas de Teatro de la Palabra y Palabras Andantes, que hay un antes y un después de la puesta en escena de La Maldición para los que hacen este arte.
Foto cortesía del autor